Las 5 Mejores Películas de Peter Weir

El origen de la fraternidad o bien la concepción de muchas de las más bellas y/o trágicas amistades fílmicas, puede resumir el trabajo, legado y obra de uno de los directores mejor ponderados, talentosos y más injustamente olvidados de la historia: el australiano Peter Weir

Nacido un día como hoy en Sydney, Australia en 1944, Weir comenzó su carrera en la televisión en 1968, labor en la que se mantuvo con varias participaciones en series, documentales y cortos vinculados primeramente a un tono tragicómico que sería impropio y ajeno a su porvenir. Aunque en 1971 dirigió un mediometraje llamado Homesdale, fue hasta 1974 que saltó oficialmente a la pantalla grande con la película de horror y ciencia ficción de serie b “The Cars that Ate Paris”, sin embargo un año después vendría el reconocimiento internacional con una historia tomada de una noticia sobre dos jóvenes francesas desaparecidas misteriosamente en un viaje escolar. Dicho suceso no solo impactaría a Weir en su primer gran éxito, sino que la extensión de aquel tema sería uno de sus pilares narrativos – artísticos, pues de ahí en adelante sus personajes, héroes o heroínas, serían separados de la sociedad de manera física o psicológica, formando o siendo parte de un grupo alterno frente a una crisis de cualquier índole.

Distinguido también por atraer a actores cómicos o de acción para relucir sus dotes dramáticos, Weir se encargó de encausar en dicho registro las carreras de Mel Gibson, Harrison Ford, Robin Williams y Jim Carrey.

Director de 13 largometrajes, Weir detuvo su carrera en 2010 con The Way Back, teniendo una estela de 38 reconocimientos, además de 6 nominaciones al Oscar. Recordemos su prolífica carrera con 5 cintas imprescindibles que todo(a) cinéfilo(a) debería ya haber visto, o al menos considerar ya hacerlo.

 

Bonus – Dead Poets Society (1989)

POR EL CINE ACTUARIO

La película a pesar de tener una moraleja aleccionadora, en el terreno de las cintas “sermoneras”, esta tiene el toque de poseer una mejor ejecución; principalmente por su dirección, la cual corre a cargo de Peter Weir, un buen director cuya fotografía es de excelente calidad, y por supuesto la increíble actuación de Robbie Williams, quien es el principal hilo conductor de la trama en un papel tragicómico. Todos estos elementos combinados generan una película llena de mucho espíritu y corazón, demostrando que el arte es necesario para mantenernos vivos,  incluso en una versión un poco más homilía (Oh mi capitán, mi capitán)

 

Bonus – Picnic at Hanging Rock (1975)

POR EL FETT

La película que comenzó todo su sello autoral, aquella noticia de las jóvenes desaparecidas fue llevada al límite por Weir en un vehículo de suspenso con tintes surreales que mostraría la capacidad del narrador por crear atmosferas de prominente tensión en espacios naturales, abiertos o grandilocuentes, como su posterior evolución lo dictaminará. Así mismo Weir juega con el elemento sobrenatural, dejando que su cinta coqueteé con el género de terror sin la necesidad de sustos, criaturas o sangre, sino simplemente a través de un tétrico escenario de misterio y de impotencia por parte tanto de las víctimas como de sus buscadores, creando y estructurando ese nexo fraternal que también irá evolucionando conforme avance su carrera.

 

5 – Witness (1985)

POR EL FETT

Thriller policiaco que no solo permitió a Weir la adaptación de dicho subgénero a su patente autoral, primeramente al alejar a su héroe de su entorno para transformarlo a la intemperie de una comuna amish, mostrando la estructura de la misma de sus literales cimientos; en segundo lugar, dicho aislamiento sirve a Weir para crear una tensión romántica conmovedora, un “amor imposible” que enfrenta dos mundos  diferentes interactuando en un panorama inexplorado (para él). Así mismo la única nominación al Oscar de Harrison Ford se debe precisamente a su cambio de rol, del policíaco al carpintero aislado, que hacía el final retomará con bastante agilidad ese tono de suspenso criminal en una secuencia de “gato y ratón” de muy alta tensión.

 

4 – Gallipoli (1981)

POR EL FETT

No solo uno de los mejores ejercicios bélicos alrededor de la Primera Guerra Mundial, sino también uno de los más conmovedores, bellos y trágicos relatos de amistad en el cine. Weir se sirve de este homenaje hacía los australianos que combatieron en aquel conflicto bélico, para que en un poco más de tres cuartos de su metraje, construir una camaradería fuerte y palpable entre aquellos jóvenes “idealistas” ¿acto seguido? La batalla de Gallipoli será retratada en 20 minutos que son sinónimo de tensión, un suspenso apremiante de donde Sam Mendes se agarró para construir su sobrevalorada “1917”. Cabe destacar la química entre el desaparecido Mark Lee y un muy joven Mel Gibson, que tendrá cierto efecto “fetiche” en aquella temprana etapa del director.

 

3 – The Year of Living Dangerously (1982)

POR EL FETT

Recordando el tono de los romances clásicos de Hollywood a la usanza de “Casablanca”, Weir erige un impresionante drama pasional que comparte la misma relevancia narrativa con el conflicto social, político y bélico vivido en la Indonesia de los 60. Por una parte Weir enamora, pero como es su costumbre, también tensa los hilos de su romance con su entorno. Los contrastes son hermosos, pues mientras Gibson y Sigourney Weaver (nunca la verán más bella y radiante que aquí) son embelesados con destellos de luz y una fotografía “radiante”, los pasajes “periodísticos” y bélicos se tornan oscuros y con un ambiente lúgubre, nocturno y claustrofóbico. Cabe destacar la gran actuación ganadora del Oscar de Linda Hunt, interpretando un hombre.

 

2 – The Truman Show (1998)

POR EL FETT

Weir coquetea con la ciencia ficción en este exquisito ejercicio de crítica a los medios de comunicación, fundamentado en una innovación siniestra en el entretenimiento del show bussiness televisivo y con una metáfora espiritual tan satírica como siniestra. Guion (de Andrew Niccol en su mejor nivel)  y dirección convergen en revelar el secreto de inmediato para sembrar un halo de suspenso del que el personaje, bajo su ingenuidad y excentricidad, deberá  escapar, teniendo al propio consumismo como agente de un mal mayor: un creador malévolo de un mundo utópico donde la distracción se transfigura en un culto oscuro al entretenimiento que despoja de toda libertad y albedrío. El final es de antología, así como también el querido Jim Carrey

 

1 – Master and Commander: The Far Side of the World (2003)

POR EL FETT

Extraordinaria cinta bélica y de aventuras y sin duda uno de los ejercicios más infravalorados de los últimos tiempos. Todos los elementos de su patente autoral convergen aquí, desde la construcción de aquel vínculo amistoso, motor de la trama entre Crowe y Bettany (que en aquel tiempo formaron una química excelente en un par de películas), hasta el aislamiento de su comuna (tripulación) en un conflicto repleto de suspenso. La gran diferencia con sus otras cintas, es que Weir aquí se confirma con maestría al comenzar y terminar el film de manera tan espectacular como avasallante, logrando mantener en altamar toda la tensión necesaria para que el relato navegue de manera ágil hasta unir a estos dos polos. Sencillamente espectacular

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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