Recomendaciones para escapar de la cartelera (Expedientes Secretos X del Oscar)
En esta ocasión queridos lectores, los autores han preparad algo diferente para esta sección, 4 casos en los que Oscar se encuentra íntimamente inmiscuido, ya sea por omisiones que a veces uno no entiende, injusticias que van más allá de las fronteras de la selección a Mejor Película o bien, recordando algunas épocas en donde el premio del pelón dorado parecía tener mucho mayor credibilidad.
Aunque solo tenemos 4 participaciones en este mes debido a que veces las laborales profesionales nos llaman emergentemente en estos principios de año, los invitamos cinéfilos a que ustedes mismos completen esta sección creada por y para ustedes, donde Cinescopia y ustedes nos retroalimentamos mes con mes de obras ligeras, de culto y/o de excelente calidad por si uno quiere saltarse o complementar la rica y placentera (Y en ocasiones desgraciada) costumbre de asistir a nuestra cartelera comercial.
Que les parece si empezamos con un caso bizarro de omisión, proseguimos con una injusticia en el ámbito musical y terminamos recordando a un cineasta que en un tiempo proveía de interés, satisfacciones y veracidad a un premio venido a menos y al cual el glamour ha tomado por la fuerza en los últimos años, cosa que este 2013, como todos los autores no se han cansado de aclarar, puede rectificarse debido a la calidad de obras mostradas.
Expediente No. 1: Ignorancia informática
Tron (Steven Lisberger, 1982)
Mientras que todos ponen sus películas que ganaron Oscar, yo propongo este caso para mostrar que la Academia no siempre toma las mejores decisiones y muchas veces estas son basadas en una lógica muy pobre que te hace preguntarte como es que llegaron ahí.
¿Porqué Tron de 1982? Porque es muy buena, una película bastante adelantada a su época con una trama bastante novedosa y entretenida que salió de la mente de Steven Lisberger y su equipo, y donde vemos a un joven Jeff Bridges hablando de cosas que hasta el día de hoy apenas logramos comprender al interpretar al ingenioso hacker Kevin Flynn, el cual argumenta que el actual jefe de la empresa le robó sus ideas para varios juegos de computadoras; pero la única forma de comprobarlo es recuperando cierta información de las computadoras del corporativo y el jefe tiene un sistema de seguridad bastante astuto.
Aquí es cuando Alan Bradley (Bruce Boxleitner) entra para ayudar al pobre Flynn con un programa llamado Tron, que le ayudará a recuperar esos archivos. Poco sabía nuestro protagonista que los malos ya lo tenían en la mira y lo transportan al mundo digital dentro de las computadoras y se topa con versiones “digitalizadas” de sus compañeros en el mundo humano.
Completan el casting una muy bella Cyndi Morgan (Lora/Yori) también la acompañan Dan Shor (Ram), Barnard Hughes (Dr. Walter Gibbs / Dumont) y Peter Jurasik (Crom) y del lado de los malos David Warner encarna a tres villanos, Ed Dillinger en el mundo humano y en el digital a Sark y Master Control Program.
Una historia incomprendida en muchos sentidos, con grandes avances tecnológicos como esos sencillos gráficos en computadora que por aquellos años era como ver los efectos de Avatar en estos días, aparte los trajes y efectos de luz fueron iluminados a mano cuadro por cuadro. Hubo un gran trabajo técnico en esta película que la Academia en toda su sapencia decidió descartar debido a que: “Los efectos especiales estan hechos a computadora por lo que no se ve ningún esfuerzo real” algo así fue lo que dijeron.
Su trama es entretenida y fácil de seguir y aunque es una película algo vieja, es mucho mejor que la mala secuela que sacaron por allá del 2010, sepultando para siempre las esperanzas de hacer algo digno con la franquicia.
