Las 5 Mejores Películas de James Whale

Uno de los mayores iconos directivos del cine de terror, James Whale no solo sería uno de los pioneros narrativos y técnicos del séptimo arte, sino también uno de los símbolos LGBT de la historia al ser una de las primeras personas dentro de la industria en ser abiertamente homosexual (junto a su pareja, el productor David Lewis). Nacido un día como hoy de 1889, Whale presentaría desde muy pequeño habilidades para el dibujo y la pintura, disciplinas que nunca abandonaría y que lo acompañarían incluso cuando fuera hecho prisionero durante la Primera Guerra Mundial, trauma que también nunca se separaría de él según sus más allegados.

Tras salir del encierro y seguir desarrollando sus capacidades artísticas, en 1928 comenzaría su experiencia teatral como asistente director de escenas, en una de esas ocasiones dirigiendo a un joven y aún sin mucho éxito, Laurence Olivier. La capacidad directiva de Whale fue tan avasallante que solo un año después ya estaría dirigiendo en Broadway y para 1930 se encontraría adaptando al cine esa misma obra que lo llevó al estrellato: Journey’s End.

Su crecimiento como narrador era monstruoso, y para 1931 Whale ya era objeto de estudio de los críticos al revolucionar los movimientos de cámara y el ensayo y dirección de actores. Pronto se instauraría como una leyenda del género de terror, trayendo y adaptando la escuela del expresionismo alemán a sus más grandes obras y clásicos de horror. Por tal razón el inglés llegaría a ser el director mejor pagado de los años 30, trabajando con todas las productoras gringas habidas: Warner, Universal, MGM, Columbia, y posteriormente su propia casa junto a su amado David Lewis, también productor.

Sin embargo ese crecimiento y apogeo de los 30 poco a poco e iría desvaneciendo; primero por los constantes cambios y poca lealtad entre productoras, y después por un accidente que le llevaría a perder muchas de sus capacidades cerebrales debido a un ataque cerebrovascular a causa de la inhalación de humo en un incendio en su mansión. Esto prácticamente mataría su constancia directiva, solo teniendo 4 producciones en los 40 y retirándose para siempre en 1949. La debacle mental, personal y física lo llevarían pues a una enorme depresión que al final decidió terminar él mismo con su suicidio en 1957, cuando se ahogó en su propia piscina a los 67 años.

Su pareja, David Lewis, decidió hacer pública la nota de suicidio de su amado un poco antes de él mismo fallecer en 1987, la cual decía:

El futuro está lleno únicamente de dolor y viejos recuerdos… Necesito estar en paz y este es el único modo de lograrlo. Mi vida ha sido maravillosa.

En efecto no solo su vida, sino también su obra. Whale dirigiría 21 películas y ganaría un reconocimiento especial por “El Hombre Invisible” en el Festival de Venecia. Aquí sus 5 Mejores Películas

 

5 – Hell’s Angels (1930)

Por El Fett

Aunque la dirección e inmensa producción se le adjudica al aviador, multimillonario, productor y también pionero del cine en términos técnicos y tecnológicos, Howard Hughes, la realidad es que el “director fantasma”, así como sus monstruos consecuentes, sería el mismo James Whale ¿De qué otra manera se explican la grandilocuencia del relato, las elogiables actuaciones y la crudeza de su narrativa basada en la Primera Guerra Mundial? (donde al parecer el mismo Whale también fungiría como asesor). La cinta pasaría a la historia como quizá el primer gran y real blockbuster, pero Whale sería excluido del crédito no solo por la complacencia de Hughes, sino también por su estatus de “novato” en un panorama que apenas comenzaría a dominar

 

4 – The Old Dark House (1932)

Por Edgar del Valle

Después de haber filmado en 1931 una de las películas icónicas del cine de terror: “Frankenstein”, el director James Whale nos ofrece nuevamente una cinta que conjuga el terror, el thriller y la comedia, de manera muy correcta. La trama es muy sencilla: Debido a una tormenta, unos viajeros se ven obligados a solicitar refugio en un viejo caserón que encierra algunos misterios. Gracias a la dirección de Whale nos encontramos ante un filme con un ritmo inteligente y visualmente atractivo, que si bien parodia algunas convenciones del género, no deja de funcionar como terror gótico. Las excelentes interpretaciones de los protagonistas aportan sin duda a lograr una cinta entretenida, con un humor macabro y un suspenso efectivo.

 

3 – Frankenstein (1931)

Por El Fett

Si bien Karloff ya llegaba a este punto con más de 80 producciones, el estrellato de Whale estaba por comenzar. Una de las más grandes películas del género de terror  y del cine en general, sorprende que la crítica y la audiencia se hayan rendido ante Karloff no por su presencia monstruosa, sino por los rasgos humanos con los que el actor logra conectar no solo con los personajes dela historia, sino con el público general, ejemplo perfecto de ellos es la escena con la niña a la orilla del lago, donde la soledad, la inocencia y la destrucción de un monstruo fueron retratadas de manera sublime por un Whale que revolucionó el método actoral, llevando a sus actores a horas de previo ensayo para lograr esa humanidad que definiría irónicamente a sus monstruos

 

2 – The Invisible Man (1933)

Por Flaco Cachubi

Whale es uno de los directores que más me agradan debido a su forma de filmar. El británico sabía que el cine es arte pero también entretenimiento, lo que pareciera que gran parte de los directores actuales han olvidado. A “El hombre invisible” le bastan setenta minutos para ofrecernos un relato tenaz de principio a fin, manteniendo una dosis equilibrada de suspenso, acción, romance e incluso comedia. Whale sustituyó a Karloff con Raines, una acertada elección pues como lo dijera él mismo, se necesitaba una voz, no una cara y Raines en ese sentido tenía un acento británico muy teatral. Una película imprescindible para los amantes de la ciencia ficción, el horror, los efectos especiales y las historias de corta duración pero larga vida.

 

1 – The Bride of Frankenstein (1935)

Por Flaco Cachubi

Con La novia de Frankenstein, James Whale no solo realizó la mejor secuela de la serie fílmica de horror de Universal, sino que además superó con creces el primer episodio, al tiempo que hizo de ésta película su obra más personal. La extraordinaria caracterización de los monstruos titulares, los inolvidables escenarios expresionistas y la partitura de Franz Waxman (siendo una de las primeras cintas sonoras de horror) llevó al fanático del género a un paroxismo pocas veces visto en los inicios del séptimo arte. Todo lo anterior coronado por el histrionismo de Boris Karloff, quien aprovechando la evolución del monstruo, no se limitó a gesticular, proporcionando al personaje una voz cuyas distintas modulaciones le aportaron mayor expresividad.

 

 

 

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