Las 10 Mejores Películas de Arturo Ripstein

El 13 de diciembre de 1944 nace el director mexicano Arturo Ripstein y Rosen, autor de una extensa filmografía y ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Bellas Artes en 1997.

Hijo del productor Alfredo Ripstein Jr., se familiarizó desde muy pequeño con las prácticas y ritmos de la cinematografía mexicana. Tuvo la oportunidad de conocer a Luis Buñuel, con quien desarrolló una estrecha relación maestro-alumno que se mantuvo hasta la muerte del genio aragonés, en 1983.

Su debut como director de cine fue a los 21 años. Su padre había adquirido los derechos de un guion escrito por Carlos Fuentes y por Gabriel García Márquez. El resultado fue “Tiempo de morir” (1965), con muy buenos resultados en cuanto a la crítica especializada.

En 1968, filmó “Los recuerdos del porvenir” y en los años 70 inició una de sus etapas más fructífera con películas como: “El castillo de la pureza”, “Lugar sin límites” y “Cadena perpetua” las lograron colocarlo en el selecto grupo de jóvenes cuya filmografía comenzó a ser estudiada con detenimiento por especialistas nacionales y extranjeros.

A partir de 1985 con obras como “El imperio de la fortuna”, consiguió su internacionalización, consiguiendo el reconocimiento como uno de los mejores directores mexicanos de su generación”.

Posteriormente dirigió entre otras, las películas Principio y fin (1993) que obtuvo el máximo galardón en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, “La reina de la noche”, Profundo carmesí”, “El evangelio de las maravillas” y “El coronel no tiene quien le escriba”.

El plano-secuencia es su herramienta fundamental para la puesta en escena. Estas características han hecho de Ripstein un director controvertido: amado y odiado por partes iguales, pero nunca ignorado.

Para conmemorar su natalicio, sus 10 Mejores películas.

Introducción de Edgar del Valle

 

Bonus – La Calle de la Amargura (2015)

Por Mrs. Punisher

Ripstein regresa a sus orígenes, coincidiendo con sus 50 años de carrera. El propio Ripstein reseña su película así: “Dos putas añosas, dicho con todo respeto, matan accidentalmente a dos luchadores enanos”. Y con eso tenemos todo; la historia, por muy real que sea, se termina con esta línea. Una historia conocida y no muy añeja, una historia que trascendió no tanto por los hechos, sino por el morbo a su alrededor. Filmada en blanco y negro, y en una locación atrapada en el tiempo, que si no fuera por algunos asomos de modernidad, no sabrías a qué época se refiere. Don Arturo sabe que la realidad se ve mejor sin el disfraz del color y lo único que hace para suavizar la dureza de sus personajes marginales es subirle el tono al negro…y mucho.

 

10 – El Diablo entre las piernas (2019)

Por El Cine Actuario

Ripstein es atemporal y su calidad cinematográfica a estas alturas está más que coporbada, sin embargo, el maestro es noble y aún en 2019 da una clase de manejo de cámara y creación de tensiones. Acompañado de un buen guion de Paz Alicia, y un elenco de lujo (Pasquel, Suarez, Giménez Cacho, Reyes Spindola), El diablo entre las piernas es una historia de disputa conyugales donde vemos Ripstein en estado puro; claustrofóbica, sórdida, antiestética, provocadora, elocuente, reflexiva todo con el objetivo de mostrar los lados más polémicos de una sociedad mexicana que quizás a pesar de su transformación en esencia sigue siendo la misma de los años 70 ¿será por eso que Arturo no quita el “dedo del renglón” con ese estilo incómodo?

 

9 – La Tía Alejandra (1980)

Por Flaco Cachubi

Una verdadera curiosidad resulta esta película mexicana de horror dentro de la filmografía “Ripstein”. En ella, la pariente del título de apariencia apacible pero con siniestros “hábitos”, interpretada por una soberbia Isabela Corona, llega a la casa de su sobrino envuelta en un halo de misterio destruyendo poco a poco la tranquilidad del hogar que ha formado con su esposa y tres hijos, hasta llevarlos al límite de la desgracia. Cinta que si bien toca el tema de la magia y la brujería, se aproxima más al thriller psicológico que al horror sobrenatural. Destaca la creación de una atmósfera asfixiante pese al austero diseño de producción y el trabajo actoral de la ya citada primera actriz Isabela Corona, Manuel Ojeda y Diana Bracho.

 

8 – La Viuda Negra (1977)

Por El Cine Actuario

Para la época de los 70 fue una película polémica, pues a través de la historia del amorío prohibido de un sacerdote y una mujer atosigados por los injuriosa de un pueblo prejuicioso, se hace una crítica dura hacia varios aspectos de la sociedad mexicana; desde la devoción religiosa hacia la fe católica, la doble moral , el machismo e incluso la forma en que los grupos privilegiados acechan a los más vulnerables, todo esto genera que la inocencia y pureza de nuestra protagonista poco a poco se vaya rompiendo. Con una fotografía impecable e Isela Vega dando catedra de actuación, “La Viuda Negra” es Ripstein en estado puro, duro, impecable, incomodo, pero honesto en el mensaje que quiere llevar.

