Momentos favoritos del cine: Ikiru-Vivir

Contemplen la puesta de sol, quizá un día ya no tengan tiempo para hacerlo.

Confieso queridos lectores haber postergado el visionado de Ikiru por muchísimo tiempo, ignoro la razón de esa falta de interés siendo Akira Kurosawa uno de mis directores favoritos. Quizá sea porque las películas al igual que los libros, a veces caen por casualidad en tus manos y las ves justo en el momento en que sabes que tu apreciación sobre ellas, será distinta a la que tendrías si hubieran aparecido en otra época de tu vida.

Dicho lo anterior, les comento que Ikiru me conmovió profundamente pese a que las películas con mensaje aleccionador no son mi fuerte. Hay quienes afirman que las cintas de Akira Kurosawa se enfocan únicamente en temas localistas, con lo cual difiero, porque ¿Acaso existe un asunto más universal que la muerte?

Seguro por lo menos una vez en su vida, les ha pasado por la mente la posibilidad de quedar desahuciados y plantearse entonces si en verdad han vivido y en qué consiste vivir ¿Es necesario saber que vas a morir para tomar la decisión de renacer? ¿Hay que darse por vencido y resignarse? ¿Cómo vivir cuando sabes que cada día te aproximas más a la muerte?

Ikiru, no solo es un canto a la vida, aunque irónicamente se centre en el tema de la mortandad, es también una crítica directa y sin concesiones a los procesos burocráticos de los cuales ni el Japón de mediados del siglo pasado logró salvarse. Akira Kurosawa expone todos esos defectos, anomalías, irregularidades, carencias y síntomas de apatía de los servidores públicos; el lente del realizador nipón señala a los responsables: desde los oficinistas de escritorio dedicados a perder el tiempo, hasta los altos mandos más preocupados por su imagen pública que por resolver los problemas que aquejan a la comunidad.

Cuando parece que el desarrollo de la trama va encaminado a un final un tanto desalentador –algo distinto al típico Happy End hollywoodense-  el otrora legendario realizador de clásicos como Rashomon y Yojimbo, nos obsequia uno de los momentos más poético y emotivo de su filmografía, en donde un columpio adquiere el mismo sentido simbólico y trascendencia que el trineo Rosebud de El Ciudadano Kane.

A resaltar la actuación del actor Takashi Shimura, quien contando con tan solo 47 años de edad, interpreta a un anciano moribundo, siendo un par de años después el líder de Los siete samurái, otra joya del mismo director.

 

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Acerca del autor

Flaco Cachubi     blogcinefantastico.blogspot.mx/

Amante del séptimo arte desde que tiene memoria o lo que es lo mismo desde que vio Superman. Sus géneros favoritos son el horror, la fantasía y la ciencia ficción. Ferviente admirador de Hitchcock y asiduo lector de Stephen King. El cine de luchadores, su máximo placer culposo. Se describe a sí mismo como un ser viviente que cultiva su mente, para ser un cadáver muy culto.


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