Expediente No. 2: Omisiones Musicales
Crouching Tiger, Hidden Dragon (Ang Lee, 2000) y The Lord Of The Rings: The Fellowship of the Ring (Peter Jackson, 2001)
Por supuesto, la Mejor Canción Original es una categoría menor en la premiación. Pero, oigan ¿no es acaso la música un aspecto fundamental en el cine? ¿No es un elemento indispensable para la creación de las atmósferas necesarias en la trama? ¿Cuántas películas son recordadas más por su música y su tema original que por su historia? La Academia, en su historia, ha cometido pifias que rayan en lo risible y siempre las más conocidas son aquellas concernientes a los rubros de dirección, actuación y mejor película, pero en cuanto a temas originales también ha dado muestras de verdadero sinsentido.
Sí, lo sé perfectamente: El Tigre y el Dragón, maravillosa película, obtuvo numerosas nominaciones y un premio importante en la septuagésima tercera entrega de los Premios de la Academia: Ganó el premio a la Mejor Película Extranjera y Ang Lee, su director, fue nominado a mejor director. Recibió premios además a la mejor dirección de arte, mejor cinematografía y mejor música original. Amén de reivindicar el género de las artes marciales como una forma artística a tomarse en serio y catapultar la carrera de sus protagonistas en occidente. La premiación, por otra parte, fue una de esas cada vez más escasas entregas en que los galardones fueron en su inmensa mayoría acertados. Por ejemplo ¿Alguien duda que Gladiador fuese la mejor película de aquél año?.
¿Por qué está Crouching Tiger, Hidden Dragon en esta lista de perdedoras en los Óscares? Por un hecho que aun hoy me causa escozor: Su bellísimo tema original, A Love Before Time, interpretado magistralmente por Coco Lee, perdió ante la insufrible, cacofónica y totalmente olvidable Things Have Changed, del alabado Bob Dylan. Cierto, el score compuesto por Tan Dun, acompañado de los maravillosos solos del virtuoso Yoyo Ma, venció en la categoría correspondiente, pero A Love Before Time, sin una letra especialmente filosófica o simbólica, es igualmente una pieza hermosa, poderosa evocadora del más bello romance y de aquella maravillosa China milenaria. Y sin lugar a dudas uno de los mejores momentos de aquella ceremonia fue la interpretación en vivo del tema a cargo de Coco Lee.
Ya sabemos que la Academia tiende a entregar galardones tardíos para compensar faltas cometidas en el pasado, premiando entonces a multinominados que podrían no haber ofrecido su mejor trabajo en el año correspondiente pero son galardonados para resarcir alguna omisión anterior. O bien, nominar o premiar a “leyendas vivientes” por ser una verdadera “herejía” el no hacerlo. Y lo digo sin tapujos: mis conocimientos musicales son más bien escasos (vaya, todavía cierto amigo mío me tilda de hereje, blasfemo y sacrílego luego de que le hice saber que Rapsodia Bohemia, de Queen, sencillamente no me agrada) y francamente no conozco un comino de la carrera de Dylan, así que es obvio que no tengo argumento alguno para debatir sobre su estatus de leyenda ni su trascendencia en la música. Sólo opino sobre lo que veo y ciertamente Things Have Changed no ha de ser su mejor trabajo.
Sin acordes especialmente memorables, una letra más bien genérica apegada al estilo “I don´t give a fuck!”, sin contar la molestamente aguardientosa voz de Dylan (aspectos que no se califican en las nominaciones, lo sé, pero le agrega indignación), Things Have Changed podría ser una pieza musical apreciada por los fans del género al que pertenece y obvio por los fans de Dylan, pero es claro que la Academia, temerosa de ser juzgada con cadenas de hielo y flamígeros dedos por ignorar a tan bien amado músico, brindó a Dylan su hasta ahora único Oscar, haciendo a un lado una obra de mucho mejor calidad, al menos en el ámbito cinematográfico.
