Masters Of The Universe Revelations Parte II: La Redención de un clásico

Lo confieso y lo admito no sin algo de vergüenza: dejándome llevar por la corriente, prejuzgue mal a la serie creyendo que vería un patético circo “progre” basado en la corrección política tan en boga en estos días. Vaya, hasta berrinche hice al ver el nuevo peinado de Teela, que remite al activismo pseudofeminista… Mea Culpa, Mea Culpa, Mea Culpa.

La primera temporada hizo rabiar a los Fanboys al dar más peso precisamente al personaje de Teela, lo que nos hizo creer que estaríamos ante una payasada de “empoderamiento femenino” gratuito. Y si bien se le dio un tratamiento que rayaba en el concepto Mary Sue, me lleve una grata sorpresa al ver una trama más aterrizada y adulta, en la que se permitió a los demás personajes brillar como jamás lo hicieron en los años 80. Pudimos ver a los eternianos (o como sea el gentilicio de Eternia) arreglárselas sin He-Man, quien francamente fungía como un Deus Ex Machina en la serie original.

Y es que no nos hagamos. La serie animada original de los años 80, hoy toda una fuente de memes, no era precisamente buena. Una vil excusa para la venta de juguetes, con un guión embebido en la absurda moralina de la época, en la que personajes musculosos y armados hasta los dientes no mostraban la más mínima violencia y el supuesto hombre más poderoso del universo jamás usaba su espada y ocasionalmente sacudía los puños. Y ni hablar de las lecciones de moral que teníamos que soplarnos al final de cada episodio…

Pues después de una grata primera temporada, llegamos a una conclusión altamente satisfactoria. Y lo dice alguien que creció con He-Man y compañía.

¿De qué va?

Eskeletor ha logrado hacer suyo el poder del Castillo Grayskull y emprende su violenta conquista de Eternia para después seguir con todo el Universo observable. Sin embargo, y como puede verse en el tráiler, Adam de Eternia, y por lo tanto He-Man, no está muerto…

Puñetazos al por mayor

No podemos abundar más en la trama sin caer en spoilers. Sólo diremos que en efecto He-Man vuelve, literalmente, más salvaje que nunca y a diferencia de la serie ochentera reparte golpes al por mayor, para regocijo de los fans que lamentaron su reducido papel en la primera temporada. La violencia, sin ser gratuita ni caer en el Gore, ya no se oculta ni se endulza. Ya era hora…

Y no sólo hay buenos y anticuados madrazos, sino también elementos místicos y astronomicos. Batallas con golpes y con magia suceden en dos frentes. Un espectáculo de acción sin fin.

Se revela el equilibrio

Y aquí es donde viene el gran acierto de la serie: regresa He-Man en toda su gloria pero sin minar el protagonismo que habían adquirido los demás personajes. Viejos conocidos también regresan a patear traseros para deleite del respetable y conmover nuestros ochenteros corazones.

Fiel a su nombre, se revelan por fin verdades que esperábamos ver, en un guión que fluye de forma muy natural. Fan Service bien hecho.

En cuanto al rediseño de los personajes, todo tiene su razón de ser. El aspecto rudo y musculoso de Teela es razonable: su función en la vida es dar golpes, qué esperaban? Vean a Gina Carano… Que Adam en su aspecto humano no sea sólo un He-Man menos bronceado es también una adición lógica y se agradece. Y el race-swap de Andra y del Rey Grayskull es también entendible, pues es dudoso que todo un planeta sea habitado sólo por blancos.

Pero, entretiene?

Francamente sus breves episodios se sienten insuficientes. Los madrazos están geniales y los eventos son trepidantes. Una maravilla. Entretenimiento puro y simple.

Hay que verla?

Por favor, les ruego lo hagan, para que nos den más temporadas. Se los pide un cuarentón que gozó la serie original.

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Acerca del autor

Dr. Dark    

Médico de profesión y cinéfilo de corazón. Amante del buen cine y destructor del que no lo es.


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