Shingeki no Kyojin (Attack on Titan): ¿un cierre digno?

ALERTA DE SPOILERS

No hay fecha que no se cumpla, ni anime que no llegue a su final (excepto Dragon Ball, se sigue aferrándose a la vida a través de los bolsillos latinoamericanos). Shingeki no Kyojin (Attack On Titan), después de una larga década puso punto final a su historia, y para sorpresa de nadie, ha dividido al fandom uniéndose al club de Star Wars, Naruto (que se dividió especialmente con Boruto), Avatar (con la Leyenda de Korra), Game of Thrones y un sinfín más de sagas cuyos desenlaces solo tienen dos opciones: o lo amas o lo odias.

Una situación que cada vez se vuelve más común y que nos hace preguntarnos ¿realmente el autor no supo cerrar su obra o el fandom en realidad es muy tóxico y se creó expectativas imposibles? Y Shingeki No Kyojin, lejos de cerrar en el olimpo del anime, se convirtió en un nuevo caso; por un lado, un sector del fandom ama y vitorea a Isayama; por el otro lado, se llena de memes de Eren paloma, burlas y hasta algún que otro recordatorio de su madre al mangaka.

Lo curioso es que realmente son pocas las sagas que han tenido un cierre perfecto (por ahí se me vienen a la mente la serie de Breaking Bad, la trilogía de El Señor de los Anillos, Full Metal Alchemists Brotherhood), y les seré honesto, este final fue bastante decepcionante debido al contexto y potencial de la serie.

Y antes de que empiecen con su “es que no entendiste el final bro”, hay que aclarar que no es un final profundo, ni lleno de metáforas complejas como el de Neon Genesis Evangelion, al contrario, precisamente el problema de esta serie y su final es lo pretencioso que trata de ser para que al final del día fuera bastante predecible, tanto así que cientos de usuarios de Reddit y Twitter acertaron como iba a acabar mucho antes de que se publicara el final en el manga (y por ende en el anime). De verdad, que no saben cuántos miles de personas vieron venir que Eren se convertiría en el enemigo final y Mikasa sería la verduga de sus acciones.

Esto no es “hate”, pero hay que tratar de ser objetivos dentro de los subjetivo. Los problemas del cierre son básicamente dos: como se ejecutó y la estructuración de este a partir del camino que ya había recorrido con anterioridad. Las primeras tres temporadas son una completa y absoluta joya, llenas de emociones fuertes, dramatismo, misterio, acción, un increíble desarrollo de personajes, y un autor que no le temblaba la mano de sacar de la jugada a quien tuviera que sacar. En ese momento, Shingeki se estaba consolidando como una de las grandes obras del anime, pues nadie podía negar que lo visto hasta ese punto, era sin duda de lo mejor que se había hecho en la historia del anime. Pero todo cambió a partir de la temporada 4, que básicamente es el final, y dónde Isayama hizo un cambio de jugada, tratando de sorprender al público, pero más que sorprenderlo, lo dejo confuso, bastante confuso.

Isayama relegó todo el protagonismo de aquellos personajes con los que nos habíamos encariñado (Levi, Armin, Sasha, Mikasa, Eren, Jean, Connie), para ahora contarnos la perspectiva “del otro”, en este caso la perspectiva de los enemigos de Paradis, es decir los Marleyanos, en donde conoceríamos nuevos personajes como Falco, Gabbie, Pieck, y a su vez buscó con esto que entendiéramos más a personajes que ya conocíamos (y que hasta ese momento fungían como antagonistas) como Reiner y Zeke Jeager.

Es claro lo que quiso hacer con esto, darnos esa perspectiva de los entonces antagonistas para difuminar esa dicotomía del “buenos-malos” y apegarse a la realidad histórica donde realmente dicha dicotomía no existe, y lo único que existen son intereses que benefician a ambos bandos. Isayama buscó dividir el juicio del fandom hacia el cierre, buscando que la gente se preguntase ¿Quién estaba bien y quién estaba mal? Muchos de los fans no entendieron el objetivo y algunos de ellos abandonaron el barco, perdiendo interés en la obra, pero ¿por qué? Esto se responde muy sencillo: La ejecución de esta contraparte.

Quizás ni Isayama quería que su obra acabara así, pero le pasó algo impredecible. Su obra se volvió exageradamente popular a nivel mundial al grado de que sobre sus hombros recayó un peso enorme: tienes que acabar sí o sí. Exactamente el mismo caso de George R. R. Martín ¿qué tan buena idea es comenzar a filmar series o películas de obras que aún están inconclusas? Quizás Isayama quería que esto llevase más tiempo, pero fue evidente que las casas productoras lo comenzaron a presionar. Cada entrevista se le veía desmotivado, al punto de que ya era notorio que no le gustaba hablar de la serie ¿el resultado? Un final apresurado, forzado en algunas cosas, y por ende, un final indigno de lo que alguna vez fue este anime.

Eso nos lleva a ya hablar de este último episodio que, contextualizando a los lectores, se vivía la batalla final entre los humanos de Paradis (con el poder de los titanes) y la alianza dirigida por Marley. Eren Jeager puso en marcha su plan de acabar con los enemigos de Paradis y dar fin a la guerra de una vez por todas, pero a costa de crear un enorme genocidio.