Al año siguiente, la Academia cometería otra de sus pifias en cuanto a selección musical se refiere, pues esta vez no sólo se trataba de otra “leyenda viviente” sino que su obra sí que merecía el premio: Me refiero a May It Be, de la mítica Enya, tema principal de la no menos mítica Lord of The Rings: The Fellowship of The Ring. Pretender analizar la trascendencia de esta trilogía sería redundante y escaparía a los objetivos de esta recomendación “anti Oscar”, pero vaya que se trata de una omisión aun más grave, al ignorar este precioso y admirado tema para premiar a la abominable If I Didn´t Have You, tema original de Monsters Inc. Mientras que May It Be es una hermosa pieza musical valiosa por sí misma, aun fuera del contexto de la película para la cual se creó, ¿alguien sabía el nombre de esta ridícula canción de Disney? Y si antes premiaron a Bob Dylan sólo por ser Bob Dylan ¿por qué en esta ocasión no premiaron a la admirada Enya, ciertamente una artista nada “populachera” pero sin duda un referente icónico de la llamada música New Age? Nada acostumbrada a presentarse en vivo, Enya interpretó su fantástico tema en la ceremonia, otro momento bellísimo en la historia de estos atolondrados premios.
Seguramente a la Academia le incomodaba premiar a la misteriosa irlandesa por encima de la terrible canción de Monsters Inc. (No sé su compositor y no pienso investigarlo, por que me darán más de largarle un buen palmo de acero …), una genérica y ciertamente mala pieza con tonos de jazz muy gringo, eso sí. Es probable que el patrioterismo gringo, tan conocido en el cine, haya sido responsable de esta barbaridad académica; no hay otra explicación para que un tema tan querido por los fans de lo fantástico no hubiese ganado y en su lugar el premio haya sido otorgado a una “cumbia jazzera”. Concluyo con un saludo a los intérpretes de esta bazofia: Mefisto los diezme, John Goodman y Billy Cristal!!!!
Expediente No. 3: Milos “Fucking Master” Forman
One Flew Over the Cuckoo’s Nest (Milos Forman, 1975)
One Flew Over the Cukoo’s Nest fue nominada al Oscar en el año 1975 por un total de nueve categorías: Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor, Mejor Actriz, Mejor Actor de reparto, Mejor guion Adaptado, Mejor Montaje, Mejor Fotografía y Mejor Banda Sonora. Resultando merecida ganadora en aquellas categorías que remarqué. Basada en la novela de 1962 de nombre homónimo, la cinta es arte en movimiento de principio a fin; profunda, catártica, vibrante, desgarradora, preciosista, sublimemente actuada y brillantemente dirigida, es una película que estremece las fibras sensibles de cualquier cinéfilo mediante una historia simplemente hermosa contada a través de un lunático personaje interpretado a la perfección por uno de los mejores actores de la historia: Jack Nicholson.
One Flew Over the Cukoo’s Nest narra la historia de Randall McMurphy, un hombre condenado a prisión el cual finge padecer un trastorno mental para evitar ir a las rejas. Y lo logra, es enviado a un hospital psiquiátrico en donde conocerá la cruda realidad de aquellos hombres que sí están “locos” y tendrá que enfrentarse a las dificultades de la rutinaria vida que llevan ahí dentro (sería imposible contar más sin spoilear). La película es entretenida en muchas maneras, igual puede hacerte reír como llorar, reflexionar, cuestionarte y analizar el metraje, ya no hablando de elementos del lenguaje cinematográfico, sino del film como una pieza artística que funciona a distintos niveles de interpretación tanto psicológica, como social y culturalmente. La actuación de Nicholson te hará conectar con McMurphy desde el primer momento que aparece en pantalla, su evolución dentro del desarrollo de la trama se va dando de forma natural y congenia a la perfección con los demás inmiscuidos (Mención especial para Louise Fletcher quien interpreta a la antagónica enfermera Ratched), dentro de un relato sincero y conmovedor. Pocas veces se puede experimentar un relato que estremezca y conmueva de tal manera, en donde todos los elementos ensamblan a la perfección y te dejas llevar por la belleza del relato y lo sincero de sus actuaciones.
