Top Gun Maverick: Si Tom Cruise dice que la veas ¡Vela!

Tuvimos que esperar 36 años… ¿tuvimos? ¡naahh! Nadie esperaba una secuela de Top Gun, eso ya era algo que había quedado como un clásico de los 80 y nos habíamos olvidado del asunto. Bueno, tal vez nosotros, pero parece que a Tom Cruise y a sus productores les había quedado la espinita, y tarde pero se la sacaron ¡y de que manera!

Top Gun Maverick viene con todo.

El Capitán Pete “Maverick” Mitchell (Tom Cruise) ha seguido su carrera como piloto aviador y cada vez es mejor (si es que esto es posible), y ahora maneja los mejores y más rápidos aviones del mundo, “es el hombre más rápido del mundo”. No le interesa la política ni otra cosa que no sea volar, de hecho, ni se ha casado, ni ha regado algún hijo por ahí, nada. ¿Qué pasó con Charlie, aquella mujer que fue su gran amor? No sabemos, ni la mencionan. Nuestro Maverick solo siente pasión por los aviones y por andar en moto con su icónica chamarra de parches (sospecho que es la misma de los 80).

Hasta ahí la cosa no ha cambiado mucho, cuando de repente, recibe un mensaje de su viejo amigo Tom “Iceman” Kazansky (Val Kilmer), donde le dice que lo recomendó como instructor  en Top Gun, su antigua escuela de aviación. Ahí debe de entrenar a un selecto grupo de pilotos para una misión casi imposible (en ese momento pensé que se iba a revelar el multi universo de Tom Cruise y de fondo iba a sonar la clásica música de Misión Imposible pero no fue así). Entre el grupo de pilotos esta Bradley “Rooster” Bradshaw (Miles Teller), hijo de su difunto amigo “Goose” y, al parecer, el pasado no ha sido olvidado, e incluso hay nuevas rencillas.

Lejos de lo que fue la primera película, esta secuela nos da más escenas de acción y menos romance ¡y vaya que son buenas las escenas de acción! El director Joseph Kosinski logra “subirnos” a los aviones y vivir las fuerzas G que se generan en los vuelos. La velocidad se vive en la pantalla. Los efectos son espectaculares, no se ven hechos con CGI, y vemos varios modelos de aviones y varias escenas de entrenamiento que son muy divertidas.

En serio ¿nada de romance? Bueno, si la versión de los 80 era más un romance entre un estudiante y su instructora de vuelo, cosa que nos voló la cabeza en aquellos ayeres, esta vez, según la trama, Maverick se re encuentra con un viejo amor (que se lo sacaron de la manga), una mujer llamada Penny Benjamin (Jennifer Connelly), que tiene un bar cerca de Top Gun y es el lugar de reunión de los pilotos de la academia. Hay que decir que pasan cosas más interesantes en el bar que en el forzado romance entre estos dos personajes.

Algo pasa con Tom Cruise, pero es excelente en escenas de acción, en saltar de edificios, manejar aviones, autos o motos, pero no le crees nada cuando corteja a una mujer y mucho menos cuando la besa. No hay nada de química entre ellos.

Entre los actores ya antes mencionados también están Jon Hamm, Ed Harris, Monica Barbaro, Lewis Pullman, Glen Powell, Jean Lousia Kelly entre otros más.

Es una película cien por ciento palomera, pero muy bien hecha, muy divertida, y que si bien apela mucho a la nostalgia y al fan service, no decepciona. También es muy buena la banda sonora, en donde reviven los éxitos de los 80 y hay nuevas canciones como “Hold My Hand” de Lady Gaga, que hay que decirlo, no le llega ni a los talones a la legendaria “Take My Breath away” de Berlin (con la pena para Gaga, pero su canción es muy medianita y pasa desapercibida).

Me atrevo a decir que es el mejor blockbuster de lo que va del año. Una historia sencilla con grandes escenas de acción que hay que verla en cines y en la pantalla más grande, así nos lo recomendó Tom Cruise y hay que creerle.

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