La abuelita del cine mexicano fue un símbolo de fortaleza y lucha, de enseñanza y práctica, de profesionalidad y compromiso. Su trágica y solitaria vida, que incluían la muerte de su única hija y el misterio detrás de la relación con su más que amiga Rosario González, parecieron meros obstáculos que la Señora tuvo que librar para hacerse del lugar destinado para ella en los anales y en la historia de la industria nacional. Querida por todos, sus vicios por el puro, el alcohol, la charrería y hasta las pistolas, eran accesorios para forjar su fuerte personalidad, una que en muchas ocasiones se contraponía a la imagen de vulnerabilidad expuesta en pantalla.
Un día como hoy nace Sara García Hidalgo, Doña Sara, nuestra abuelita, la tutora de Pedro Infante, una Leyenda del Cine.
Enamorada del cine clásico y los guiones astutos. También odio los finales felices... ["La estimulación visual es la razón del cine. De otra manera podríamos simplemente apagar las luces y llamarlo radio" R.A.]