Probablemente muchos ya habrán tenido la oportunidad de presenciar esta bella obra dirigida de forma exacta por Milos Forman. Sin embargo, utilizo este espacio para invitar a aquellos desdichados humanos que aún no lo han hecho, a echarle un vistazo para que aprecien lo sublime de su puesta en escena. One Flew Over the Cukoo’s Nest siempre permanecerá como una remembranza de por qué el cine es considerado un arte. ¡Es preciosa chingado!
Amadeus (Milos Forman, 1984)
“Mediocres del mundo, yo los absuelvo” Antonio Salieri.
Ganadora del Oscar a Mejor Película en 1984, Amadeus tal vez sea la mejor cinta de su década en el rubro de los filmes condecorados en la principal categoría por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas.
Adaptación de la obra teatral de Peter Schaffer (Quien también escribió la adaptación para cine), Amadeus es una obra memorable plagada de momentos fascinantes en los que el séptimo arte contrae una fiel y amorosas nupcias con la banda sonora y el arte de la música en toda su extensión, en su mayoría obra del mismo Wolfgang Amadeus Mozart.
A pesar de que la cinta podría haber causado conmoción entre los puristas al presentar un ficticio Mozart que cae en los excesos de la inmadurez, vicios y hasta en un cierto toque de retraso mental, Forman realiza una expiación precisa de los defectos del protagonista y de su posible comparación con la realidad al presentar en pantalla una fastuosa producción, con impactantes e imprescindibles duelos actorales y aderezado con las magníficas secuencias de las representaciones musicales de las óperas. Dicha forma de mostrar el ridículo comportamiento de un ficticio Mozart (con una ya emblemática carcajada), es la excusa precisa y perfecta para llevar el “motif” de la trama en la que el personaje de F. Murray Abraham, el compositor de la corte de Viena Antonio Salieri, enreda sus emociones de admiración, odio, incomprensión y envidia al conocer al que había sido su ejemplo a seguir.
El cineasta checoslovaco logra una transición mágica: el teatro se hace cine, y el cine se hace música; escapa de lo “políticamente correcto” sentenciado por Oscar y construye una biopic falsa que se ensalza en una potente producción con épicas ambientaciones, números musicales, vestuarios gradilocuentes y un duelo actoral legendario que sin temor a equivocarme significa una de las mejores químicas histriónicas en la historia de la cinematografía.
No hay mejor ejemplo de la magnificencia de esta obra cinematográfica, que la secuencia incluida en la edición “Director’s cut”, en la que un Mozart agonizante dicta a Salieri su famoso “Requiem”, mientras éste no da crédito a la música que aparece en su cabeza cuando traduce esas partituras mentalmente. La música y las imágenes nunca han sido tan hermosas y Oscar gozaba en aquellos tiempos de una credibilidad absoluta al premiar a la mejor película de 1984.
Y ustedes queridos cinéfilos ¿Cuentan con algunos expedientes – recomendaciones que gusten compartirnos? Hasta sus siguientes recomendaciones
5 Comments
Tron es aburrida y Amadeus una obra de arte.
Las patadas en los huevos al no darselo a “Citizen Kane” o a “apocalyse now” en su época. Sin mencionar la vista gorda hacia Scorsese y Kubrick (a Scorsese hasta hace poco con una que fue “a medio gas”) WTF!?!?!?!
es cierto, pero que hay de kubrick?!?!?, cada pelicula que dirigio fue ignorada por los oscares
A riesgo de que el Sr. Fett me cuelgue y me exilie de este recinto debido a que es jurado archienemigo de Michael Bay, hace algunos años Transformers se merecia el premio a Mejores Efectos Especiales, y acabaron dandoselo a La Brujula Dorada siendo una pelicula que paso sin trascendencia alguna!!