Semana Slasher: Bahía de Sangre, una masacre a la italiana

“Cuando uno mata contra las leyes de la naturaleza, se convierte en un monstruo”

Mario Bava es junto a su compatriota italiano Dario Argento, uno de los creadores del subgénero Giallo, precursor del Slasher estadounidense. El Giallo cuyo nombre proviene de las novelas baratas publicadas en la posguerra, las cuales tenían una portada amarilla (giallo–amarillo), es una mezcla de cine de horror, misterio, erotismo rayando en el soft-porno e intriga en donde prevalece la violencia desmedida, los crimenes brutales y sobre todo las escenas sangrientas. En algunos casos también incluye elementos sobrenaturales y fenómenos metafísicos.

Pocas veces el cine de horror nos ofrece prólogos tan poéticos a la vez que aterradores como el mostrado por Mario Bava en Bahía de Sangre. En una antigua casona, una anciana se desplaza en una silla de ruedas hasta una ventana, en donde las gotas de lluvia resbalan sobre el cristal como si fueran lágrimas. Un gesto de melancolía se refleja en su rostro.

En esa atmósfera triste, como espectador te preguntas qué es lo que aflige a la pobre mujer, no obstante, apenas comienzas a sentir compasión por ella , irrumpe de manera inesperada el sádico asesino, dando como resultado una escena shockeante. A partir de ese momento, el fanático de los policiales de antaño apostaría por ver una exhaustiva investigación, sin embargo, se prescinde de la figura del detective. La trama se enfoca en un grupo de personas que al parecer lo único que tienen en común, es vivir en el mismo sitio, aunque a medida que se van suscitando las acciones se devela cómo están relacionadas entre sí y cuáles son los motivos de cada una para ser consideradas como el principal sospechoso.

En efecto, a diferencia del Slasher en donde el culpable resulta ser la mayoría de las veces un maniático que mata por simple gusto o motivado por una venganza anunciada desde el primer minuto, en Bahía de sangre, como refiere su título original en italiano, se trata de una reacción en cadena; un asesinato – resultado de la codicia, ambición, ansiedad, etc. – lleva a otro, convirtiéndose el asunto en una espiral de violencia sin fin lo que, contrario a lo que pudiera uno imaginarse, no significa que los homicidios se cometan de manera gratuita. Al final todo tiene un porqué, quedando explicado en un brillante planteamiento que une a la perfección las piezas de un rompecabezas diseñado para confundir al  espectador que presuma ser muy ducho para descubrir al culpable.

La relación más estrecha con el subgénero Slasher ya mencionado, es la forma en que mueren las inocentes víctimas al estar en el lugar y el momento equivocado, con tremendo machetazo en el rostro o atravesados por una lanza durante el acto sexual, ambos crímenes copiados con descaro en la secuela de Viernes 13, la cual por si fuera poco, incluye en su premisa la llegada de unos jovenes a una bahía ¿Homenaje? ¿Plagio?

Mario Bava recurre a una series de técnicas cinematográfica y artificios que influirían notoriamente el cine de realizadores estadounidenses como John Carpenter y Sean S. Cunninham, como el uso de la cámara subjetiva para narrar las situaciones desde la perspectiva del asesino, consiguiendo una sensación de inquietud aun más terrorífica que la provocada por el voyerista Norman Bates en Psicosis, ciertamente Bava aprovecha la liberación sexual de finales de los años 60 y las concesiones de la censura.

Bahía de sangre da origen a todos los ingredientes comunes que hasta la fecha forman parte del recetario fílmico del cine de asesinos seriales, por ejemplo, el uso del machete como arma homicida, el sitio paradisiaco convertido en trampa para turistas, el criminal perverso, las parejitas lujuriosas, los asesinatos bestiales, etc. , con la gran diferencia de que en su obra los personajes se perciben menos sobrenaturales y sí más humanos, lo que en cierta forma los hace más atroces.

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Acerca del autor

Flaco Cachubi     blogcinefantastico.blogspot.mx/

Amante del séptimo arte desde que tiene memoria o lo que es lo mismo desde que vio Superman. Sus géneros favoritos son el horror, la fantasía y la ciencia ficción. Ferviente admirador de Hitchcock y asiduo lector de Stephen King. El cine de luchadores, su máximo placer culposo. Se describe a sí mismo como un ser viviente que cultiva su mente, para ser un cadáver muy culto.


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