La Maldición renace: Maldito(a) el(la) que la vea

La reseña de esta película se puede resumir en una sola palabra: Aburrida.

Pero hay que llenar la hoja, como al parecer fue lo que hizo el novato director Nicolas Pesce, al rellenar metraje que le habían encargado.

Vamos a especular un poco. Yo me imagino que el joven Pesce andaba buscando chamba y en el estudio le dijeron: “ Mira, a principio de los dos miles, hubo un boom de películas de terror japonesas muy interesantes, como El Aro, One Missing call, Aguas oscuras o la Maldición, que nos dedicamos a copiar y les fue bien, esta última, La Maldición, fue un éxito y, así como le hicimos con El Aro, vamos rescatando esta historia, a ver si pega y te ganas una lanita ¿como la ves?” y aceptó, pero le quiso dar su toque (cualquiera que este sea) y hacer “algo diferente”, que al final, terminó siendo igual y encima… aburrido.

La película esta situada en 2004, cuando una mujer, Fiona Landers ( Tara Westwood) va saliendo de la misma casa donde se habían suscitado los hecho de la primer película. Ella va hablando por teléfono y diciendo que ya se quiere regresar a Estados Unidos, porque necesita estar con su familia y se siente incómoda. No sabemos que hacía ahí, que le pasó en la casa, ni nada, solo que de repente le dan, nos dan, un par de sustos y uno piensa “mira, nos van a estar asustando a cada rato”. Error. Pasan dos años y vemos a una madre con su adorable hijo solos en una casa, ella es policía, la detective Muldoon (Andrea Riseborough) y al parecer, porque tampoco lo explican, el esposo, papá del niño, ya no está con ellos y lo extrañan. Le avisan que tiene que ir a un bosque porque han encontrado un carro abandonado con un cadáver en descomposición dentro y hay que averiguar que pasó. Su compañero de caso es el detective Goodman (Demián Bichir) reconoce lo que pudo haber pasado en el carro, porque tiene los mismos componentes de un caso denominado “la familia Landers” pero no le dice nada a la detective Muldoon “porque es algo que no quiere revivir”, lógicamente, ella empieza una investigación y va a dar a casa de los Landers y ahí empieza una serie de flashbacks presentando personajes y situaciones que, supuestamente, se van hilvanando para descubrir que pasó con dicho cadáver.

Pasa una hora de película y no terminan de presentar las diferentes situaciones y de meter mas personajes sin sentido. El detective Goodman (Bichir) a cuenta gotas va dando pistas de lo que sucedió, hay infinidad de escenas innecesarias y sin contenido, como cuando la detective Muldoon se queda sin niñera, lleva al niño a la estación de policía y el personaje de Bichir se pone a cuidar al chamaco. Hay, si acaso, dos que tres sustos, pero son tan predecibles y los anuncian tanto que ni a brinco llegan. No tiene nada que ver con la historia original, solo que un par de veces aparece la niña aquella de pelo negro sobre la cara y haciendo ese ruido que nos asustó en los dos miles, pero ahora ni eso logra.

Las actuaciones son malas, la dirección es mala, la historia es mala y aburrida. No hay nada bueno en esta película, lo mejor que puede hacer es evitarla.

La Maldición, renació muerta.

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