The Dial of Destiny: Indiana Jones y la lucha contra el tiempo.

Indiana Jones regresa para otra aventura, en esta ocasión enfrentando a… bueno, ya sabemos que siempre se confronta a algún nazi con afán de hacerse de algún artilugio histórico que les permita dominar a la humanidad. Pero ahora lo hace a sus casi ochenta años, con varios achaques físicos y acompañado por su ahijada, la joven Helena Shaw, quien dista mucho de seguir los ideales museográficos de nuestro arqueólogo favorito.

El objeto del deseo o la reliquia que se disputan ambos bandos es el Dial del Destino, un artefacto inventado por el mismísimo Arquímedes y que brindaría a su poseedor el poder de viajar en el tiempo y con esto, la posibilidad de cambiar el curso de la historia.

Haciendo la comparación con su desastrosa predecesora, de cuyo nombre prefiero no acordarme, esta nueva entrega es cumplidora. Hay aquí una digna despedida al personaje de Indiana Jones y a su intérprete, Harrison Ford. Pero es solamente el factor nostalgia el que hace que esta película resulte satisfactoria para los fans del Doctor Jones. Esta entrega resulta irrelevante para la historia de Indy, innecesaria para una saga que debió quedarse en trilogía y que sería así recordada como una de las mejores en la historia del cine.

Y, no me malinterprete estimado lector, la película tiene buena manufactura. Las secuencias de acción son magníficas, bien cuidadas desde la coreografía, la edición y hasta los magníficos efectos visuales que permiten, por ejemplo, ver a un Indiana Jones joven en la secuencia inicial. Hay varias secuencias que, por sí mismas, devengan el costo del boleto. La mano del director James Mangold es visible en todas partes y eso es una loa para una película con una historia que resulta un tanto insulsa.

Si bien Indiana Jones siempre fue una saga de aventuras imposibles, plagada de ironía y con toques de ingenuidad, que encontró en esa inverosimilitud su mayor activo, el paso del tiempo ha causado que en esta ocasión resulte anacrónica. Los personajes secundarios son desaprovechados, incluso su villano, que resulta un acierto en la trama y cuyo móvil para perseguir el Dial del Destino obedece a un razonamiento muy interesante, pero que en general carece de la fortaleza que llegaron a tener otros antagonistas de la saga; la inclusión forzada de la inteligencia norteamericana (y no me refiero solo al sexo o raza de los personajes, sino a su inconsecuencia en la trama) y, mención especial a un Antonio Banderas, anunciado con bombo y platillo, el cual aparece por menos de cinco minutos con un personaje que bien podría haber sido editado. Una historia dedicada más a la nostalgia, no sólo con personajes de la trilogía original, sino con escenas que son un guiño a las clásicas secuencias de la saga.

Estamos entonces ante una película que resulta cumplidora en su misión de brindar entretenimiento, que será satisfactoria para el público, particularmente para aquellos que somos fans del ícono cultural que es Indiana Jones, pero que en términos generales resulta irrelevante. Indy enfrenta un desafío al tiempo y es precisamente el tiempo quien le ha jugado una mala pasada y quien ha terminado por vencerlo y por derrotar a esta película.

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Acerca del autor

Jose Roberto Ortega    

El cine es mi adicción y las películas clásicas mi droga dura. Firme creyente de que (citando a Nadine Labaki) el cine no sólo debe hacer a la gente soñar, sino cambiar las cosas y hacer a la gente pensar mientras sueña.


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