Momento Favorito del Cine: Samwise The Brave

¿Por qué adoramos el cine?  Alejándonos de cualquier letanía de frases grandilocuentes intentando explicar pomposamente el inmenso amor que tenemos por este arte, la respuesta es más bien sencilla: Por que no solamente nos brinda entretenimiento sino que es un verdadero escaparate de nuestras emociones, donde podemos sublimar nuestras penas, escaparnos a mundos fantásticos, mimetizarnos con héroes grandiosos, soñar y recordar el amor… La lista es interminable como lo es el espectro emocional humano.  No sólamente le amamos por divertirnos, también el cine puede ser nuestro amigo.

El día de hoy hemos querido revivir esta sección en donde se detallan momentos gloriosos específicos de grandes obras cinematográficas.  Aquellos que recordamos con mayor afecto dentro de una obra destacada.  En mi caso, uno de los momentos más maravillosos de mi vida como cinéfilo lo viví gracias a The Lord of The Rings: The Two Towers.  (Peter Jackson, 2002) .

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De la saga The Lord Of The Rings se ha escrito hasta el cansancio.  Analizar la trascendencia artística y cultural  de la triología cinematográfica original y de los libros que le dieron origen (además de despotricar en contra de la nueva y muy mediocre adaptación ) sería redundante.  No soy, por otra parte, necesariamente un seguidor del género fantástico y a decir verdad mi aprecio por esta trilogía, y en específico por su segunda parte, deriva no sólo de su innegable calidad sino del apoyo emocional, por absurdo que suene, que recibí de esta obra.

Como ocurre en otras trilogías, su primera parte nos presenta a los personajes, su mundo  y el conflicto que han de enfrentar.  Su tercera parte nos muestra la épica conclusión. Pero es la segunda parte el evento cumbre en toda trilogía:  el centro de la lucha, el punto de inflexión, aquél donde no parece haber un claro ganador y las esperanzas flaquean.  The Two Towers es con toda seguridad la más emotiva e impactante película de la trilogía, llena de momentos épicos, dolorosos y desesperanzadores pero a la vez heróicos.

Batalla épica sin igual

Batalla épica sin igual

¿Por qué The Two Towers contiene momentos cinematográficos que amo?  Mentiría si dijera que mi vida ha sido trágica o rica en momentos terribles.   Sinceramente he sido bendecido enormemente por El Señor y desplegar aquí una larga y penosa historia de miseria sería ficción pura.  Mas todos hemos sentido miedo, dolor y soledad; hasta quienes “la han tenido fácil” han sufrido y justo fue el año 2002, a cuyos finales se estrenó The Two Towers, uno de los menos placenteros de mi vida.

En esos días padecí una profunda depresión resultado de diversas dificultades académicas y personales.  Infelizmente, aquello coincidió con intensas problemáticas familiares y en un contexto económico frágil.  Forzado a mantener un promedio igual o superior a 9.0 para conservar la beca que sostenía mis estudios médicos, sintiéndome terriblemente sólo y francamente incapaz de soportar las presiones de mi incipiente profesión, no encontraba refugio en mi hogar pues era, en ese entonces, un hervidero de emociones adversas.  Asumí pues, pero de forma errónea, la posición de soporte emocional de mi familia,  por lo que debí discimular la horrible sensación de desesperanza y soledad que me invadía y mostrarme fuerte ante mis familiares.   Hoy, a poco más de 11 años de aquellos eventos, me queda claro que en mi inmadurez magnifiqué la gravedad de los problemas que pasábamos y me atribuí funciones que ciertamente no me correspondían.  Una “tormenta en un vaso de agua”, ni más ni menos.

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Cuando enfrentes el final sólo, llorarás… Estás perdido, nunca podrás volver a casa

Sea como sea, en aquellos días me sentía como un guerrero luchando contra todo y todos con apenas una esperanza de triunfo, como si me hubiese topado de frente con la pared de una terrible realidad y detrás de la cual no habría otra cosa que una pared más grande.  En un respiro de tanto lloriqueo cuasi adolescente ví The Two Towers y no pude evitar encontrar en esta obra un remanso de paz e inspiración para tomar las cosas con más calma.

