Monster Trucks: Tan mala como el Gasolinazo

Chris Wedge, el director de las cintas animadas  “Ice Age” (La era del hielo) y  “Robots” reaparece con un presupuesto nada despreciable de poco más de 120 millones de dólares para filmar “Monster Trucks”. Seguro el presupuesto salió de las rebabas en los ingresos de “Transformers”  (también de la casa Paramount Pictures) y tenía la intención, tal vez, de seguir con la línea de esa saga, pero en una versión más infantil.

Todo comienza con un accidente en un pozo petrolero al momento de una excavación; durante la perforación liberan unas extrañas criaturas que habitan en unos canales subterráneos. Tripp (Lucal Till) se topa con una de esas criaturas, a  la que tendrá que alimentar con petróleo como si tuviera un tanque de 500 litros, resultando conveniente para este problema, el esconderla en su camioneta.

Monster Trucks” es una cosa rara que parece el resultado de la mezcla de “Transformers”, “Herbie” y cualquier película de niños o adolescentes (mala) de entre los ochentas y noventas. El equipo de guionistas: Derek Connolly, Matthew Robinson, Jonathan Aibel y Glenn Berger no supieron dar forma a esta mezcolanza que quedó como un revoltijo de muchas patas y/o brazos, sepa Dios,  y una cabeza descerebrada pero hambrienta.

Nada hay en esta cinta que pueda enganchar con alguien, o con algo. No hay empatía con esa criatura creada por computadora a la que nombraron Creech, y mucho menos con el resto del elenco. Hay algunas caras conocidas, al menos yo logré identificar a Rob Lowe, un clásico en este tipo de películas (malas me refiero), Barry Pepper, que no me explico qué estaba haciendo ahí, Amy Ryan, que bien pudo no haber salido, Frank Whaley en el papel más sin chiste de su vida (y mira que eso es mucho decir),  Holt McCallany  como el malo mediocre y claro, a Danny Glover, que supongo que de algo tiene que vivir.

La pareja protagonista, Lucas Till, quien la hace de Havoc, hermano de Cyclops en “X-Men: First Class” y Jane Levy  (Don’t Breathe), tienen cero química entre ellos y cero química con el mundo “mundial”. Tal vez la tortura de tenerla que ver doblada al español hace todo esto más notorio, pero al final de cuentas, la versión en idioma original también apesta.

Cuando se trata de películas infantiles siempre me gusta contar con el termómetro de al menos un ejemplar de esos seres llamados niños, para ver cómo reaccionan;  en esta ocasión me llevé a dos bellos escuincles de 6 y 10 años cada uno, los cuales pasaron impasibles las primeras dos terceras partes de la película. Estaba hasta tratando de hacerlos reír para que no me fueran a reclamar que los había llevado a ver una película aburrida, por fortuna, para mí, el último tercio se puso interesante. Haga de cuenta que dejaron el trailer de la película para el final. Es ahí en donde está el despliegue de tecnología que funciona a modo de factura por 120 millones de dólares. Un poco de humor de pastelazo y uno que otro toque escatológico, fueron suficiente para salieran complacidos.

Con “Monster Trucks” es dejar todo a la suerte, si sus niños no son bien portados como los míos, tendrá muchos problemas con andarlos persiguiendo cual camioneta de llantas gigantescas por encima de las gradas del cine, para darse por vencido a los 45 minutos y salir huyendo de la sala con todo y chamacos. Si son bien portados, entonces puede que le agradezcan las palomitas, pero le darán de codazos si usted comienza a roncar, que es lo más seguro.

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