Los Lobos: Un pequeño gran aullido del cine mexicano

En un hecho que casi se puede calificar surreal, tal y como lo marcara la propia esencia del cine mexicano en su época de oro, hoy en día coexisten en distintas plataformas pero un mismo universo dos cintas que no solo resaltan dentro de la escena nacional de los últimos años, sino que también se erigen como dos de las mejores propuestas fílmicas hasta ahora en 2021 en la antesala de los regresos festivaleros de Cannes y Venecia.

Ambas, participantes previas en dichas competiciones europeas e internacionales del 2020, han encontrado la distribución justa y necesaria para poder ser apreciadas por un público desgraciadamente cada vez más idiotizado por las repulsivas y burdas idioteces de los Derbez y compañía, en un esfuerzo respetable y que necesita ser replicado por sitios y lectores como nosotros, ávidos buscadores y amantes del buen y verdadero cine.

Una en Netflix, la otra aún en cartelera, hablemos primero de la que aún está en el cine… Los Lobos

Una pequeña gran película donde resalta la naturalidad y perfecta estructura de su libreto, pero sobre todo el dominio directivo de Samuel Kishi en apenas su segundo largometraje.

Absorbente, la solvencia de su guion permite una compleja, precisa y entrañable introspección emocional y psicológica de sus “lobos” sin una sobre exploración de los sucesos que los llevan ahí, a un departamento de condiciones casi degradantes donde una madre soltera y sus dos niños deberán subsistir tras dejar México y buscar una mejor vida en los Estados Unidos. Aquí cabe destacar la conexión que el director logra hacía con su actriz Martha Reyes Arias, una prometedora actriz que con su papel de madre brinda un “tour de force” impresionante, con una solemnidad dramática que no cae en ningún exceso y que al igual que su argumento, no pretenden aleccionar sobre la inmigración (ni buscar la lágrima fácil o artificial), sino solamente indagar en aquel momento clave en el que esta pequeña familia descubrirá su nuevo camino y destino. Lucía, un personaje por demás complejo, con un pasado tan empático como cuestionable, es sin duda el motor de este relato.

 

Lucía comparte el protagonismo con sus dos crías, unos lobeznos que también tendrán sus propios desarrollos, en especial el mayor, Max, que tendrá que indagar y descubrir por él mismo la situación en la que se encuentra su madre, pero también buscar la maduración forzada, prematura y necesaria para comprenderla. Max vive su propio “coming of age” acompañado de su hermano menor Leo, el cual provee a la cinta de ese equilibrio de inocencia que fomentará en esta relación un genuino manifiesto de amor sin caer en el melodrama calzado. Los tres son unos perfectos engranajes, bien delimitados y que crecen, maduran y aprenden al unísono en un libreto que hay que elogiar.

Por otro lado, el ritmo y calidad directiva es de admirarse. Kishi no solo nos encierra la mayor parte de su metraje en un cuarto con una ventana en compañía de aquellos dos niños y su madre, sino que también usa dos escapes, uno físico y otro fantástico: el exterior, que básicamente resume la aventura de Max asomándose y relacionándose con su nuevo entorno; y  la imaginación de los hermanos, reflejada en los dibujos sobre papel y la pared de dos lobos ninja que luchan contra villanos, que más que personajes reflejan el entorno nocivo o peligroso de su entorno. Kishi mantiene así la habilidad de su relato junto con su constante desarrollo de personajes, a los cuáles se les unen pintorescos vecinos que surtirán el efecto del “comedy relief” o de cierta “amenaza” para así crear una narración completamente sólida y eficiente en cada uno de los rincones de aquel crecimiento emocional.

De una duración precisa y de ciertos elementos fugaces dentro de su montaje que son verdaderamente exquisitos, tales como la inclusión de una grabadora como voz de la nostalgia y un elemento de arraigo familiar – nacional; o bien la música y pistas perfectamente situadas y utilizadas en los momentos precisos (sin exagerar en el uso de las mismas), Los Lobos en definitiva es una de las mejores propuestas nacionales de los últimos años, sujeta a ese corriente común y neorrealista de la industria mexicana que tanto encanta en el exterior, pero que a diferencia del forzamiento y pretensión somnolienta de Reygadas o de Franco, brilla por su genial simpleza y originalidad narrativa – técnica, sin polemizar, trasgredir o aleccionar, sino solamente construyendo un momento entrañable alrededor de una situación real y palpable que se suscita todos los días tanto fuera como dentro de México.

Estrenada en el Festival de Berlín del 2020 en donde se llevó un premio por su dirección y el Grand Prix como película dentro del jurado internacional Kplus, Los Lobos ha recolectado a través de su travesía una veintena de premios, destacando también su arrase de galardones en el Festival de Guadalajara en 2020 y la mejor película en el de Guanajuato.

Hágase un favor y pronto vea esta pequeña gran película que lo tiene todo.

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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