The Last Duel: Una “Rashomona” medieval

A continuación algo de historia y cultura fílmica.

El llamado “efecto Rashomon” (nombrado así a partir de su creador fílmico Akira Kurosawa y la joya homónima “Rashomon” de 1950), es el efecto narrativo producido a partir de varias perspectivas subjetivas sobre un mismo hecho, todas ellas pudiendo ser tan verdaderas como falsas ya que cada una depende del punto de vista y percepción de dos o más individuos. En Rashomon, Kurosawa narra a través de tres inmiscuidos y un testigo ocular, el asesinato de un samurái y la violación de su esposa en un bosque del Japón del siglo XII, siendo el elemento del “flashback” la base para relatar la historia de cada uno(a) de los(as) inmiscuidos(as).

Revolucionario sin lugar a dudas, a pesar de representar uno de los conceptos narrativos más innovadores de los últimos 71 años, “el efecto” ha sido poca veces utilizado por guionistas y cineastas de manera general en sus relatos, siendo más un elemento de gran influencia en títulos que también a la fecha se ha vueltos clásicos (y otros no tanto) como Fight Club, The Usual Suspects, Gosford Park, Cautivos del Mal, Hero y/o hasta Gone Girl y la muy reciente Wrath of Man. Sin embargo nadie se había atrevido a asimilarse de manera totalitaria a Kurosawa emprendiendo un relato que dependiera 100% de dicho efecto… hasta ahora.

Auspiciada directivamente por el mejor Ridley Scott desde “Black Hawk Down” y escrita (y protagonizada) por Matt Damon y Ben Affleck, The Last Duel se convierte quizá en la segunda cinta en la historia narrada total y estrictamente desde el “efecto Rashomon”, dándose incluso cierta libertad creativa o “autoral” al hacer un pequeño gran ajuste a sus reglas. Pero es en dicho cambio donde no solo esta violenta odisea medieval “basada en hechos reales” sale perdiendo, sino que al mismo tiempo también se gana unos buenos aplausos en su atrevimiento irrespetuoso, o como dicen en mi tierra: “en los huevos que tuvieron” para adaptar y/o actualizar el “método” a las tendencias del presente (irónicamente en el pasado).

Comencemos por lo bueno, que es mucho. Ya urgía que Scott tuviera una buena dirección, y es que como la canción de José José clama: “de su alpiste nos cansamos” durante casi 20 años. El veterano cineasta entrega aquí no solo un portento visual repleto de violencia, duelos y batallas, sino también una variedad técnica en los planos, movimientos y posiciones de cámara que serán el deleite “histórico” para muchos(as), y que a la par solventan en ritmo e impresión de tensión un relato y desarrollo que prácticamente se cimienta en ello al ser la(s) misma(s) situación(es) contada(s) desde tres perspectivas diferentes en un lapso de poco más de dos horas y media.

Recalcar el elemento del suspenso, que aquí emana de la dirección; Scott comienza y termina con su título, “El Último Duelo” de una manera poco más que impresionante, haciendo que lo técnico funcione para lo narrativo y no viceversa, y surtiendo así un efecto de adrenalina y tensión constante, creciente y finalmente relajante en el momento de su resolución, haciendo que el espectador también se pueda curar de “la herida”.

Por otro lado se encuentra el rubro actoral, en donde todos se encuentran de manera óptima desde la patrocinada pero aun así excelente labor de casting; y es que hasta Affleck encuentra un papel a su medida y lucimiento, dejando que Adam Driver y Damon (soberbio este último) no solo se enfrenten en su duelo medieval, sino también en el rubro histriónico con dos personajes complejos que van desde lo heroico hasta lo ruin, desde lo fraternal hasta el más honesto odio, y desde lo tierno hasta las versiones más deshumanizadas del “hombre” ¿de aquellos tiempos?. Por supuesto no nos olvidemos de Jodie Comer, que logra el retrato eficaz de una mujer “ficticia” en una época real sobre un hecho real pero hecho “ficticio”.

Y he aquí nuestra conexión con lo mal que hace el film, y eso no es haber cambiado de cierta manera las reglas del “efecto Rashomon”, sino lo perdido y sin rumbo que se revela el relato hacía el final. Damon y Affleck dividen su relato en tres capítulos: la verdad del esposo, la verdad del violador y la verdad de la mujer; en las primeras dos se dibuja un panorama de thriller político y fraternal que brilla gracias a la intensidad de los tres protagonistas, las guerras, los cambios de bienes, los roles de caballeros, feudos y hasta rasgos históricos. El problema cae de manera rotunda y como un balde agua fría apenas en la cortinilla en la tercera historia, la de ella, dejando implícito en los propios títulos del episodio que esa es “La Verdad Absoluta” para pasar a ahora a un enfoque totalitario sobre el ultrajo cometido hacía la mujer.

