No Time To Die: James Bond, que la fuerza te acompañe

Corría el año 2005, se anunciaba un reinicio de la franquicia de James Bond con Daniel Craig de protagonista; la prensa y el público no tenían mucha fe en este proyecto criticando incluso la elección del actor y lo innecesario del remake. A menos de casi 16 años, el saldo ha sido 2 películas de Bond colocadas como las mejores de la franquicia, una vuelco de 180 grados al estilo de la misma y por supuesto la consolidación de Craig como uno de los mejores 007 (difícil considerando que el manto de este personaje lo llevaron actores de gran calibre como Roger Moore o Sean Connery), al punto de que “No Time to Die” le ha dado lo que ninguno de sus antecesores tuvo: una espectacular despedida.

Arreglando el cagadero de Spectre

Después de la horrible película que fue “Spectre”, parecía que la saga de Craig había llegado a su fin; incluso la producción de esta película tuvo demasiado contratiempos(recuerden que hubo un momento en que Boyle la iba a dirigir pero abandonó el proyecto) y se veía como una pésima idea, sin embargo en la necedad de los productores (más monetaria que artística) no se rindieron, repitieron casi al mismo equipo escritor (añadiendo nombres como Phoebe Waller-Bridge y Scott Z.Burns) de la película de Spectre, pero cambiaran al líder y director entrando en lugar de Sam Mendes, Cary Fukunaga, involucrado también en el proceso del guion. El resultado se nota de inmediato, no solamente se componen varios de los arcos de la antecesora (desde el personaje de Stavro, hasta la relación de Madeleine y Bond) sino que también se preocuparon por darle un contexto a los personajes centrales en lugar de basar sus características en aspectos superficiales: el personaje de Madeleine es el mayor ejemplo, pues se le añada un “pasado oscuro” que funge como la parte central de la historia desencadenando los principales conflictos de la trama, así como dándole una exploración más dramática y menos melosa de la relación con James Bond.

Otro lado que se rescata es que la película vuelva a mostrar el sello del 007 versión Daniel Craig  de un “tipo más enojado con la vida”, más agresivo y rasposo en su estilo, pero que al final de cuentas se siente más humano. En toda la saga exploramos diferentes facetas de esta humanidad (siendo Spectre la que quizás se esforzó menos al mostrar “un Bond enamorado” pero sin llegar a justificar a nivel guion este elemento) y que Fukanaga rescata con una escritura que indaga su lado amoroso, pero a la vez nostálgico sin caer en el melodrama, completando ese perfil desarrollado con su lado más agresivo (Casino Royale), su lado más vengativo(Quantum), su lado más filial (Skyfall) y completando el círculo con “Spectre” y “No Time to Die”. Esto es escritura básica, pues si uno quiere hacer que el público empatice con un personaje lo mejor es hacerlo mostrando las emociones más básicas pero fuertes.

Dirección de Lujo

Fukanaga no es ningún improvisado, desde que ganó el premio por dirección y guion en el festival de Sundance por la película “Sin nombre” y elevó a True Detective en su primera temporada (lo que le valió ganar el premio a Mejor Dirección en los Emmys) estaba claro que era de un talento enorme. “No Time to Die” representa su ascenso a las ligas mayores, pues a partir de ahora se ha colocado en el mapa de directores de calidad y no duden que en unos años lo veamos al comando de producciones que ambicionan más prestigio.

Si en guion se ha lucido en retomar aspectos básicos, en dirección el muchacho se ha la rifado; en edición, a pesar de que la película dura tres horas, esta es tan dinámica que prácticamente pasa volando, y eso es porque se puntualiza en los aspectos básicos de la historia y no se da ni más ni menos.

En el aspecto visual ha impreso ese estilo propio más personal y documentalista (vean Sin Nombre) que lo elevó a la fama, plasmando la acción desde un enfoque más en primera persona que en tercera (ejemplo, hay una escena donde vemos a James matando guardias filmado en un plano dorsal en primer plano, un poco al estilo de los videojuegos donde si bien la perspectiva de la cámara es en tercera persona, la cámara trata de hacer un enfoque más personal), lo cual añade una conexión al público directa ya no desde una perspectiva como observador pasivo, sino incluso activo. Este sello se ve en casi todas las escenas de la película, donde los planos a detalle en las escenas de balazos y explosiones son la constante, un acierto en la forma de traducir el lenguaje cinematográfico.

Buena conexión en las tramas

Exceptuando algunos detalles, la trama está bien construida. Casualmente el plan del villano es expandir un virus incurable a cierto tipo de objetivos únicamente con la base genética del individuo; irónicamente (e incluso accidentalmente)  con lo que hemos vivido en la época del COVID suena como algo aterrador. Un tema donde la muerte de los personajes viene más de un factor poco controlable provoca una nivel de tensión y sensación de peligro, cosa que con la formula repetitiva y los clichés clásicos de la saga se había perdido. Añadiendo esto a detalles como el pasado de Madeleine, la relación de Spectre con el villano y el origen del mismo (el cual rompe el cliché de ser el típico villano que busca dominar al mundo y sus planes provienen de aspectos más pasionales y que incluso sus motivaciones no son 100% egoístas y que busca lo mismo que Bond, solamente que quiere alcanzarlo con métodos más cuestionables), hacen que la conexión entre estas tramas por lo menos en un 70% de la película no se sientan descuadradas y encuentren cierta articulación e incluso innovación.

