Las 5 Mejores Películas de Carl Theodor Dreyer

Uno de los mejores y más influyentes cineastas de todos los tiempos; riguroso, metódico, obsesivo, perfeccionista, el danés Carl Theodor Dreyer significó un revulsivo estético y narrativo frente a la maquinaria del expresionismo y el nacimiento cine americano.

Abandonado por su familia biológica y adoptado por una familia de cierto estatus social, Dreyer recibió una recia educación religiosa, misma que manifestaría a lo largo de su obra. Primero periodista, crítico y escritor de rótulos iniciales para el cine mudo, no fue hasta que apreció la gran epopeya de D.W. Griffith, Intolerancia, que adoptaría al séptimo arte como su principal y única pasión.

Primeramente y gracias a su experiencia como rotulador y crítico, comenzaría a escribir guiones, hasta que en 1918 se estrenara como director. Dreyer prefirió “calidad sobre cantidad”; por un lado, era una persona extremadamente obsesiva y con un cuidado estético fastuoso, mientras que por la parte narrativa, sus obras compartían aspectos sobrenaturales, religiosos y filosóficos que a través del diálogo y la dirección actoral, someten al espectador a entablar y compartir prácticamente el sentido existencialista de sus relatos.

Así mismo, “la intolerancia” de Griffith iría más allá de una mera influencia de origen, pues Dreyer adoptaría el concepto para vaciarlo en casi la totalidad de sus obras, reprendiendo a la sociedad misma de dicha “falta de entendimiento y respeto” hacía los dogmas, religiones, cultos y hasta de la fuerza femenina, siendo también uno de los cineastas que posicionaron a la mujer como centro de su narrativa, dándole honor, fortaleza, duda, villanía y reflexión.

Además, quizá no haya habido un mejor director en trasladar el tono teatral al cine. Sin direcciones previas o experiencia en el teatro, Dreyer en muchas ocasiones preferiría que sus secuencias crearan la propia tensión, sin necesidad de mucho montaje o corte entre estas; los diálogos mismos, poéticamente entendibles, y que invitaban a la reflexión, eran los que aportaban este sentido de suspenso, comedia, drama en un despliegue exquisito de emociones y dejando que sus actores entraran, saliera y hasta improvisaran a voluntad. También resulta muy común en sus obras sonoras, el uso y repetición constante del nombre del o de los(as) protagonistas, aportando así un sentido de mayor intimidad. Un genio.

Dreyer dirigió 22 largometrajes en un período de 45 años, siendo las cinco de a continuación verdaderas obras maestras, clásicos del cine que ninguna(o) debería dejar por alto ¡Joder! Cine de alto nivel

 

5 – Vampyr (1932)

Dentro de la moribunda etapa del expresionismo, el gran Dreyer realizó una de las atemporales joyas de aquella corriente y maquinaria alemana que han quedado injustamente relegadas al olvido. Un cuento de horror atrevido y visualmente tétrico, que combinó en un mismo contexto dos diferentes tipos de terror, el del monstruo y el paranormal, con dos de las figuras más emblemáticas del género: vampiro y fantasma. La edición, la dirección y sobre todo esa fastuosa fotografía repleta de simbolismos, sombras y oscuras figuras ponen a esta exploración en el mismo nivel visual y de atmósfera que la propia Nosferatu, sin embargo en su híbrida pretensión pierde de cierta manera en el terreno narrativo al no poder integrar con el mismo interés y nivel de horror los dos temas, quizá la razón del porqué aún se mantiene en cierto anonimato

 

4 – Gertrud (1964)

Su última película y gran joya, Gertrud es uno de los mayores símbolos de fortaleza femenina en la historia del cine, una mujer madura e idealista que busca el amor máximo, el de ella misma. Parte de un triángulo amor, la revolución del relato es debido a que Gertud no es parte de las tres aristas o lados de este polígono amoroso y del deseo, sino que se encuentra en medio, decidida a seguir con su plan y abandonar a sus tres romances (su esposo, su amante y ex pareja) para emprender la búsqueda de ese gran propio amor. Actoral, narrativa y visualmente perfecta, el uso de los espejos y de las sombras hablan del mismo reflejo de su protagonista y su constante transmutación emocional. El maestro se despidió en grande

 

3 – La Pasión de Juana de Arco (1928)

¿Una de las mejores fotografías del cine? Si ¿Una de las mejores actuaciones en la historia? También. Una sinfonía visual de primeros planos, aún en la actualidad el espectador quedará perplejo ante este poderío de imágenes, apoyado en el expresionismo alemán y con un manifestó emocional impactante por parte de la actriz teatral Maria Falconetti, que se dice, nunca más volvió a actuar gracias a la conmoción surgida en esta metamorfosis literalmente pasional de Juana de Arco. Una de las mejores películas del cine mudo y de gran influencia tanto narrativa como actoral, Dreyer, fiel a su crítica socio – dogmática, aquí también representa a las instituciones religiosas como uno de los horrores psicológicos más siniestros, basada en sus mismos testimonios escritos alrededor del juicio de la mártir

 

2 – La Palabra (Ordet, 1955) Dinamarca

Nunca ha habido un film tan teológico y a la vez tan crudo y crítico sobre la fe y la toxicidad del dogma religioso como el de Dreyer. Su tensión, resultado del pique de ideologías y del elemento surreal en la presencia del “Jesucristo”, es tan placentero como estremecedor. Lo imponente de este film no solo radica en una teatralidad lírica e hipnótica, resultado de la naturalidad de sus actuaciones y de ese cast “de voces” tenues que por sí solas agregan personalidad a sus “encantadores” personajes, sino principalmente en el poder de esa “palabra”, y del poder de esa verdadera fe por sobre las corrientes y los dogmas preestablecidos por instituciones y por el cinismo de la sociedad. La figura femenina se alza, tierna y cautivadora, para un gran e imponente final.

 

1 – Día de Ira (1943)

Quizá su obra más trasgresora, Dreyer combina el dogma religioso con la brujería para edificar una crítica hacía la imposición de ideologías y su encausamiento hacía el nacimiento de la maldad, una que no nace de la naturaleza humana, sino de la presión y las percepciones ajenas al ser. Compleja y siniestramente entretenida, Dreyer edifica lo que también es una cinta de horror psicológico enfundada narrativamente en el engaño, mientras nos lleva por los terrenos turbios y engañosos de un amor prohibido. La ira que dicta su título es un impulso de la tragedia y la presión social constante de su protagonista, una ninfa a la que se le hace creer por medio de la intolerancia, de su propia maldad. El final es tétrico y maravillo, entre un contraste de luz y una oscuridad interna.

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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