Las Mejores Películas de Salvador Dalí
Rinocerontes, colores e imágenes imposibles, entre lo sórdido y lo absurdo, entre lo mágico y el esperpento absoluto, sensaciones y placeres que se adivinan sólo con ver alguno de sus trazos, ese es Salvador Dalí
Un dandy insoportable y ególatra que no obstante, inició el camino de su autodescubrimiento con aquel dúo increíble (Lorca y Buñuel) que la vida le presentó en aquel universo que fue la cuna republicana del arte español y el semillero de la Generación del 27, la mítica residencia de estudiantes de Madrid.
Asustado por las insinuaciones de un Lorca cada vez más enamorado y el fanatismo que rompió a cargarse aquel paraíso, Dalí voló de ahí para nunca más volver a pisar la realidad, para ejemplificar el surrealismo con un perro andaluz que se volvió universal, para cagarse en él, para nadar entre cisnes reflejando elefantes y dirigirse a otros cielos, los de un chalado de apellido Disney y de ahí seguir el viaje en la figura de su eterna musa, Gala.
Y fue en ese vuelo —libre, delirante, profundamente onírico— donde el cine encontró en Dalí no solo a un colaborador, sino a un visionario capaz de llevar la pantalla a dimensiones insospechadas. Porque si el sueño es materia prima del séptimo arte, Dalí fue su más extravagante guionista.
Por Cat Movie Lee
Bonus – La planéte sauvage (René Laloux, Francia, 1973)
POR EL FETT
Joya de la animación y de la SF que, dentro de sus poéticas y surreales imágenes, persiste un mensaje sobre el control totalitario y la falta de humanidad no solo centrado alrededor de las ciencias sociales, sino también de las naturales. De manera tan incómoda como absorbente, Laloux expone la exterminación de una raza “humana” como manifiesto del trato del mismo hombre a la naturaleza, a los animales e incluso a ellos mismos. El “Planeta Salvaje” no es otro que el nuestro, visto desde un espejo surreal (basado en las pinturas de Salvador Dalí) que no deja tibio a nadie, y que despliega a través de su siniestra y fastuosa imaginería, una crítica del comportamiento más hostil del hombre: la exterminación por pasatiempo, y no por supervivencia
Bonus – Destino (Dominique Monfery, 2003)
POR URIEL SALVADOR

Bonus – Spellbound (Hitchcock, 1945)
POR KIM TOBIAS
Sin ser uno de los trabajos más aclamados de Alfred Hitchcock, Spellbound presenta una premisa muy interesante. Abordando el psicoanálisis, el director de una clínica psiquiátrica es sustituido por el admirado doctor Edwards tras su retiro, un joven apuesto que es presentado ante los directivos y ante la psicoanalista Constance (Bergman), quien comenzará a observar signos de un oculto trauma en el nuevo personaje que, enseguida sabremos, también sufre de una grave amnesia. Punto aparte es el dúo protagonista: la hermosa Ingrid en sus años más esplendorosos y Peck un poco más novato. Independientemente de su cuestionable calidad, será la secuencia del sueño diseñada y decorada por Salvador Dalí la que daría esta cinta su estatus de culto
5 – Dumbo (Sam Armstrong, Norman Ferguson, Wilfred Jackson, Jack Kinney, Bill Roberts, Ben Sharpsteen, 1941)
POR EL FETT
De alto contenido social incrustado con analogías y metáforas que refieren al racismo, al sistema laboral, el alcoholismo, la pérdida matriarcal y finalmente a la discapacidad, esta revolucionaria joya animada se ha encargado de traumatizar y enamorar a cuatro generaciones desde su estreno en 1941, una contrariedad tan efectiva como emocional y esbozo histórico de un Disney surrealista y escabroso, testigo de un estudio experimental que jugaba con simbolismos de alta complejidad acordes a un tiempo violento, de guerra y de supervivencia del arte. Dumbo es el principio de la estabilidad, del cautivante musical y del trauma paternofilial en el mágico mundo de Disney. Y aquel mito es cierto, pues la legendaria secuencia de los elefantes rosas sería obra de Salvador Dalí
4 – Midnight in Paris (Woody Allen, 2011)
Por Cat Movie Lee
¿Éramos felices? ¿Alguna vez lo fuimos? ¿O simplemente hemos vivido bajo la pesada loza existencial de que todo tiempo pasado fue mucho mejor? La última gran entrega de Allen es una auténtica gozada que explora este pensamiento obsesivo. Y mientras un remedo de escritor insiste en que no hay mejor época para haber vivido, que ‘el París de los 20s’ (entre Dalí, Hemingway, Picasso, Buñuel o Los Fitzgerald), su musa lo lleva a la locura al contradecir su premisa mostrándole una probadita de ‘La belle époque’. Adrien Brody tiene una pequeña participación, pero es tan sublime y entrañable, que su Salvador Dalí se ha convertido en uno de esos “momentos favoritos y mágicos del cine”
3 – La Edad de Oro (Luis Buñuel, 1930)
POR EL FETT
Uno de los mediometrajes más divertidos y locos del Maestro Buñuel, pero también uno de los documentos más surrealistas que existen dentro de la historia fílmica al ser decorado y co escrito por el propio Salvador Dalí. En base a variados retazos y con mucha influencia de los textos del Marqués de Sade, Buñuel y Dalí literalmente encausan una orgía de imágenes que juegan con el dogma religioso, la hipocresía social y el erotismo para evitar que una pareja de amantes consume el acto sexual, siempre interrumpidos por una situación más frenética y absurdamente genial que la otra. Es un regocijo ver a dos autores surrealistas tan divertidos y desbocados
2 – Daaaaaalí! (2023)
POR EL FETT
El mayor referente del surrealismo actual toma al mayor referente del surrealismo del Siglo XX para llevar a cabo una obra tan surreal como hilarante en donde una periodista persigue a Dalí para llevar a cabo una entrevista que nunca se dará ¿O sí? El montaje, el ritmo y la inclusión de 6 o 7 actores interpretado a Dalí son solo la punta de lanza de una narración que no para en ningún segundo y que te mantiene en constante trabajo mental no para entender lo que está pasando (por qué eso no es posible), sino para repasar y reír con algunos de los más ingeniosos y divertidos diálogos y momentos que nos ha regalado lo que va de la década (como aquel en el que un sacerdote cuenta a Salvador Dalí como soñó que una periodista lo perseguía)
1 – Un perro andaluz (1929)
Por Cat Movie Lee
Un chien andalou no llega a película, pero sin duda, estamos ante el primer ejercicio con el que el originario de Calanda, dio a conocer su obra. El corto que surgió de la confluencia de dos sueños, uno de Salvador Dalí que le contó a Luis que había soñado con hormigas, y otro de él mismo en donde había soñado la disección de un ojo (en el corto se usó el de una vaca). El gran Federico García Lorca era parte de la triada fantástica (Luis Buñuel, Dalí y Lorca) y llegó a reclamarle al aragonés al decir que la historia era en realidad el relato de uno de sus poemas, pero nunca se pudo comprobar. Con apenas 15 días de grabación, un presupuesto de 25000 pesetas, (poco más de 150 euros… unos 3000 mil pesos) Buñuel debutó con bombo y platillo y puso a los surrealistas en el mapa mundial.