Affleck y Damon no solo desdeñan una hora y media de narración previa, sino que al imponer que la verdad del tercer capítulo es “LA VERDAD”, matan cualquier esbozo de misterio, suspenso y por supuesto la emoción que hubiera supuesto el “¿Qué pasará en el Duelo Final?”, el cual a pesar de ser tenso por la excelente dirección de Scott, es totalmente predecible al imponer héroes, villanos y mujeres empoderadas ¡Pero no solo eso! Si tu mensaje es la justicia hacía la mujer ¿por qué construirla a través de casi dos horas de insulsos “machos” haciendo cosas que no guardan relación con el hecho en sí? Si lo dictaminado por Kurosawa y su efecto requieren que las perspectivas se enfoquen en un solo punto, Damon y Affleck aquí prefieren desenfocarse del mismo para llevar a cabo una suerte de elementos distractores que guardarán muy poca o nula relación con el hecho en sí.

Los dos primeros actos regalan un trasfondo “patriarcal” necesario para el giro de su tercer acto (incluso Matt y Ben juegan con la culpa el espectador al crearse prejuicios sobre el cómo se dará “la violación” y la actitud que tomará ella ante el hecho), es cierto, pero dentro de su propia construcción de personajes el engolosinamiento o lucimiento de poco más que algunas secuencias inconexas resultan totalmente invalidas para el acto final.

Volviendo a Comer, su actuación es estupenda, logrando capturar y manifestar la desesperación, frustración y ese mensaje de que la mujer de aquel siglo era tratada vil y descaradamente como ganado o una simple propiedad. El problema no es ella ni el empoderado mensaje, sino el rotundo cambio de contexto que se da de manera narrativa al auto aniquilarse y quitar la veracidad a sus otros dos personajes, que terminan siendo unos lastres artificiales sin ninguna relevancia en el relato, más que el verlos echando rotundo chingadazo en el clímax, cortesía de Scott

Es entendible; el cambiar la regla del efecto Rashomon responde a la necesidad de Damon y Affleck (y la sociedad) de dar un mensaje contundente y rotundo sobre como nada y nadie puede justificar el hecho de una violación, pero por increíble que parezca no hay mucho asomo de la tercera protagonista en los dos primeros actos, como si lo hay de los dos primeros en el final ¿Debió entonces esa verdad emanar de la propia intensidad y naturalidad o simplemente Matt y Ben decidieron relegar la férrea justicia a la figura de la mujer medieval al prólogo de su clímax?

The Last Duel es tan complicada como necesaria. Es una película que para bien y mal pasará a la historia por no solo renovar las reglas del efecto en el que se encuentra escrito, sino que será la segunda en apenas 71 años de estar construida estrictamente en el mismo, y eso ya es algo que presumir. Su mensaje es también necesario, y el intento de guion es con todo y sus fallos, totalmente elogiable. Pocas veces digo esto, pero pocas películas merecen una segunda y hasta quizá una tercera revisión como esta, pero por el momento es mi deber informarles que es una cinta que se dejará ver por mucho tiempo.

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


5 Comments

  • Sin duda alguna una gran película, concuerdo con gran parte de lo dicho en el artículo menos en cuanto a lo mencionado sobre el guión. Es cierto que no es totalmente redondo ni perfecto, pero en lo que respecta a la frase de que la versión de la víctima es “la verdad”, no considero que realmente “desbarate” lo ya constituído. Tal vez solo impide que el relato y la narración sean más mordaces, aunque coincido en que es el mayor pecado del film. Fuera de eso, es excelente, como las actuaciones: hasta me sorprendió el nuevo(?) registro de Afleck jaja maldito viejo desgraciado jaja. Aunque eso sí, tengo un problema con anteriores declaraciones sobre que la narración es redundante, considero que el que se repitan ciertas secuencias con ligeras alteraciones es necesario tanto para construir cada personaje y tridimensionalizarlos (existe esa palabra?) como para aumentar la tensión hacia el fin de la película. Además, esas escenas en lo absoluto resultan aburridas o tediosas, debido a la excelsa dirrección del maestro Scott y a las interpretaciones, por eso eran necesarios grandes actores para la película. Así que, como diría otra canción de José José, «lamento contrariarle pero yo, no» estoy de acuerdo

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    • Las alteraciones a las escenas es un imperativo y estoy de acuerdo con ellas estimado, pero la redundancia m refiero a las otras escenas que no se repiten en cada histria y que crean ese desperdicio referido, como aquellos momentos de “Lord of War”, que con LA VERDAD, parecen más forzamientos para solo agregar espectacularidad

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  • La mejor película de Scott desde Gladiator. Concuerdo con el comentario de Agur, aunque la 3° versión desbalancea un poco el relato tornándose algo predecible para su conclusión, creo que no trastabilla del todo lo narrado anteriormente, esto gracias a la habilidosa dirección de Scott, que a pesar de haberla cagado rotundamente en estos 20 años con variados bodrios, demuestra que a sus 80s todavía tiene talento (hubo algunos momentos de batalla que me recordaron a algunas pinceladas de los duelistas), y claro, las notables actuaciones de todo el elenco, sobretodo de la hermosa Jodie Comer. La verdad me dejo un buen sabor de boca como pocas en el año, dejando en la lona en cuanto a las “medievales” a la inflada “The Green Knight”, aunque claro que ni en pedo iguala la majestuosidad de la obra maestra de Kurosawa. Entre el 3.5 – 4 de 5 estrellas.

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