Así, me ví plenamente identificado con la Compañía del Anillo, al ver al querido Gandalf caer, aparentemente, ante el terrible Balrog.  Me sentí como Sam y Frodo al cruzar la tenebrosa y pestilente “Ciénega de los Muertos“.  Me ví a mí mismo como Aragorn, quien en la  lenta y dolorosa marcha hacia el abismo de Helm  se aferraba a los recuerdos de su amada, la bellísima elfa Arwen.  Más identificado aun con Gollum y su trágica historia, sobre todo con los deprimentes versos de la canción dedicada al personaje, “Gollum´s song“:  These tears you cry have come too late…and you will weep when you face the end alone. You are lost. You can never go home…  De nuevo me ví como Frodo, cuando la fantástica Cate Blanchet, en su papel de Galadriel, pronuncia emotivamente diversos vaticinios sobre la guerra contra Saurón, justo cuando dice “Frodo ha comprendido que su misión le costará la vida…”

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“Sentirás el dolor de la mortalidad… No te quedará consuelo”

Me sentí, en cierta forma, reconfortado y acompañado en mi doloroso camino de vida mientras veía la pelicula.  Entusiasmado, desde luego, con la reaparición de Gandalf, ahora como un poderoso mago blanco, el ataque de Bárbol y sus espeluznantes árboles andantes contra Isengard y claro, con la llegada de los Rohirrim a la batalla en el abismo de Helm, cuando todo parecía perdido (y los elfos aliados, por lo visto, exterminados).

Sin embargo, un momento menos impresionante pero no por ello menos emotivo fue una verdadera inyección de valor para mí, que me sentía por completo desvalido:  Samwise, el fiel amigo de Frodo, siendo junto con Gollum prisioneros de los gondorianos y al verlo sucumbir al poder del anillo maldito y casi renunciar a su misión de salvar La Tierra Media, le anima a seguir adelante al mencionarle que  en los años por venir su hazaña será recordada con afecto y narrada de generación a generación en forma de poemas épicos o cuentos heróicos ( aun y cuando al parecer ninguno de los dos tendrá  la mínima recompensa de volver a su tranquila vida de hobbits).  Así, en las escenas finales, mientras el esquizofrénico Gollum planea en secreto reclamar el anillo endemoniado, Sam escenifica una hipotética escena futura en la que un niño, antes de dormir, pide a su padre le cuente  la gesta heróica  de “Frodo y el Anillo“, gracias a la cual el mundo vive en paz.  Frodo sigue el juego y menciona que falta un personaje que no debe ser olvidado: Sam el Valiente (Samwise the Brave), sin quien Frodo no hubiese logrado la victoria.  Sam, que en su humildad no se había visto a sí mismo como un héroe, se muestra repentinamente envalentonado con ésta afirmación.

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Una obra cinematográfica que, en conjuto con las demás partes de la trilogía, redefinió el concepto de fantasía épica e inyectó vitalidad a un género que parecía muerto.  A aquellas gloriosas escenas hay que sumar una banda sonora maravillosa : Foundations of Stone, The Riders of Rohan, Breath of Life, pasando por  la dolorosa Gollum´s song. También, obvio, la que da nombre a este post, Samwise The Brave, y mi favorita personal, Everstar.  Si bien la trilogía entera cuenta con música sublime (ya refunfuñé al respecto del Oscar negado a Enya por May it be), son los temas de The Two Towers los que más sentimiento heróico inyectan en sus escuchas.

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Jamás olvidaré cómo abandoné el cine esa noche con nuevos bríos, casi sintiéndome con una espada al cinto listo para enfrentar y vencer a cuanta hórrida criatura apareciese ante mí acompañado por los acordes de un épico tema en voces renacentistas y medievales.   A Dios gracias, los problemas que agobiaban a mi familia se resolvieron en su totalidad y con el tiempo pude comprender que mi dolor estaba fuera de proporción;  no obstante, recuerdo con afecto aquella noche en que salí del cine imaginándome que algún día se habría de contar la historia del “Valiente Dr. Dark

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Awwww, maguitos adorables…

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Acerca del autor

Dr. Dark    

Médico de profesión y cinéfilo de corazón. Amante del buen cine y destructor del que no lo es.


5 Comments

  • Genial tu descripción. A mi una parte de la trilogía que me encanta es cuando Galdalf habla con Frodo en Moria y definitivamente el discurso de Sam al final de las Dos Torres es de lo mejor de la película, no por nada es tan motivador y esos detalles le dan un gran valor a todo la trilogía en si. Que bueno que se hayan solucionado tus problemas.

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    • Sin duda, más allá de la notable calidad argumental, la riqueza de aquél mundo fantástico y lo grandilocuente de la producción, The Lord of The Rings es una verdadera oda al valor y al sacrificio. Saludos y muchas gracias por sus buenos deseos!

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  • Muy buena descripción de ese momento. Llegador, llegador jaja. Y que le puedo decir, yo tengo varios, unos por mera impresión y muchos otros por lo que atinadamente apunta en el principio de este artículo.
    Enhorabuena que las aguas en su vida y hogar se calmaron para bien, estimado Doc.

    Saludos y a aseguir disfrutando de este tan dadivoso arte 🙂

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    • Sí!!! El cine es nuestro amigo, un amigo que jamás traiciona! Que nos siga brindando momentos maravillosos. Saludotes y muchas gracias por la buena vibra!!

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