Spoor: John Wick a la polaca

Tras haber sido pospuesto por 2 meses debido a sismo del 19 de septiembre, por fin pudo dar inicio el festival Black Canvas de cine contemporáneo el martes 21 de noviembre. Llamado de esta manera porque sus filmes pretenden enfrentar al espectador al lado oscuro de si mismo y de ver con claridad lo que cada uno mantiene oculto.

Siendo más que fiel a esta perspectiva oscura de ver la realidad, el filme inaugural fue el ganador del Oso de Plata en Berlín: Spoor (Rastro) dirigida por Agnieszka Holland. Es una adaptación de la novela de Olga Tokarczuk “Drive Your Plough Over the Bones of the Dead”, que se traduce a algo así como “Maneja tu arado sobre los huesos de los muertos”. Desde ahí comenzamos a sentir la oscuridad.

La historia nos lleva a las montañas boscosas en la frontera entre Polonia y República Checa, en donde se siente una magia ancestral digna de un cuento de hadas. Los ciervos, renos, zorros y demás animales que ahí habitan, corren entre la niebla y desaparecen a través de los árboles en un sinfín de hermosas tomas que logran transmitir el poder de la naturaleza. Pero Spoor es un film de contrastes y en seguida nos mostrará a esos mismos animales siendo cazados, enjaulados y a punto de ser desollados. En medio de estas dos realidades vive Janina Duszejko, una maestra de inglés de medio tiempo y astróloga espiritual/defensora de la vida de tiempo completo que vive en medio del bosque junto a sus dos perros en una completa paz. Dicha serenidad se ve perturbada cuando comienzan las temporadas de cacería, que habrán de dividir la temporalidad narrativa de la película. Duszejko sufre con el dolor de los animales y siente rabia hacia la insensibilidad y el sadismo de los cazadores. Este antagonismo es el eje principal de la historia.

Los contrastes quedan aún más marcados con los personajes. Por un lado están los que, más bien, son inhumanos, gente en posiciones de poder involucradas en la prostitución, apuestas y cacería ilegal. Son personas que carecen de toda moral. Por el otro lado tenemos a los humanos, personas que han sido consideradas “débiles” por aspectos superfluos como su condición física, su sexo o simplemente por mostrar sensibilidad hacia el mundo. Los pisoteados.

La cinematografía de Spoor es esencial para hacer aún más profunda esta división. Cuando Duszejko conoce a alguien, la cámara nos mostrará los ojos o la boca del nuevo personaje. A los espíritus afines, esos seres “débiles”, Duszejko los verá a los ojos para así mirar su alma, tener atisbos a sus pasados y entender de esta forma quiénes son en realidad. En cambio, en los inhumanos veremos sus bocas, escupiendo discursos de intolerancia, superioridad y patrañas religiosas que dicen que es correcto asesinar animales de esa manera porque “no tienen alma”. Cómo odié al sacerdote que dijo eso.

Poco a poco, los cazadores empiezan a aparecer muertos en medio del bosque. Rodeados de huellas de animales y a veces con visibles marcas de haber sido en parte devorados por ellos. Duszejko está segura de que esta es la venganza de la naturaleza por los terribles crímenes cometidos contra ella. Como es de esperarse, nadie le cree y mientras tanto los cuerpos de los que osaron desafiar a la vida se seguirán apilando ante la perplejidad de las autoridades.

Tengo que admitir que aunque no soy ni siquiera vegetariano, soy de esas personas con corazón de pollo que odia ver a los animales y a otros seres vivos sufrir. Por ello logré desarrollar empatía hacia Duszejko e incluso llega a ser catártico ver a la naturaleza dar su merecido a los otros subnormales que maltrataban humanos y animales por igual. Maldito sacerdote.

Visualmente, Spoor entrega tomas espectaculares del bosque y sus habitantes. Desde el más pequeño escarabajo al más grande jabalí. Te hace entrar en ese mundo idílico en el que el clima cambia de estación en estación de manera casi extrema, de estar hundido en la nieve a sentir el sol abrasador. Todas estas vistas ambientales son quizás el personaje más importante de la historia.

La película falla en algunas cosas ya que deja algunos cabos sueltos y hay situaciones que se resuelven de manera casi mágica. De repente se olvida de las historias paralelas de personajes que habían tenido un gran peso y presencia en la narración. También algunas tomas nocturnas no están del todo bien realizadas ya que no se logra ver casi nada y hay que apretar los ojos para adivinar qué rayos sucede. Pero los hermosos amaneceres llegan a balancear estos errores.

Sin llegar a los extremos de hacerte sentir culpable como la tramposa “Okja”, Spoor logra mover nuestro lado más humano y hacernos ver que la vida es valiosa por el simple hecho de existir, algo que increíblemente no hemos entendido aún en pleno siglo XXI. No tiene nada de malo querer a tu mascota, no le hagas caso a ese maldito sacerdote.

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Acerca del autor

El Markovich   @ChocolateBono  

Observador de la escena humana dentro y fuera de la pantalla. El cine y el chisme son de mis cosas favoritas, así que heme aquí. Yo sólo doy mi opinión, al final tú decides.


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