 

7 – Tiempo de Morir (1966)

Por Edgar del Valle

Una película escrita por Gabriel García Márquez y con el apoyo de Carlos Fuentes, la cual se convertiría en la Opera Prima de Arturo Ripstein, el cual respondería con creces a la confianza y patrocinio de su propio padre. La película es bastante austera. Se rodó con abundantes planos-secuencia, sonido directo y muy pocos escenarios, convirtiéndose en western crepuscular a la mexicana. La película nos narra la historia de un hombre que después de pasar 18 años encarcelado por la muerte de un hombre, regresa a su pueblo buscando pasar tranquilo el resto de sus días al lado de un antiguo amor, se tiene que enfrentar a la venganza de los hijos del hombre al que asesino.

 

6 – Cadena Perpetua (1979)

Por El Fett

Si no existiera “El Bruto” de Buñuel, sin duda esta sería la mejor película de cine noir dentro del cine mexicano, algo tan atípico como irónico, pues en una época donde las ficheras dominaban (y en donde Ripstein presentaba esa resistencia artística), Arturo denotaba sus influencias más claras de su maestro aragonés dentro de un relato de rica simbología social. La historia es sobre “El Tarzán”, un ex-delincuente que ve interrumpida su redención cuando se topa con un policía hijo de puta y extorsionador, un ente de su pasado. El Ripstein sin concesiones, inclemente y aliado de la cruda realidad mexicana. Lo verdaderamente irónico es que Arturo tomó los elementos surreales de su maestro para hacerlos pilares de la realidad social de su México mágico

 

5 – El Castillo de la Pureza (1972)

Por Cat Movie Lee

En los 50, la prensa mexicana sacó a la luz uno de esos casos que sacudió a la sociedad de aquel entonces, la policía había arrestado a un hombre que durante casi 20 años, había mantenido encerrada en su casa a su familia bajo la premisa de que el mundo exterior era malo y que él sería una especie de dios que los mantendría. La historia era tan impactante que fue imposible resistirse llevarla al cine. Originalmente pensada en ser protagonizada por Dolores del Río, las diferencias entre ésta, Ripstein y el enorme José Emilio Pacheco (encargado del guion) cambiaron los planes para sus figurantes, pero no así para hacer de esta cinta un referente que junto a otros ejemplos como El apando, o Las poquianchis encontraron en la vida real, inspiración pura y dura.

 

4 – El Imperio de la Fortuna (1985)

Por Edgar del Valle

En una segunda versión de este mismo tema (la película es remake del clásico “El Gallo de Oro” de 1964 de Roberto Gavaldón), Gómez Cruz se hizo acreedor del Ariel de Plata como mejor actor en su papel de Dionisio Pinzón. La película trata sobre un creador de gallos, que resuelve salvar a un gallo condenado a muerte para convertirlo en un ganador, gracias a la creencia en que una mujer conocida como la Caponera es su talismán. Difícil tarea para Gómez Cruz el emular lo realizado por Ignacio López tarso, en la primera versión, lo que logró con creces, convenciendo a la crítica de su calidad histriónica y llevándose el galardón internacional más importante de su carrera en el marco del Festival de San Sebastián. Uno de los mejores remakes del cine mexicano.

 

3 – Profundo Carmesí (1996)

Por El Fett

Italia, México y Estados Unidos proveyeron al cine de la historia basada en hechos reales sobre los asesinos Martha Beck y Raymond Fernández, que en los 40’s aniquilaron casi a una veintena de viudas. Por supuesto que en manos de Ripstein la versión mexicana apabulló a sus contrincantes ganando el mejor guion en Venecia y haciéndose de un lugar en los anales de la industria nacional como uno de sus mejores thrillers. El cineasta logra una regionalización perturbadora bajo una sublime química entre Regina Orozco y Daniel Giménez Cacho, pareja que intima con la muerte y la crueldad de una manera tan asquerosa como fabulosa. Es propio de Ripstein impregnar de una culpa peculiar a su audiencia al lograr secretamente empatizar con sus enfermizas criaturas.

 

2 – Principio y Fin (1993)

Por El Fett

El equivalente a lo “Lo que el viento se llevó” en nuestro cine nacional, este escalofriante y desgarrador retrato de realidad sobre la caída de la clase media a la pobreza (un suceso de bastante repetición en el contexto social mexicano) significó la obra magna de Ripstein a nivel mundial, símbolo también del renacer el cine mexicano de principios de los 90. Ganadora de la concha de oro de San Sebastián, sus 180 minutos se ven bañados también de la influencia de la época de oro, madurando la desgracia de sus argumentos en algo mucho más frío e inmisericorde, pero siempre teniendo de relieve el suspenso que dicta esa maldita esperanza de mejora, redención y salida de aquel triste hoyo. Difícil de ver sin duda.

 

1 – El Lugar sin Límites (1978)

Por El Fett

El perfume de gardenias suena en un lugar de pecado, de perversión, un lugar sin límite. La omnipresencia de Ripstein convierte a este bacanal en un cuento de hadas exótico, donde el machismo sucumbe ante el legendario beso de la Manuela y el aspecto político carece de toda decencia. Ana Martin y Gonzalo Vega lucen sensacionales, pero es  Cobo quién se erige como el verdadero camaleón olvidado del cine nacional frente al neorrealismo de un autor en su máxima expresión, el cual desde sus primeras etapas nos confina a lugares aislados y lúgubres para acentuar la tragedia dentro de un tratamiento de fábula adulta. Cabe destacar la participación de Don Fernando Soler, como siempre brillante en una de sus últimas participaciones.

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