The French Dispatch: Wes Anderson es arte

Wes Anderson es sin duda uno de los directores más icónicos del cine contemporáneo, su particular estilo ha ido evolucionando con los años y fuera de ser repetitivo parece encontrar nuevas formas para reinventarse, conmover y conectar con la audiencia, tal como lo hace en su nueva cinta, The French Dispatch.

La crónica francesa (por su título en Latinoamérica) trata sobre un periodísta estadounidense que radica en una ciudad francesa ficticia del siglo XX. La narrativa se basa en una colección de cuentos que son publicados en el periódico The French Dispatch, siendo esto inspirado por el gusto de Wes Anderson por The New Yorker, e incluso algunos personajes están basado en personas que trabajaron en el famoso diario.

La película relata 3 historias principales cuya única conexión entre sí es que los redactores son parte del mismo periódico. Esto, aunque pudiera parecer disperso, es ingeniosamente enlazado teniendo al editor en jefe como común denominador, siendo el hilo que enlaza todo lo que pasa dentro de la editorial y la principal razón para remembrar estas historias.

Y es que vaya que hay que ser muy ingenioso para transformar tres relatos de un diario en algo realmente encantador y digno de ser experimentado, pues contando con una premisa que pudiera parecer poco extraordinaria, el filme solo tiene pocos momentos para dejarte tomar aliento pues su ritmo narrativo corre a una velocidad fascinante: siempre está pasando algo en pantalla.

Todos los elementos que encantan de Wes Anderson están ahí, los gags físicos, los momentos increíblemente absurdos, el humor sarcástico e incluso los actores de siempre (más los usuales agregados).… todo esto con un toque que se siente demasiado francés y que ve su clímax en una bellísima secuencia animada que contiene toda la esencia del género de tan emblemático país.

No puede separarse el estilo de Anderson con lo artístico. Y no me refiero únicamente a sus tan populares planos simétricos y a sus deleitables paletas de colores, o incluso al armonioso diseño de producción; me refiero a esa búsqueda exhaustiva de encontrar la perfección en cada toma, cada composición que parece ser extremadamente valiosa para el director no importando la duración de esta, cada movimiento de cámara es un minucioso intento de no pasar desapercibido, y por ende, causar un impacto, consciente o no, en el espectador. 

Y es que me parece imposible dejar de sentirse fascinada por todo este arte que rodea este deleite visual que es The French Dispatch (sí, como cada película del buen Wes), que parece pulir detalles y perfeccionarse con cada filme, dando esa sensación de que no importa en qué momento pauses la película, ese congelado milisegundo sería un cuadro perfecto para conservar por siempre.

Todo esto musicalizado por el gran Alexandre Desplat, quien ya ha participado en 5 filmes del director, y que parece haber armado una mancuerna ideal para adornar la cautivadora estética que maneja Anderson, creando una perfecto equilibrio tanto en lo colorido como en lo claroscuro.

The French Dispatch está llena de detalles, dando la impresión de que puede ser revisionada muchísimas veces descubriendo nuevos secretos en cada interacción. Una película que es indispensable para cualquier amante de Wes Anderson, pero sobretodo, para cualquier amante del arte.

 

 

 

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Acerca del autor

Kim Tobias   @kimm_tobias  

Enamorada del cine clásico y los guiones astutos. También odio los finales felices... ["La estimulación visual es la razón del cine. De otra manera podríamos simplemente apagar las luces y llamarlo radio" R.A.]


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