Post Mortem: Fascinante y siniestra alegoría a la peste

Preseleccionada para competir en los próximos Oscar en la categoría de película extranjera y ganadora ya de 24 premios internacionales, no exagero cuando etiquetamos a Post Mortem como una de las mejores películas no solo del año, sino de su género dentro de los últimos tiempos.

Dirigida por Peter Bergendy, el principal valor de la cinta es que combina bajo un solo eje tanto su folclor como su alegoría, convirtiéndose en una narrativa compacta y que a diferencia de muchos otros ejemplos de terror, es capaz de dirigir variados y complejos temas hacía un mismo destino. Así pues, la historia de una aldea acosada por espíritus malditos, enmarcada en un sentido de total desesperanza consecuencia de la Primera Guerra Mundial, nos introduje a una siniestra fábula de fantasmas y que sirve a su vez como una metáfora de la consecuente “Gripe Española”, peste que asoló a Europa entre 1918 y 1920.

Es esa conexión pandémica la que hace que Post Mortem se sienta mucho más cercana y terrorífica a nuestros días, sin embargo bajo la astucia de su guionista y director se construye un entorno casi distópico que se vuelve tan fascinante como “fantástico”, también gracias a un increíble trabajo de producción y una fotografía que tal y como sus “muertos”, se torna más opaca y lúgubre conforme su conflicto y amenaza van creciendo y acechando a tan desgraciada comunidad.

Así mismo es de distinguir el doble significado y “juego” que revela su buen título. Por un lado refiere a la labor de fotografías “Post Mortem” de la época, siendo el héroe y protagonista un veterano de la Guerra que logró ir y venir de la muerte, y que por ende tal experiencia lo ha convertido en un ente inerte hacía todo lo que tenga que ver con ella. Este excelente planteamiento por parte de Bergendy concede al protagonista (y a su desarrollo) ciertas libertades  que conforme se acerque su gran final, irán apuntando hacía un nexo entre este y “La Muerte” que podría o no liberar del caos al pueblo; como si se tratase de “un elegido”, el director utiliza este recurso de manera elocuente y sin llegar a caer como tal en un peligroso “Deus ex machina” debido al establecimiento previo del origen, naturaleza y habilidades paranormales  de su héroe.

Sin embargo hay un gran pero tanto en el protagónico como en la “compinche” que lo acompaña, una niña de la propia comunidad que se revela muy entusiasta con la llegada de este extraño a tomar fotos Post Mortem de sus caídos por la peste. Ambos denotan una muy pobre capacidad actoral, por lo que en muchas situaciones sus expresiones son como si hubieran visto a un perro chihuahua en vestido y no las siniestras actividades paranormales que la audiencia se encuentra viendo y experimentando. Esto crea una falta de empatía hacía con esta pareja de “caza fantasmas”, que también de cierta manera llega a expandirse entre los habitantes de su pueblo, los cuáles aunque muestran un terror más legítimo, el director decide no abordar en ninguno(a) de ellos(as), haciendo que la exterminación sea de los más despersonalizada desde un término emocional y/o afectivo.

La dirección y el guion siempre estarán por encima de las actuaciones, por lo que esta fragilidad incluso es maquillada por el propio director hacía su extenso y estremecedor clímax, el cual se prolonga 30 minutos para someter a la audiencia a un ritmo de tensión, suspenso y terror constante y fortuito, repleto de efectos paranormales, símbolos y caídas al inframundo o al espectro surreal que serán un manjar para el espectador. Sin temor a equivocarme, quizá dándonos hasta ahora la mejor (y más extensa) secuencia del 2021.

Post Mortem es una cátedra de cómo hacer terror y unir tangentes en un solo y rico contexto. Juega con lo surreal y con el horror, pero quizá lo que más aterroriza de su visionado es que sus elementos “fantásticos” son reales tanto en su época como en la nuestra. Este paso de lo paranormal a lo real es claramente identificable en aquellas escenas donde nuestro héroe (como si fuera “Caronte”), capta con su cámara a aquellos cuerpos inmóviles, perturbadoras secuencias que van preparando a la audiencia para el camino final, ese larga espiral donde la peste y los demonios serán “exorcizados” o expulsados de aquel pobre pueblo.

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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