Robot Dreams: Amigos transitorios

Desde que la pandemia llegó, el mundo del cine cambió por completo no sólo en la forma de consumirlo, sino también de narrarlo. Parece que el evento dejó traumadas a las Generaciones Y y Z, pues hoy en día hay una tendencia cada vez más alta hacia historias que abordan temáticas relacionadas a la soledad, la depresión, la muerte y la compañía, consecuencias de lo vivido. De esta manera, las obras de arte (libros, películas, videojuegos, etc.) en este momento son testimonio de una época que ya marcó historia. Bajo este parámetro, Pablo Berger llega con su nueva película, “Robot Dreams”, basada en el cómic de Sara Varon y nominada al Oscar por Mejor Película Animada.

Una historia sencilla cuya mayor virtud es la ausencia de diálogos y que, sin decir ni una sola palabra, dice mucho en base a la amistad entre un perro y un robot (reminiscente en diseño a Bender de Futurama). El estilo minimalista complementa el constante uso de la cultura popular de los 80, desde ver a la mascota de España 82 en una bolsa hasta bailar al ritmo de September de los Earth, Wind and Fire (de finales de los 70), por lo que hay una recreación de la época muy fidedigna. Un ambiente alegre que sirve para establecer la relación entre sus protagonistas y, por ende, un preámbulo hacia el conflicto principal donde una felicidad que parecía perpetua en un verano mágico pasa a ser tristeza en un invierno que se siente eterno.

Parte del desafío radica en el cariño que cada uno siente por el otro, ya que la necesidad de afecto se va construyendo hasta que, lo que al inicio era la necesidad por acompañar la soledad, se convierte en interés y voluntad por el bienestar de aquella persona. De un amor compartido, que en principio nació por necesidad de encontrar resguardo, se vuelve una oportunidad de aprovechar el tiempo, de conocer personas nuevas, de ver lugares que te asombran, de animarte a hacer cosas que jamás harías. Una especie de ánimo a intentar ser feliz de nuevo.

Y esta relación sirve para el segundo punto que quiere abarcar: una metáfora a la pérdida de un ser querido. El distanciamiento, aunque es físico por el contexto de la historia, llega a nivel emocional porque simboliza el golpe de realidad cuando un evento trágico como este ocurre. Muchas veces, cuando muere alguien que era importante para ti, es cierto que duele, pero jamás se dimensiona los efectos de su ausencia hasta que, cuando haces una actividad que solían hacer juntos, te das cuenta de que ya no está. Sin embargo, la cinta viene recargada de un mensaje muy positivo, pues a pesar de la soledad, la tristeza y las dificultades que pone la vida, siempre se pueden encontrar distintas maneras de encontrar la felicidad y recomponerse para seguir.

No obstante, es fácil pensar que quizás su historia era más apta para ser un cortometraje, pues tiene varios momentos que pueden sentirse pasivos (muchos eventos ocurren para intentar alcanzar la hora y media), lo que no está mal, pero puede percibirse como improvisado y poco conciso. Esto puede dar a pensar que tal vez la historia no daba para durar 108 minutos, ya que la misma ausencia de diálogo que tanto la hace sobresalir la torna un poco larga (hay que añadir que el último acto dividirá opiniones, así que están advertidos).

A pesar de sus pequeños defectos, la cinta cuenta con más virtudes en ese encausamiento alrededor de “los planes no resultan como se esperan”. De cierta manera, puede considerarse como una “Past Lives” para niños, un recordatorio de que, cuando la unión se enfrenta a la separación y el deseo a la decepción, hay que valorar esos recuerdos y respetar las relaciones que tenemos ahora y que tendremos.

Etiquetas:  

Acerca del autor

Uriel Salvador     twitter.com/UrielSalvadorGS

Escritor, analista, crítico, gamer, investigador, actor (especializado en doblaje), fotógrafo. Pero ante todo, soy un amante del cine.


1 Comment

  • Tuve la suerte de ver Robot Dreams despues de Past Lives y, claro, las comparaciones eran inevitables, en todo caso no se me hizo tan polemico el final. Hubiera sido mas toxico que hubiera pasado de otra manera. Estoy contento por esta pelicula tan sencilla y ver que Berger lo ha hecho de nuevo, vender una historia sin ningun dialogo y que te deje pie a muchas conversaciones (la primera fue su torera Blancanieves)

    Reply

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*

*

*