Halloween 2018: El Slasher está muerto
Hay una sensación peculiar al ver la secuela de cualquier película que fue filmada décadas atrás; una especie de nostalgia que sobresalta ante un avance tecnológico que obliga a darse cuenta que son épocas distintas, una calidad visual que subliminalmente te incita a pensar que esta también se verá reflejada en la obra que estamos a punto de ver. Halloween regresa después de 4 décadas con una secuela que está ligada directamente a su cinta debut, esa de 1978 que significó un parteaguas para el subgénero slasher.
La película transcurre justo 40 años después que su antecesora (ignorando toda secuela anterior), en una noche de Halloween cuando el psicópata Michael Myers regresa para una confrontación final con Laurie Strode, aquella adolescente que logró salir con vida de su masacre previa en Haddonfield.
Es indudable el significado que Halloween de 1978 tiene dentro de la cultura pop, no solo representó el inicio de una ola de filmes del mismo estilo, sino que se convirtió en un referente para todas esas historias que buscaban replicar el éxito de su fórmula. Ahora, el reto con su secuela es el de hacer honor a ese inicio que se se avergonzó de su legado (múltiples secuelas del universo) al mismo tiempo que envuelve a nuevas y poco exigentes generaciones.
Pero también es algo inevitable lo que pasa con esta película y cualquier otra que pueda definirse como slasher, el género está demasiado gastado; hemos llegado a un punto como audiencia en el que nada de lo que nos muestran nos sorprende porque todo ya lo hemos visto, y esa falta de sorpresa se traduce en risas en momentos en los que debe haber miedo. Los recursos parecen siempre iguales, derivando en personajes excesivamente idiotas (inclusive tomando en cuenta la situación) que jamás logran crear empatía alguna, motivo ideal para perder el interés hasta en instantes imprescindibles de la trama.
Más violencia, más sangre y más muertes, son los únicos aditivos que esta historia busca utilizar para ocasionar horror, siendo insuficientes cuando los demás elementos no juegan en conjunto para lograr un producto que al menos logre emocionar. El terror es el gran ausente en un mundo demasiado inverosímil incluso para una protagonista que pareciera tener los motivos suficientes para hacer las cosas más creíbles.
¿Algo bueno? Su inconfundible tema principal, tan magnético como siempre, se convierte en un acierto obligatorio en cualquiera de las versiones en las que es incluido mientras nos prepara para cada situación de peligro.
¿Será que el slasher está muerto? ¿que no le queda nada nuevo qué ofrecer? Mientras no llegue una cinta que demuestre lo contrario, Halloween 2018 se une a esa lista de bodrios de terror actuales que cada semana invaden con su presencia la cartelera, dejando solo el recuerdo de que alguna vez existió mejor cine de su tipo.
1 Comment
A lo mejor es muy dificil de contestar, pero que tal esta en comparacion a el remake que hizo Rob Zombie? (solo la primera de Rob Zombie).
Saludos