Gretel y Hansel: Ser bruja está bien

Todos conocemos el clásico cuento de los Hermanos Grimm, donde un par de hermanos se encuentran una casa hecha de galleta en medio del bosque después de que fueron abandonados a su suerte por su madrastra y su padre; ahí, la dueña de dicha casa los acoge y con engaños los insta a quedarse, una vez dentro la anciana dueña de la casa obliga al Hansel a comer y comer para así ella poder comérselo, y a su vez pone a Gretel a realizar labores domésticos, pero la niña siendo más astuta que la vieja anciana, termina deshaciéndose de ella y salvando a su hermano.

Después de lo desastrosa que fue la versión de 2013 de (Hansel and Gretel: Witch Hunters), Oz Perkins (I am the Pretty Thing Lives in the House), escribe junto con Rob Hayes una nueva versión del clásico cuento, tomando las principales características de él y agregándole más “lore”.

Perkins se hace del cine fotógrafo mexicano Galo Olivares (El Vigilante, Roma) para retratar esta nueva versión, y es en la foto donde la película tiene uno de sus mayores aciertos, ya que es gracias a esta donde la narración te introduce al miedo y suspenso que el guion no tiene; la creación de atmósferas esta muy bien cuidado, Galo no solo sabe donde poner la luz y la cámara en el punto correcto, sino que ademas hace ver un simple bosque algo realmente siniestro. Si bien en ocasiones la foto es muy obscura, sobre todo en interiores como en la cabaña de la bruja, el uso de velas y otros artificios hacen que no se pierda el sentido siniestro y de cuento que se te esta contando.

Perkins siguiendo su estilo visual, y también sumándose al tren de películas de terror, donde el “jump-scare” no es lo importante, toma el cuento y le da la vuelta al hacer a Gretel (Sophia Lillis) la protagonista de su historia, una chica de 16 años que cuida de su pequeño hermano Hansel (Samuel Leakey), y que se ven obligados a huir de casa después de que su madre los corriera ya que no los puede mantener. Así, los dos solos en el bosque y ayudados por un cazador que les indica el camino hacia otro pueblo con la esperanza de poder encontrar a una comunidad de leñadores y unirse a ellos, se ven perdidos y desorientados en medio de un bosque que ya no reconocen, desesperados y hambrientos se topan con la ya mencionada cabaña y con la siniestra casera Holda (Alice Krige), quien los insta a quedarse y trabajar para ella, en cambio de comida y techo.

Si bien hasta aquí la historia tiene solo un par de cambios, una vez que los niños entran a la cabaña de la bruja es donde nos encontramos con el giro (o giros) que Perkins y compañía hacen sobre el relato original, dotando a la historia como una especie de tutorial sobre como ser una bruja.

Y no está mal del todo, ya que las interacciones entre Gretel y la bruja Holda están muy bien llevadas: Lillis como una Gretel adolescente que tiene impuesta la carga de cuidar a su hermano menor, y entender porque los poderes que empieza a tener son cada vez más intensos. Como buena metáfora a la adolescencia y los cambios que una mujer tiene en ese periodo de tiempo, pero que sin duda no caen del todo bien, contrario a lo que cuenta Robert Eggers en The VVitch, donde de alguna u otra manera el desenlace es igual.

Las dos historias al final llegan al mismo punto, el de una aceptación y una liberación femenina muy necesaria, utilizando la metáfora de la bruja del bosque como medio, solo que Perkins se deja llevar más por la fantasía para lograrlo, fantasía que en varios momentos no terminan de cuajar del todo.

Como punto extra, la interpretación de Krige como la bruja come niños Holda que se convierte en institutriz de Gretel. Los diálogos que Perkins escribe para ella son lo mejor del guion, dotando a su personaje con una historia de fondo espeluznante, y coherente con su presente.

Si bien no está a la altura de nuevos clásicos del cine de terror como The VVitch, o It Follows, “Gretel y Hansel” es una buena propuesta para la cartelera, como la película de “terror” del fin de semana.

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Acerca del autor

Ivan0     boxd.it/qEKB.

Cinefilo y seriefilo (si es que esa palabra existe) de corazón, realizador frustrado pero la opinión escrita es lo que se me da mejor. Amante de los musicales por muy malos que estos sean cof cof “Cats”, Soy millennial y no tengo problema alguno con eso; y llorar en el cine es la mejor terapia que uno pueda pagar.


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