Sound Of Freedom: Lágrimas Reales.

Sound Of Freedom sin duda se trata de la película más escandalosa del año. Una modesta producción, con un tema espeluznante y polémico, que ha logrado ser una de las pocas películas redituables en un año fílmico más bien accidentado fuera de los fenómenos “Mario Bros.” (Peaches, Peaches, Peaches ) y el “Barbenheimer”.

Por la razón que sea, Disney/Fox enlataron la cinta y ningún otro estudio grande se animó a distribuirla. Netflix y similares igualmente la rechazaron. Los derechos del filme fueron a dar a Angel Studios, minúscula productora especializada en cine religioso y pese a haber tenido un estreno limitado y carecer de la publicidad de los grandes estudios ha logrado entre 170 y 190 millones de dólares en taquilla contra un presupuesto de apenas 14 millones, solo en Estados Unidos, dejando en vergüenza a grandes producciones que con todo y su agresivo marketing se fueron al carajo.

Por algún extraño motivo, la película resultó sumamente ofensiva para cierto lado del espectro ideológico y su éxito indignó a más de uno, así que intentaron boicotearla lanzando reseñas con acusaciones de lo más rocambolescas. La reseña de la revista Rollin Stone fue especialmente virulenta. Esto orilló a los involucrados a lanzar declaraciones igual de atrevidas, creando un verdadero circo mediático.

Las críticas negativas se decantan hacia la antipatía que les causan el productor Eduardo Verástegui (vocalmente ultraconservador y pro vida, posturas que generan no pocas enemistades en la farándula) y su actor protagonista, Jim Caviezel (expulsado de Hollywood por el gravísimo crimen de interpretar a Jesús en The Passion Of The Christ) y no en las fallas de la película en sí. Las reseñas positivas, por su parte, alaban tanto al filme que resultan difíciles de creer.

En Cinescopia hablamos de cine, así que no nos meteremos en pantanos ideológicos y nos centraremos en lo importante: ¿es una buena película, o sencillamente se benefició del escándalo y del hartazgo general hacia un Hollywood cada vez más mediocre? Veamos.

¿De qué va?

Timothy “Tim” Ballard (Jim Caviezel), agente de la CIA, emprende una ambiciosa misión para el desmantelamiento de una red de tráfico de menores y el rescate de sus víctimas. Su misión lo llevará hasta Colombia, donde deberá infiltrarse entre los más viles criminales. Basada en hechos reales. Dirige Alejandro Monteverde y produce Eduardo Verástegui.

No es lo que parece…

Aunque se ha vendido como una película de acción, en realidad es un drama. Quienes esperan ver a Caviezel convertido en John Wick reventando pedófilos a puntapiés se van a decepcionar.

No obstante, resulta un drama efectivo que cumple con su cometido de conmover. A través de las buenas actuaciones y de un soundtrack ominoso podemos sentir el dolor de las víctimas y la incertidumbre de los involucrados en su búsqueda. No recurre al morbo con escenas explícitas pero sí muestra secuencias que resultan dolorosas de ver. Un drama en toda la extensión del término.

Actores comprometidos.

Jim Caviezel hace un buen trabajo como Ballard, logrando un héroe decidido pero apesadumbrado ante tanto mal. No obstante, francamente las palmas se las llevan los muy jóvenes actores Cristal Aparicio y Lucas Ávila, que interpretan a víctimas del tráfico y logran transmitir el dolor de la inocencia perdida.

Bill Camp igualmente ofrece una excelente interpretación como “El Vampiro”, el contacto de Ballard en Colombia y en búsqueda de su redención. Gerardo Tarracena, Gustavo Sánchez Parra y Manny Pérez realmente logran que los odiemos.

¿Y la controversia? ¿Merecía tanto “hate”? Por más que me esforcé, no encontré los motivos que hicieron enfadar tanto a cierto sector de la audiencia. No hay mención alguna de conspiraciones fantasiosas de la tal organización Q Anon ni se hace propaganda religiosa más allá de pequeñas menciones a la fe cristiana que Ballard profesa en la vida real. Para nada hay discursos que lleguen a los extremos de las infumables películas de Kirk Cameron, como se ha dicho.

Francamente, lo único “derechista” y “MAGA friendly” que contiene la película es el cabello rubio de su protagonista y quizás la ausencia de una “Strong Female Character” que le propine bofetadas al estilo de la ahijada de Indiana Jones…

Pero ¿entretiene? Insistimos en que es un drama. Ciertamente conmueve y genera tensión. Ofrece un entrenamiento adecuado y cumple su cometido de sacudir el corazón, pero si quieren golpes mejor vuelvan a la saga “Taken”.

¿Hay que verla?

Sí. Es una buena película que puede disfrutarse sin miedo a enfrentarse a propaganda ideológica de derechas o de izquierdas ni discursos religiosos innecesarios. Es un drama de aceptable calidad que además toca un tema incómodo pero muy real. No apta, eso sí, para estómagos débiles.

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Acerca del autor

Dr. Dark    

Médico de profesión y cinéfilo de corazón. Amante del buen cine y destructor del que no lo es.


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