The Last Night in Soho: El lado oscuro de la nostalgia.

¿Se acuerdan de la historia bíblica de Lot y su esposa? Cuándo Dios les dice que deben salir de Sodoma y no mirar atrás, a lo cuál ella desobedece y queda convertida en estatua de sal. Así funciona el anhelo al pasado, cuándo uno se ancla demasiado hacia él puede terminar estupefacto y ya no moverse hacia el futuro (incluso ese pasado puede ser tan oscuro como la misma Sodoma).

The Last Night in Soho es una de las pocas películas que en una época dónde “vender nostalgia” se ha vuelto una alternativa mercantil a la modernidad, nos recuerda que quizás haya cosas que no han cambiado.

Primer acto: A lo Woody Allen

La cinta en su narrativa tanto visual como en escritura, podemos dividirla en tres estilos y actos

El primero nos introduce en la historia de Eloise, una chica de USA que se muda a Londres para estudiar la Licenciatura en Diseño de Modas; por desgracia ella lucha con una terrible enfermedad mental a causa de la pérdida a temprana edad de su mamá, añadido al poco sentido de pertenencia hacia la modernidad, por lo qué su escape es el anhelo y gusto que tiene por los años 70’s de Londres. Debido a su falta de conexión social decide mudarse a un apartamento parecido al de la época, en dónde comienza a soñar que se mete en la piel de una cantante llamada Sandy. Hasta este punto todo en la cinta es nostálgico y bonito, recordando a películas como La Rosa Púrpura del Cairo o Midnight in Paris, donde se planteaba el anhelo de una época como escape a una triste realidad. Visualmente la paleta de colores es cálida y los planos son un poco más abiertos para generar una sensación de apertura. El diseño de personajes está bien hecho y justificado con la trama, el guion lanza algunos cebos al espectador qué servirán para la construcción del segundo acto, y a pesar de todo esta estética, hay ciertos detalles en el ritmo y montaje que indican qué algo no está bien, ejecutando de manera sutil la parte del thriller

Segundo acto: De Hitchcock a Wes Craven

Una vez atrapados en este estética setentera, Wright muestra sus verdaderas cartas; su intención no era hacer una oda nostálgica, sino más bien echarle agua fría al espectador para transmitir el mensaje del peligro de anhelar el pasado, y para ello se hace valer de dos géneros que apelan a las emociones más viscerales: el thriller y el terror; el primeros construye un misterio alrededor del contexto de las situaciones y por supuesto abre la “cajita de Pandora” de incomodidad, los cebos colocados en el primer acto comienzan a tener fruto y toda esta ejecución es apoyada por el terror, volviendo a la esencia de sus orígenes y a los estilos actuales (mensaje de crítica social mezclado con horror).

Wright también apela a que el mundo del pasado para nada es un paraíso perfecto y en donde incluso hay menos vías de escape que en la actualidad, donde siguen existiendo los mismos problemas (haciendo una crítica acerca de la cosificacion y el machismo), y estableciendo que el peligro de sobrevalorar a una época podría hacernos perder la objetividad del contexto. Todo esto lo hace utilizando elementos de terror clásicos, desde el gore, screamings, juego de luces, trucos QUE recuerdan bastante al cine de Hitchcock, pasando por Polanski (Repulsión y Rosemary Baby’s) hasta Wes Craven.

Por consecuencia la paleta de colores cambia volviéndose más oscura, los planos se vuelvan más cerrados para generar esa sensación de encierro y asfixia (ejecutados como vínculo cinematográfico del estado de Sandy), el montaje apoya aún más la parte técnica volviéndose más dinámico e imprimiéndole un ritmo frenético; ese ambiente es angustiante pero queremos saber más de la historia, así que los personajes comienzan a sentir una conexión creando una dualidad interesante entre el personaje de Sandy y Eloise

Hasta aquí en todos los aspectos Edgar Wright se muestra en su nivel más creativo, ejecutando de manera perfecta cada toma, los plot Twist son precisos e inesperados, hasta que llegamos al tramo final.

Tercer acto: Edgar Wright es el Cruz Azul del Cine

Una vez que el mejor giro de la historia ha sido ejecutado la película de levantarse se termina por caer.

¡Ay Edgar Wright! Da coraje porque no es un mal director, pero no sé con que guionistas se junta o si él mismo tienes problemas para cerrar las historias qué siempre la terminas por “Cruz Azulear” en sus películas.

En un intento desesperado por no verse predecible, la película se termina viendo tonta, muy a la producto de gallina, se mete un plot Twist que termina por destrozar la narrativa, volviendo ciertos arcos del nudo innecesarios (la enfermedad psicológica) y convirtiendo a otro inconexas con el final (la visión del asesinato), terminando por implosionar  con una “happy ending” que no termina por cuajar.

Calificaciones

Guion: 2.2 – Dos tercios valen la pena y considerando que el tramo final termina por arruinar detalles del nudo se queda casi a la mitad

Dirección: 3.4 – En este aspecto nada que reprocharle a Edgar Wright; considero que es su mejor trabajo especialmente porque articula el tono del primer acto con el segundo y hay una conexión impecable entre lo narrativo y visual.

Actuaciones: 1.8 – Anna Taylor y McKenzie están perfectas en sus papeles y establecen la conexión y dualidad de sus personajes.

Extras:0.5 – Impecable a nivel producción, mención especial para el manejo de la música y sonido.

Calificación 7.9 – Buena

Podría haberse convertido en uno de los mejores thrillers de los últimos años porque ejecuta perfectamente su mensaje central de manera creativa utilizando a los géneros del terror y thriller, por desgracia su pésimo final hace que se quede como una cinta buena pero que a lo mucho quedará como lo mejor de la filmografía de Wright. No es una decepción pero uno se va con la sensación de que puedo haber sido mucho más, cómo un subcampeonato que se ganó en los últimos 8 minutos del partido.

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Acerca del autor

El Cine Actuario   @maxpower_ar?s=09   facebook.com/dvclocblog

Actuario/Economista, Amante del Cine, Devoto de Dios, Intuitivo, Curioso, Rockero de corazón, Fanático de los Libros y del deporte de las tacleadas, quesero, colchonero, diablo rojo. "Las estadísticas son la forma en que las matemáticas cuentan las historias" "El arte es una ciencia y el trabajo del critico al igual que el del investigador es exponer sus axiomas y teoremas al mundo" "Estar de acuerdo, en no estar en desacuerdo es saludable"


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