El inicio es su mayor problema.

A pesar de los halagos, tiene un par de detalles. El primero que es a pesar de que un 80% la historia se sienta articulada, en el inicio de la cinta encontramos los principales problemas, principalmente después de los clásicos créditos iniciales; la pelea entre la CIA y el Servicio Secreto, lo cual involucra un secuencia donde Bond y la “nueva 007” (versión centennial) peleen por capturar a un villano (que incluye a Ana de Armas) se siente bastante de relleno, junto con la forma en como “M” se ve involucrado en la creación del virus (y también innecesario, pues a la hora que ha pasado la cinta, el conflicto que Bond traía con el Servicio Secreto por trabajar con la CIA y porque no retiraron su número es arreglado en menos de 5 minutos). A partir de ese punto donde los dos entes hacen las pases, es cuando arranca la historia y todo lo anterior se siente como una pérdida de tiempo, principalmente porque en ese “relleno” es donde la cinta se tropieza con las diferentes tramas que quiere abarcar.

Un buen villano y la polémica “nueva 007”

No me ha disgustado para nada Rami Malek, de hecho para el perfil del villano ha sido un casting adecuado; no es que sea un mal antagonista, el detalle es que le pasa el “Efecto Joker de la saga de Nolan”: cuando tuviste a un excelente actor interpretando a un excelente villano, no importa lo que hagas después, todo parece inferior. En este caso la vara que dejó Bardem en Skyfall y Mads en Casino Royal es tan alta que aunque Malek lo haga bien, se sentirá bajo en comparación con el papel de ambos.

No me ha molestado para nada la nueva ‘007’ (que al final deja de tener ese número), incluso la competición entre ella y James en la trama es bastante graciosa, pero  a su personaje le falta un poco más de contexto y que pueden ir más allá de que simplemente sea un elemento comparativo de Bond en estado de adulto en plenitud contra la juventud de los agentes actuales. Si planean hacer una secuela con ella no hay problema, ya que nunca se ha dicho que los agentes del servicio secreto tengan que ser hombres blancos, pero eso sí, constrúyanle una personalidad diferente y como a los jugadores  leyenda, respeten el número y pónganle otro a esta nueva promesa.

Conclusión épica

Creo que pocos finales me han dejado tan sorprendidos. Estamos tan acostumbrados a conclusiones en personajes tan acartonados (cof,cof Avengers End Game) que sorprende cuando al principal en una franquicia le dan un cierre digno. Durante toda la saga de Craig vimos a un 007 menos artificial, mas mundano, que sufría, lloraba, se enamoraba, que podía sentir rabia y que era más que un tipo que se acostaba con cuanta mujer pudiera y bebía Martinis, por lo que verlo sin ninguna solución para el problema que tiene por primera vez en su vida, y reconociendo sus emociones que por mucho tiempo estuvieron escondidas, siendo honesto y sin secretos con la mujer que ama, resignándose a que el final de su vida es la salvación de miles, hace que esa humanidad que se fue construyendo por cinco películas sea justificada con empatía y tristeza con el desenlace del personaje, haciendo que toda esa exploración humana del personaje (con todo y altibajos), adquiera un sentido, dando quizás lo que es el momento más nostálgico de toda la saga, con James mirando hacia el ocaso sabiendo que el final ha llegado y que no queda más que resignarse contemplando con alegría su última puesta de sol, concluyendo la historia de un hombre que a pesar de sus “espectros” encontró el verdadero significado de amor al prójimo. 007 gracias por todo, que la fuerza te acompañe

Calificaciones

Guion: 2.5 – Arregla muchas cosas que dejó Spectre y vuelve a lo básico de la saga de Craig

Dirección: 3.2 – Fukanaga se ha ganado un lugar en Hollywood

Actuaciones 1.7 – Ninguno desentona en su papel

Extras 0.5 – A pesar de no ser fan de Billy Ellish, me gustó la canción

Calificación 7.9 – Buena

Con lágrimas despedimos lo que quizás (a pesar de sus altibajos) fue la mejor saga de James Bond después de la de Sean Connery y que revivió el legado de una franquicia que se creía muerta. Será difícil volver a superar lo que se logró, por lo que quizás sea un buen tiempo para que la saga descanse (aunque probablemente el título de la misma revele las intenciones de su productora “No Time to Die..because we need more money”)

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Acerca del autor

El Cine Actuario   @maxpower_ar?s=09   facebook.com/dvclocblog

Actuario/Economista, Amante del Cine, Devoto de Dios, Intuitivo, Curioso, Rockero de corazón, Fanático de los Libros y del deporte de las tacleadas, quesero, colchonero, diablo rojo. "Las estadísticas son la forma en que las matemáticas cuentan las historias" "El arte es una ciencia y el trabajo del critico al igual que el del investigador es exponer sus axiomas y teoremas al mundo" "Estar de acuerdo, en no estar en desacuerdo es saludable"


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