Hombres al Agua – Grupo de Terapia sincronizada

Todos nos hemos sentido alguna vez como bichos raros, ya sea en nuestra familia, oficina o hasta con los amigos. El hecho de tener que convivir con algunas personas, por trabajo o por haber nacido en su seno, no quiere decir que sea el grupo en el que a fuerzas vamos encajar. Cada quien está moldeado a su muy particular manera y parte de la vida es hallar ese clan en el que podamos ser nosotros mismos de forma verdadera, sin tener que fingir para convivir. Podemos entrelazarnos gracias a cosas tan sencillas como nuestros gustos y aficiones. Pero también aquella parte negativa de nuestra vida, como la maldita depresión, pueden unirnos a quienes están pasando por circunstancias similares y formar lazos aún más fuertes y honestos. Honestamente puedo decir que mis amistades más largas han sido forjadas gracias al apoyo mutuo en momentos de crisis. Ese clan no sólo son personas para pasar el rato, se convierten en un grupo de apoyo en el que frecuentemente ayudamos y recibimos ayuda siempre que se necesite. No hay que forzarlo, la vida se encarga de poner a esas personas en nuestro camino de maneras que no imaginamos, como a través de un anuncio que busca miembros para un equipo de nado sincronizado masculino. Y es con esta premisa que desde Francia llega “Le Grand Bain” (“Hombres al Agua”), un muy muy disfrutable film que sirve para apapachar el alma y arrancarnos algunas risas en el camino.

Conoceremos a Bertrand, interpretado por Mathieu Amalric (“Quantum of Solace”, uno de los pocos villanos no deformes que ha enfrentado el agente 007), un hombre desempleado y deprimido que pasa sus días tumbado en el sillón jugando Candy Crush y cuya vida ya lleva varios años estancada. Un día se topa con un cartel que busca nuevos miembros para ser parte de un equipo de nado sincronizado masculino. De forma instantánea, algo se mueve en su cabeza y hace click con la idea de entrar al equipo amateur (muy amateur) con integrantes poco convencionales y nada atléticos. Entrenados por la medio barco Delphine (Virginie Efira) el equipo comienza a practicar a la par que, sin notarlo, van formando su propio grupo de apoyo terapéutico en el que cada quien tiene oportunidad de abrirse a los demás y contar sus problemas: Bertrand y su depresión, Laurent sus problemas familiares y Marcus que viene arrastrando fracasos financieros, por mencionar algunos. Tras inscribirse para participar en un torneo mundial de nado sincronizado, el peculiar equipo habrá de buscar la gloria y hallarle sentido a sus vidas.

Probablemente, el argumento y la galería de hombres emasculados que se unen para hacer un número bastante público, les esté recordando a la grandiosa “The Full Monty” (1997). Y si, parece haberse inspirado fuertemente en ella, pero llevando el viaje de los nada atléticos héroes a un lugar mucho más emotivo. No es una necesidad económica lo que los orilla a a juntarse y exponerse de tal manera. En “Le Grand Bain” los motivos son más psicológicos y humanos. Rompe ciertos prejuicios que se tienen al mostrar cierta fragilidad masculina y la necesidad de pedir ayuda. No hay nada penoso al respecto, todos lidiamos con muchas cosas y suelen sobrepasarnos en ocasiones. Bien podrían haber acabado como Michael Douglas en “Un Día de Furia”, pero Bertrand y sus amigos tomaron una mejor, y más artística, decisión.

Dirigida por el también actor Gilles Lellouche, esta pequeña película francesa obtuvo 10 nominaciones en los César Awards de Francia (algo así como sus Oscars), llevándose únicamente Philippe Katerine el galardón a Actor de Reparto. El cast de la película está muy bien seleccionado, cada personaje brilla en su momento y hacen un gran conjunto. La cinematografía de repente entrega tomas hermosas y es ágil la mayor parte del tiempo. Desde el principio te atrapa con una dinámica y metafórica secuencia que plantea la parte emocional de la historia. Obviamente, resulta imperdible la divertida escena del torneo final. El soundtrack resulta bastante ecléctico, recolectando clásicos como “Let’s Get Physical” de Olivia Newton John y el tema principal de “Carrozas de Fuego”, hasta la neo-psicodelia de Tame Impala. “Le Grand Bain” cumple en varios aspectos, puede hacerse un poco larga en sus casi dos horas de duración, pero lo compensa de varias maneras.

Honestamente, hace mucho que no salía tan de buenas después de una película. “Le Grand Bain” resultó ser una agradable sorpresa que terminó levantándome los ánimos demasiado. Aunque los personajes puedan parecer ajenos inicialmente, conforme los vamos conociendo resulta inevitable sentir empatía hacia ellos y a lo que están viviendo. Nos veremos reflejados en ellos y su viaje será también el nuestro. Una gran opción para reir y, repito, apapachar el alma, este fin de semana si es que ya está hasta la madre de los Avengers y la falta de respeto que le hicieron a Thor. A ese gordito y deprimido hijo de Odín, le caería bien ponerse su speedo y sumergirse con este equipo de nado. Así que, allons-y!

 

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Acerca del autor

El Markovich   @ChocolateBono  

Observador de la escena humana dentro y fuera de la pantalla. El cine y el chisme son de mis cosas favoritas, así que heme aquí. Yo sólo doy mi opinión, al final tú decides.


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