Cuando fue perceptible el cambio de personalidad de Eren a una especie de villano o antihéroe (dependiendo la perspectiva), era obvio que todos los que querían a Eren (Especialmente Mikasa y Armin), iban a detenerlo. Hasta cierto punto desde este momento ya se estaba convirtiendo en algo muy cliché, “el protagonista que se convierte en antagonista y sus amigos con el poder del amor y la amistad buscan detenerlo”, pero quizás podía haber una sorpresa de fondo, es decir, conocer los verdaderos motivos de Eren, que lamentablemente resultaron ser… ¡PATETICOS! ¡Literal el berrinche de un niño!

El episodio empieza muy bien, lleno de acción, llenó de música que nos recordaba a todo este largo camino, viendo a Mikasa, Levi, Jean, Connie, peleando junto a Reiner, Falco, Gabbie. Todo iba viento en popa, inclusive hasta el punto donde se da el ataque final, y Mikasa acaba decapitando a Eren. Todo iba bien, cliché, pero bien.

El verdadero problema empieza con la secuencia para conocer las verdaderas intenciones de Eren ¿por qué se convirtió en un genocida? Todo el “discursito” de que se convierte en un esclavo de la libertad es argumentado medianamente bien, hasta que de la nada, esto dejo de ser Shingeki No Kyojin y se transforma en una telenovela mexicana de Televisa, pues durante la conversación de Armin y Eren en el ocaso de la vida de este, dice el discurso más patético y miserable (que hasta el mismo Armin se lo dijo “jamás pensé que dirías algo tan miserable”), resultando que Eren era un “simp” de Mikasa. Y que todo lo hizo porque nunca tuvo los “huevos” (valentía) de declararle su amor. ¿QUÉ? En serio ¿me estás diciendo que todo lo que pasó, fue porque un niño calenturiento nunca supo expresarle su amor a su mejor amiga, y se volvió un genocida para llamar la atención de ella y sus amigos? Pues sí, básicamente es eso, Eren Jeager tiene el desarrollo de personaje de un “School shooter”: la sociedad me trató mal, el mundo me trató mal, el amor me trató mal, pues matemos gente y llamemos la atención.

Fue inesperado, si es lo que Isayama quería conseguir. Pero, por otro lado, claro que es decepcionante por todo lo que vimos en la serie, donde uno esperaría algo mucho más profundo.

Total, Eren deja de dar lastima por 2 minutos para revelar que a pesar de que todo su plan “medio funcionó”, (sí, medio funcionó, no funcionó), al menos logró matar al 80% de la población mundial, que los de Marley dejarían a Paradis por un rato, y que la paz solo sería momentánea. Su historia termina como el héroe que salvó Paradis y el demonio que destruyó el mundo.

Después viene la secuencia del “aftermath”, donde se puede apreciar como sus amigos sobrevivientes siguieron con su vida, tuvieron hijos y etcetera, y aparece la famosa escena de la paloma (sí ya todos sabemos que Eren no se convirtió en paloma, pero están buenos los memes), que simboliza que al menos Eren ganó su libertad.

¿Lo más chistoso del asunto? Que la mejor secuencia del episodio son los créditos, no solo por el tremendo remix de todos los intros de Shingeki, sino también porque la escena nos muestra como paradis evoluciona por ¿miles de años quizás?, a ser una sociedad moderna donde (oh sorpresa), está de nuevo en guerra. Esta secuencia sí es brillante y clara, la paz es solo un concepto, pero nunca realidad, así es la rueda de la historia, donde el ser humano permanecerá en un interminable estado de guerra, esa rueda que en tantas historias se menciona y que todos quieren romper (como la Daenerys Targaryen), pero que en el caso de Shingeki, Isayama deja claro que Eren no rompió nada y que no importa cuántos tiempos de paz haya, siempre habrá tiempos de guerra.

En resumen, así se siente el final de Shingeki No Kyojin, un cúmulo de buenas ideas mal ejecutadas. Quizás en este caso a Isayama le comió el tiempo, y lo agobió el éxito de su obra, lo que sí queda claro, es que no quiere saber ya nada más de Shingeki, e inclusive quien sabe si algún día vuelva a animarse a publicar alguna otra obra.

Por último, la animación de Mappa nunca dio la talla, y siempre se extrañó a Wit studio. Se esperaba mayor calidad para este cierre, pero se notó que hasta en eso hubo muchas prisas. En fin, Attack on Titan, llegó a su fin, y esperemos que al menos lo recuerden unos 10 años, dijera el Tatakae.

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Arqueodan    


1 Comment

  • Creo que es muy simplista y reduccionista decir que «todo lo hizo por la falta de … Para declararle su amor a mikasa» si lo hizo por el amor y afecto que le tenía a ella, y a Armin, y a Connie, y a jean, y a Historia , y Paradis». Que era predecible; si, que importan tanto las formas como los fondos; también, que se sintió apresurado y quizá uno o dos volúmenes mas habrían apaciguado mejor las aguas; también.
    La realidad es que la obra entrego tan grandes momentos y se instauró rápida y merecidamente en el gusto de todo un colectivo a nivel generacional que las espectativas eran aún mayores de lo que habría otorgado el mismo producto y difícilmente (y lamentable para muchos) no se podían cumplir.
    No era lo que se esperaba o lo que uno quería (espectativa) pero tampoco me desagradó.(La queja solo se haría a detalles puntuales, curiosamente los que tienen que ver con la acción, peleas y batallas).

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