Las 5 Mejores Películas de Bill Murray

Una de las celebridades más reconocidas y menos afables de la industria hollywoodense ¡usted ya lo conoce! Es Bill Murray, que bien puede interpretarse así mismo con fastuosos resultados en el rubro dramático, como interpretarse también así mismo dentro del género cómico con personajes que inmediatamente pueden llegar al objeto del culto ¿Pero por qué? Nacido un 21 de septiembre de 1950, Murray quizá sea el mejor cómico que nunca quiso hacer reír a la gente, una irónica posición que se traslada hasta su propia personalidad, creando un “personaje” eterno y que es difícil separar del mismo Bill. En cameos, actuaciones, fuera y dentro de cámaras, en ceremonias, en alfombras rojas, en entrevistas, en especiales, Bill es Bill, o quizá ese personaje que se haya apoderado de Bill desde principios de su carrera.

Expulsado de la escuela por posesión de marihuana, Murray decidió desde muy temprano en su vida dedicarse al mundo artístico y de la comedia. Primero experimentó como rockero en una banda, después como locutor de varios programas sin éxito, y finalmente y tras una temporada corta en el teatro, encontró su vocación siendo uno de los principales host y protagonistas de Saturday Night Live desde su segunda temporada y principalmente del período entre 1977 y 1980.

Para 1979 comenzaría oficialmente su carrera fílmica, primero sirviéndose de los favores de sus patrocinadores y demás compañeros de reparto del mismo SNL, para después a mediados de los 80 brillar por si solo de la mano de la que hasta la fecha sigue siendo la comedia más taquillera de la historia.

Actor de más de 90 créditos y ganador de más de 50 premios, a pesar de su conocido mal humor, berrinches y selectividad en cuanto a sus amistades y producciones, la ironía se extiende al ser considerado uno de los más queridos histriones de los últimos 50 años, posición que le ha brindado su único y hasta la fecha inigualable estilo físico y oral, uno que le permite desempeñarse bajo el mismo registro tanto en el drama como en el humor ¿Será esto un método? O solo quizá la propia personalidad de un mimo que a pesar del esfuerzo por no hacerlo, nos sigue hacinedo reir a carcajadas con cada una de sus apariciones, actuaciones y gestos de boca torcida. Sea como sea, celebramos los 71 años del genial Bill Murray con sus 5 Mejores Películas.

 

Bonus – St. Vincent (Melfi, 2014)

Un cautivante híbrido entre el humorista y el dramaturgo, Murray goza de la gracia de un papel hecho perfectamente a su medida y de donde solo se debe preocupar por tres cosas: la primera, ser el mismo (un viejo mamón e irritante pero que tenga un buen corazón); la segunda, procurar una correcta química con el pre adolescente en cuestión; y la tercera, acaparar y aprovechar el lucimiento histriónico que tanto director como compañeras de reparto le permiten con mucha libertad. Una funcional y muy disfrutable fábula infantil y de tono parental que le permitió a Murray un lucimiento histriónico destacable y ajeno a todos los trabajos de voces y secundarios que le procuraron casi la mayor parte de su carrera en la última década

 

5 – Rushmore (Anderson, 1998)

Con nominación al Globo como mejor actor de reparto, más que el papel en si (que corresponde a un loable aunque nada extraordinario desempeño como parte de este excéntrico y académico triángulo amoroso), que sirva esta mención para englobar la importancia y simbiosis que el actor ha tenido hacía con el crecimiento y obra de Anderson, al cual ha acompañado desde esta hasta su última película, la más reciente y aún no estrenada The French Dispatch. Aunque es cierto que tanto en Rushmore como en La Vida Acuática es donde Murray ha sido mejor aprovechado, es de notar el cariño mutuo de estos dos artistas al incluso el actor servir hasta de solo cameo o de voz, en este último rubro teniendo inolvidables personajes a su cargo en Fantastic Mr Fox o Isle of Dogs

 

4 – Scrooged (Donner, 1988)

Dista de ser la mejor versión sobre la fábula de Dickens, pero sin duda esta es una de las más divertida y despreocupadas versiones fílmica sobre Los Fantasmas de Scrooge. Dirigida por Richard Donner, Murray interpreta al antihéroe en cuestión en una adaptación modernizada que también sirve como una sátira a los medios de comunicación y a cómo la festividad navideña es afectada por la obsesión a la media y la televisión. Aunque Murray se auto interpreta en un ejercicio que incluso en ocasiones puede lucir un poco obvio y sobrado, el verdadero valor de su papel es que por momentos logra canalizar de manera perfecta el arquetipo del “Scrooge”, encausando lo que sí es un clímax muy divertido y emotivo, un elemento imperante en todas las versiones del relato

 

3 – Ghostbusters (Reitman, 1984)

La confirmación y estrellato vendrían de la manera más absurda y accidental posible. En un papel destinado para Belushi y solo aceptado por Murray para financiar lo que vendría a ser su primer papel dramático en una estrepitosa bazofia llamada “The Razor’s Edge” (estrenada ese mismo año), Reitman regaló toda libertad creativa para el lucimiento e improvisación de un despreocupado cómico recién salido de SNL y sin nada que perder, más que sus ganas por ser en realidad un “actor de drama”. Aunque el ensamble actoral fue de ensueño (Akroyd, Ramis, Moranis, Weaver), sin duda esta joya de la comicidad nunca hubiera sido la misma sin la tuerca desajustada que Murray proveyó al guion, entre sus frases inolvidables y su carismática presencia

 

2 – Lost in Translation (Coppola, 2003)

Aún recuerdo ese rostro de desaprobación y enojo en la ceremonia del Oscar del 2004 ¿Se lo merecía? Totalmente, pero de nuevo a comicidad le jugó una mala pasada al competir con otra notable actuación: la de Sean Penn en Río Místico. A pesar de que uno no puede separar al verdadero Bill de aquel inhóspito, entrañable y roto personaje tan perfectamente descrito por Sofia Coppola, el desempeño dramático de Murray alcanza un nivel tan exquisito y óptimo que puede reflejarse en la co actuación femenina y química con Scarlett Johansson, creando una pareja “perdida” y de ensueño que logra desbaratar cualquiera de nuestras barreras emocionales hacía aquel gran final, que por cierto, sería una pincelada de improvisación del mismo Bill.

 

1 – Groundhog Day (Ramis, 1993)

Una de las mejores comedias en la historia, obra de un genio fugaz y causante del endiosamiento de la figura de Bill Murray a partir de su espontaneidad, carisma y ese efecto que hace parecer que todo el guion y todas sus líneas son descritas solo para ser ensalzadas por él. Más allá del mensaje moralino, del tono screwball, de la comedia romántica, Groundhog Day funciona en varios y complejos niveles narrativos gracias a su catedrático libreto, desarrollo directivo y poderoso protagónico; repleto de simbolismos  y detalles curiosos que incluso fungen como “accidentales” homenajes al cine clásico de Hollywood, esta metáfora ligera de la rutina laboral y vivencial dentro de un pueblo que parece sacado de la imaginería de Capra, es y seguirá siendo una joya atemporal

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


2 Comments

  • No, la verdad es que Murray no se merecía ese Oscar. Hizo un buen trabajo y se envolvió de tal modo en el personaje… porque se interpretó a sí mismo por enésima vez. Aunque lo hizo bien, Penn fue más versátil al interpretar a un padre en duelo y un mafiosillo desgraciado en la misma película. Nada que ver!

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