Las Mejores Películas de John C. Reilly

Uno de los actores de reparto más solventes y versátiles de los últimos 30 años, a pesar de su mayoritariamente vergonzosa incursión cómica, John C. Reilly se ha ganado un posicionamiento relevante como uno de los actores dramáticos de soporte y secundarios más contantes y/o usados por algunos de los más talentosos narradores de nuestra era.

De una juventud problemática, por sus cuestiones de conducta Reilly y su madre verían en la actuación y la música dos escapes de su horrendo comportamiento, consiguiendo matricularse en la prestigiosa Goodman School of Drama de Chicago y comenzando así una prolífica carrera teatral que lo empujaría hacía el cine a finales de los 80, cuando De Palma quedara encantado por su papel en Casualties of War. Con dicho impulso y recomendaciones Reilly comenzaría a escalar hasta encontrar al que sería su primer padrino fílmico, el célebre Paul Thomas Anderson, el cual lo incluiría con papeles relevantes en sus 3 primeras películas.

Con la llegada del nuevo milenio no solo llegarían las primeras ovaciones, premios y sus trabajos bajo el mando de Scorsese, sino también la particularidad del año 2002, cuando apareció en tres de las cinco nominadas a mejor película en el Oscar, un logro mediático y dramático importante que catapultaría su rostro a la fama (aunque también consecuentemente a la insulsa comedia).

Aunque sus oportunidades se han disminuido, John C. Reilly ha seguido demostrando ser uno de los actores secundarios más respetados y eficientes en la estela y nómina de Hollywood. Siendo uno de mis principales favoritos, revisemos sus 10 Mejores Películas de entre los más de 100 créditos de su carrera en el cine y la televisión.

 

Bonus – The Hours (Stephen Daldry, 2002)

POR EL FETT

The Hours (póster) - Julianne Moore

Sirva este pequeño bonus e inclusión, no solo para valorar el trabajo de un grandioso actor de reparto, que con minutos, nutre de manera profunda el desarrollo de sus compañeros de reparto, en este caso de una magnífica Julianne Moore, y en donde C. Reilly hace un papel muy similar al de “We Need To Talk About Kevin”, pero con los distintos y necesarios matices para adaptarse al entorno y situación. Así mismo, ese mismo año (2002), John C. Reilly fue quizá el actor más prolífico de Hollywood, pues aparecería en otras dos producciones nominadas al Oscar a mejor película (y que han significado de lo mejor del cine en su año y de principios del milenio): Gangs of New York y por supuesto… Chicago (de la que hablaremos más tarde)

 

10 – Boogie Nights (Paul Thomas Anderson, 1997)

POR EL FETT

Boogie Nights institucionalizaría el estilo de PTA, sus planos sin cortes y la capacidad de contar varias historias simultaneas perfectamente estructuradas. El resultado es sublime; la cohesión y la coherencia argumental entre y para cada una de las historias (6 de ellas) nutre y sustenta un relato hábil, sacado al parecer  de un director con más de 40 años de carrera ¡Pero no! Estamos ante un genio de 27 años, un Mozart del cine.  Joya instantánea, cruda, divertida, con temas complejos que abordan el crecimiento y destrucción personal dentro de la industria porno, el suicidio, el tráfico de drogas, la depresión y el racismo, todo esto desde un decreto expositivo canónigo, sin perder detalles y creando relieves en cada episodio.

 

9 – We Need to Talk About Kevin (Lynne Ramsay,2012)

POR EL CINE ACTUARIO

Esta historia no se va tratar del cómo, cuándo y dónde, sino de los “por qué”, pues a través de la relación toxica entre Eva y su hijo, se explica cómo este último se convirtió en un asesino en masas derivado de prácticamente una ausencia y rechazo materno en el inicio de la etapa postnatal. La cinta brilla por el excelente retrato psicológico de sus intérpretes, lo que permite no hacer maniqueísmos sobre los personajes. Pero el retrato no solo se estanca ahí,  sino que analiza el ambiente familiar donde existe un vacío de reglas y de restricciones que alimenta aún más el comportante psicótico y que desembocará en un punto de no retorno. John C. Reilly tiene una participación tan fugaz como profunda en la creación de este monstruo, como un padre monótono y ajeno a las sensaciones y tensiones vividas en su hogar.

 

8 – Stan & Ollie (Jon S. Baird, 2018)

POR EL FETT

La vida de Stan Laurel y Oliver Hardy, mejor conocidos en Latinoamérica como el Gordo y el Flaco, el mítico dúo cómico que marcó a toda una generación (o varias). Bajo la correcta dirección de Baird, esta doble biopic tiene dos valores principales que la diferencian de sus símiles; la primera, que el enfoque narrativo no se encasilla en el nacimiento de la pareja, sino en los conflictos que se presentaron durante su asociación y ocaso, lo cual hace que la historia sea mucho más dinámica sin necesidad de atorarse en un relato de “origen”; el segundo valor refiere a las propias actuaciones, destacando la caracterización de Coogan y John C. Reilly, y regalando al relato la credibilidad necesaria para revivir e interesarse de nuevo por sus leyendas.

