Suburbicon: El Paraíso infernal que revive a los hermanos Coen

El cine de los hermanos Coen funciona a través de utopías, concepto social en el cual su ironía y alto grado de humor negro se pueden desempeñar de manera elocuente a través de variadas situaciones tan naturales como surrealistas, soportando la dosis de incredulidad gracias la concepción de dichos mundos, centralizados ya sea en una comuna o bien en una pequeña esfera familiar y/o amistosa. Regida por su antihéroe, figura fácilmente identificable en cada uno de ellos, el núcleo social en turno será confrontado por una serie de infortunios que en la mayoría de los casos desembocará en un relato fatalista, una odisea que funge como una cruel y humorística crítica a la sociedad desde distintos retazos, épocas y subculturas de la población americana.

Nótese que desde el 2014 los hermanos Coen han estado de capa caída, no siendo coincidente su labor como guionistas (y directores de la desastrosa Hail Caesar!) en varios proyectos alejados de aquella narrativa utópica. No obstante, parecía que uno de sus súbditos actorales estaba destinado a rescatar momentáneamente su estilo al dirigir uno de sus libretos olvidados: Suburbicon, argumento que si bien peca de similar a uno de sus grandes clásicos llamado Fargo, guarda en su tratamiento dos virtudes distintivas: un planteamiento social semi fantástico que se convierte en acusador de la barbarie americana; y una visión directiva más sombría, toque “autoral” del responsable George Clooney.

Suburbicon es el paraíso infernal de la salvaje perfección estadounidense durante la época de la concepción del “american way of life”, época donde el marketing comenzaría su arraigo en una población que no se encontraba aún lista para superar sus escrúpulos (¿Lo estará ya?). Clooney y los Coen plantean así una metáfora de la hipocresía social, donde la distinción racial servirá como el elemento distractor o “mcguffin” para desentrañar la crueldad y atrocidad de la raza blanca. La influencia hitchcockiana es obvia desde la utilización de dicho recurso, sin embargo Clooney denota madurez al dotar a su relato de una progresión de suspenso criminal que en definitiva es mucho mejor hacia su conclusión.

En este “ficticio” pero palpable y lacerante mundo de suburbios, una serie de crímenes brutales e impúdicos se verán ignorados por la llegada de una familia de color a un vecindario donde reina la “perfección blanca”. Siendo casas vecinas (Sello de ironía de los guionistas), mientras en una casa la familia negra es víctima del acoso y la violencia del vecindario, en la de sus espaldas se comete una serie de asesinatos que esconden una vergonzosa verdad.

En su propósito por mantener el interés dentro de las dos tangentes, Clooney parece salir airoso en su analogía social, sin embargo es en su construcción sobre los motivos de los personajes donde los Coen parecen dejar varios cabos sueltos. No hay necesidad de deducir el comportamiento animal del estadounidense “supremo” de aquella época (¿La hay o los hay aún?), pero si la estructura o un trasfondo mayor al motivo de los crímenes de la casa vecina, por los que el resultado a pesar de surtir buen efecto por sus dosis de suspenso y violentas situaciones espontaneas, se desfigura un poco dada la poca empatía hacía con los inmiscuidos, ya sean estos los trágicos héroes  dentro del cuento fatalista, o los antagónicos malvados planos y sin ningún asomo psicológico hacia su comportamiento.

Un caso de virtud directiva, Clooney parece sortear las dificultades al alejarse del humor de los Coen y acercar más su tratamiento hacia su bagaje fílmico, influenciado por la del Maestro del Suspenso; si bien su planteamiento no es ajeno a las peripecias satíricas de los hermanos, el cineasta es capaz de imprimir un estilo más dramático y oscuro. El primer acto aunque un poco lento y redundante, se ve ágilmente obviado gracias a una sucesión de hechos  violentos y explosivos que medianamente rellenan los huecos estructurales antes mencionados.

En el apartado actoral encontramos a Matt Damon y a Julianne Moore como los protagonistas, pareja en las que reincide esa falta de credibilidad narrativa pese a sus correctas interpretaciones, y en el caso de Damon, alejado del estereotipo de personaje que suele interpretar (aunque el registro del mismo es similar a otros sociópatas que ha interpretado). El guatemalteco Oscar Isaac brilla en sus pocos minutos en pantalla, y en el elemento infantil personificado por Noah Jupe recae el arquetipo trágico distintivo de los guionistas.

Alejada de la perfección pero dentro de las mejores 10 o 20 propuestas fílmicas del año, Suburbicon es capaz de rescatar y revitalizar modestamente la mejor narrativa de los Coen, aquella que instauró el sello autoral en sus inicios y que aquí es víctima de su misma ironía, pues no es gracias a ellos, sino a un George Clooney que podría ver a esta empresa como una segunda oportunidad para confirmarse como el cineasta que quiso pero nunca llegó a ser.

 

 

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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