Los Hombres que caminan sobre la cola del tigre: La joya oculta de Akira Kurosawa

Durante el Japón medieval, un noble acompañado por una escolta de seis samuráis pertenecientes al ejército Genji , se interna en el bosque escapando de su hermano quien desea asesinarlo. Para poder cruzar la frontera, los guerreros se disfrazan de monjes budistas que viajan solicitando contribuciones para la reconstrucción de un templo.

A partir de esta premisa, Akira Kurosawa, el director nipón más influyente del siglo XX, construye una original fábula en donde la moraleja podría ser que, más vale tener inteligencia que valentía pues, en todas las situaciones en que la identidad de los personajes se pone en riesgo, el ingenio se convierte en su arma más importante.

Cuando se denomina como una “obra menor” el trabajo de un realizador de la talla de Kurosawa, el calificativo no demerita en lo absoluto la valía artística de una producción que, en manos de otro menos talentoso, sin duda, obtendría mayor reconocimiento. El mediometraje que nos atañe, subsiste casi en el anonimato, opacado por la sombra de grandes joyas cinematográficas del maestro japonés como Yojimbo, Rashomon y Trono de sangre, entre muchas otras.

Los hombres que caminan sobre la cola del tigre filmada en 1945 y estrenada casi una década después por motivos de censura, es un ejercicio de estilo en el que, un joven Kurosawa ya daba señales de ser un cineasta con un dominio particular en el manejo de la imagen,  el montaje, la edición y el ritmo para narrar en menos de sesenta minutos una historia redonda sin la necesidad de recurrir a flash-backs artificiosos, tramas engañosas, ni dialógos rebuscados; sin duda en su simpleza recae su mayor virtud.

Para entender el porqué de la teatralidad de la película sin caer en el descrédito propio de los detractores del cine oriental, quienes lo desdeñan bajo el argumento de que la principal característica es el exceso de histrionismo y/o expresiones exageradas de sus intérpretes, tenemos que remitirnos a la fuente original del guión: la obra Kajincho del teatro Kabuki.

Surgido en el siglo XVII en Japón, el teatro Kabuki se limitó a presentar actores interpretando roles tanto masculinos como femeninos. El estilo de actuación implica hablar con voz monótona con un acompañamiento de instrumentos tradicionales. Todo parece indicar que la desigualdad en las actuaciones, por un lado guiñolescas y, por el otro solemnes, es meramente intencional para diferenciar el perfil de los personajes. De ahí que las expresiones del personaje que aporta la cuota cómica sean percibidas por el espectador occidental como ridículas. No puedo abstenerme de decir que por momentos el actor me recuerda al Gollum.

Al ver Los hombres que caminan sobre la cola del tigre es inevitable traer a la memoria otra de las obras cumbres de Kurosawa, me refiero a La fortaleza escondida, aventura épica que también relata la huída de una princesa que viaja disfrazada a través del bosque escoltada por un samurai. De igual manera, se notan ya muchos elementos que serían característicos en la posterior filmografía del autor, tales como: las transiciones que décadas más tarde introdujera George Lucas en Star Wars, los desplazamientos horizontales y verticales de la cámara, los sonidos de la naturaleza, la música sugestiva, y los planos secuencia desarrollados con mayor destreza en Los siete samurais.

Si la genialidad es un tipo de locura, al cine actual le faltan más locos como Kurosawa.

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Acerca del autor

Flaco Cachubi     blogcinefantastico.blogspot.mx/

Amante del séptimo arte desde que tiene memoria o lo que es lo mismo desde que vio Superman. Sus géneros favoritos son el horror, la fantasía y la ciencia ficción. Ferviente admirador de Hitchcock y asiduo lector de Stephen King. El cine de luchadores, su máximo placer culposo. Se describe a sí mismo como un ser viviente que cultiva su mente, para ser un cadáver muy culto.


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