 

7 – Cyrus (Jay Duplass, Mark Duplass, 2010)

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Gran y olvidada tragicomedia, que cuenta como un hombre roto y maduro, debe lidiar con el hijo adolescente de una mujer que por fin parece comprenderlo. Aunque Tomei encuentra un papel perfectamente diseñado para su sensibilidad, su personaje se convertirá en el principal punto de encuentro y conflicto entre los dos hombres de su vida: su hijo y su nueva conquista, regalando así una comedia negra tan cruda como divertida sobre la soledad y la hipocresía de las relaciones humanas. De corte independiente, es una lástima que la esta muy disfrutable y natural cinta se haya diluido con el paso del tiempo, teniendo una serie de actuaciones de primer nivel, incluida la de John C. Reilly, regalando un complejo y divertido conflicto psicológico.

 

 6 – Hard Eight Sidney (Paul Thomas Anderson, 1996)

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Su fetiche relación con el director que lo lanzara la fama, comenzó con este simple pero muy efectivo thriller, donde un misterioso hombre, al ver a un joven en desgracia afuera de un restaurante, lo acoge, cuida y educa en el negocio de los casinos y apuestas, pero siempre de manera ética y sin ningún otro vicio de índole criminal. Todo eso cambiará debido a un par de incidentes y a la oscura presencia de un guardia de seguridad que amenaza con destruir esta naciente y ¿fortuita? relación paterno filial. El gran valor de esta cinta es el secreto, sutil pero siempre escondido, simple pero aun así impactante (y de nuevo conmovedor) sobre el origen de este misterioso “padre adoptivo”.

 

5 – The Aviator (Scorsese, 2004)

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Una de las maravillas desentendidas e infravaloradas de Scorsese, esta compleja epopeya sobre el Hollywood de antaño proveyó a John C. Reilly de su mejor papel bajo las órdenes de Scorsese (tras su pequeña pero también elogiable intervención en Gangs of New York del 2002), personificando a la mano derecha administrativa y financiera del magnífico Howard Hughes de DiCaprio. Como Noah Dietrich, Reilly cumple de manera eficaz al ser la contraparte racional de los arrebatos de Hughes, brindando en una primera instancia un soporte relajado e incluso dentro del molde de la comedia accidental, para después y conforme la degradación física y mental de Hughes, servir como un ingrediente dramático importante dentro de dicha interacción

 

4 – Magnolia (Paul Thomas Anderson, 1999)

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Cruda, humana y maravillosa, de tintes surreales y provista de una lógica interna majestuosa, PTA construye una joya emocional, expiatoria y catártica, en definitiva una de las mejores cinta corales en la historia. John C. Reilly protagoniza una de las 9 historias entrelazadas dentro de este manifiesto narrativo de coincidencias, siendo su personaje un tierno y amoroso oficial de policía que se enamora de una adicta con serios problemas y traumas familiares. Todo funciona a la perfección en esta maquinaria, compartiendo cada uno de los 9 vehículos la estructura, el conflicto y la catarsis o expiación definitoria que se plantea el director en su majestuoso montaje. Reilly vería el clímax de su asociación con PTA en esta cinta, habiendo ya participado en Boogie Nights

 

3 – The Sisters Brothers (Jacques Audiard, 2018)

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Extraordinario western que escapa de su molde para agregar un rico y atípico trasfondo a sus cuatro ejes protagonistas, uno de ellos John C. Reilly, en lo que significó su regreso triunfal a los papeles secundarios sirviendo como un fastuoso apoyo para la otra grandiosa interpretación de su compañero: Phoenix, el cual incluso se ve rebasado por Reilly en el peso dramático cuando Audiard alcance su clímax, en lo que es un relato que enfrentará la violencia del salvaje oeste contra la llegada del avance científico, una comunión poco o nunca vista en el género y que tendrá catastróficos resultados. De variados matices, Reilly logra un papel de reparto entrañable y soberbio que escapó de la vista de los premios americanos

 

2 – Wreck It Ralph (Rich Moore, 2012)

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A pesar de que los villanos animados son en su accionar predecibles, su diseño y el libreto se las arreglan para que estos conserven cierto grado de misterio y sorpresa en su revelación o malvados motivos. Pero eso no pasa aquí, donde dicho sea de paso, es una de las pocas cintas en esconder astutamente a su antagónico (a pesar de sugerirlo) gracias a un ritmo envidiable donde la obviedad no es uno de sus elementos, sino la interpretación personal de los hechos y el final giro donde lo que parecía ser un elemento inofensivo se convierte de repente en un peligro inminente. Gran thriller animado que denotó en su momento un gran paso evolutivo argumental para Disney y donde John C. Reilly no solo prestó su voz, sino su entrañable personalidad al héroe principal.

 

1 – Chicago (Rob Marshall, 2002)

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Uno de los valores primordiales en la evolución narrativa del musical es el dotar a la secuencia de una progresión de hechos a través del montaje, esto es, no mantener estática el cuadro musical, sino nutrirlo con el desarrollo de la trama para que esta no se estanque. Chicago lo tiene, habilidad directiva, ritmo y edición soberbia, más una fotografía reflejo del sentir, del cantar y/o de la personalidad de cada uno de sus personajes ¿El mejor? Sin duda John C. Reilly,  quien vislumbra con el mejor acto en aquel escenario de cabaret, dotando al número más famoso de aquel musical en el teatro de una óptima y justa adaptación fílmica. Por cierto, nominado al Oscar y demostrando su otra gran y primera pasión: el canto. Mr. Celofán y Chicago son sencillamente geniales.

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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