Momentos Favoritos del Cine: Duro de Matar – Navidad en la Torre Nakatomi

Ahora que la Navidad se acerca peligrosamente, es tiempo de sacar el lado tierno que llevo dentro y recordar los bellos momentos que han hecho de mis navidades una noche placentera, divertida y Difícil de Olvidar.

Yo no entiendo porqué se malentiende la película de John McTiernan. Duro de Matar no es una película de acción, claramente es una película Navideña… en la que hay terroristas, y balaceras y muertos y explosiones… Pero navideña a fin de cuentas.

Por allá de 1988 se estrenó esta película que con el tiempo se ha convertido en clásica. Ok, se estrenó en Julio, pero sin lugar a dudas es claro que es navideña. En aquel entonces solo los que veíamos la serie cómica de detectives, Luz de Luna, sabíamos quién era Bruce Willis, y ya lo amábamos.

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Sobra decir que el buen Bruce no actúa, solo se interpreta a sí mismo en cada ocasión. ¿Porqué? Pues porque simplemente en cada actuación interpreta el mismo personaje, por lo que he llegado a la conclusión que no actúa, simplemente es él mismo. Con ese sentido del humor tan suyo y canciones navideñas viejas. Ese es el paquete Bruce Willis.

Pues bien, en 1988 quedamos asombrados por aquel despliegue de acción navideña en julio a tal grado que a la fecha la película en cuestión se encuentra en el top de las películas de Bruce Willis.

Todo iniciaba con el policía neoyorkino John McClane yendo a tratar de ‘reconciliarse’ con su ex esposa Holly Gennaro (Bonnie Bedelia) quien trabajaba en Los Angeles y asistía a la fiesta navideña de la empresa en la recién inaugurada Torre Nakatomi. John había sido invitado por el jefe de su ex, ya sabe, la familia es muy importante para los japoneses y era mejor que ella estuviera con su esposo.

Total que a esta fiesta se invita Hans Grubber (Alan Rickman, R.I.P.) y sus secuaces, quienes fingen un atentado terrorista para poder robar 640 millones de dólares en bonos al portador que casualmente ahí se encontraban.

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Con esa premisa inicia la fiesta navideña más recordada en el cine navideño y de acción. ¿Pero qué hace tan memorable a John McClane? Fue el primer ‘héroe de acción’ que  se quejaba y terminaba con ‘daño de batalla’. Y es que por aquel entonces los héroes de acción en ocasiones ni se despeinaban.

Por ejemplo, tenemos a Sly y Arnold en Rambo y Comando, pero eran personajes que tenían sus movimientos calculados, era muy increíble cada una de sus situaciones, pero John McClane, no, al tipo casi lo pescan en calzones, lo agarraron descalzo, sangra como ni Rambo lo hizo, tiene sentido del humor, que en aquellos tiempos era impensable, tiene una familia y adora a su ex esposa, solo no pueden vivir juntos. John McClane no encaja en el típido héroe de acción y eso era lo más rescatable de este intrépido personaje.

El personaje de Bruce Willis vino a romper el molde de los personajes de acción que hasta ese entonces se conocían y su innegable sentido del humor, y el hecho de que la cámara lo amaba, le valieron el estrellato al que fue catapultado por esta emblemática película que solo costo 28 millones de dólares (porque los productores no confiaban mucho en Bruce Willlis) y que terminó siendo un exitazo en todo el mundo.

Así, la fiesta en Nakatomi plaza se convirtió en la fiesta de bienvenida a Hollywood para Bruce Willis y aunque a muchos eso les retuerza el estómago, a mí me encanta y cada Navidad busco regresar a las raíces de la acción divertida con el detective McClane y su peculiar y único sentido del humor.

¡Felices Fiestas y hasta pronto!

 

 

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