Un profeta gánster

El cine de mafias y crimen organizado ha dado grandes películas que pasan a la historia del séptimo arte y al corazón de sus cinéfilos por retratar a los enemigos de la ley de manera humana, sus ambiciones son tan suyas como propias. Un prophète, no es una gran película de acción, pero si una historia de crimen, que según el dicho “no paga”, pero vaya que es generoso.

La historia nos presenta a Malik El Djebena (Tahar Rahim), un jóven francés de ascendencia árabe que cae en prisión a los 19 años para purgar una condena por 6 años. El muchacho llega sin nada a la prisión, un lugar que mas allá de ser un centro de rehabilitación es una escuela del crimen donde hay categorías, El Djebena es absorbido por el orden criminal del recinto, se le impornan condiciones que debe cumpir para sobrevivir y conforme gana confianza Malik forja su porvenir.

Llama la atención la excelente actuación de Niels Arestrup como César Luciani, la cabeza detrás del sistema corrupto de la prisión, un personaje fuerte como los buenos mafiosos, frío y calculador como todos los de su clase, el jefe que brinda la oportunidad a El Djebena para mantenerse a flote en ese ambiente hóstil.

El chiste para mí de la historia es observar el progreso de Malik El Djebena en el mundo criminal, sus astutos movimientos y la lealtad hacia aquellos que le son útiles. En ese perfil, el personaje interpretado por Tahar Rahim es de destacarse.

A pesar de no ser muy ágil en su desarrollo y tener momentos un tan abstractos, la historia se desenvuelve bien y tiene como momentos de humor o tal vez hay sitauciones que para mucho valgan una sonrisa por lo peculiar del suceso, eso, ya lo verán ústedes.

El contexto social y político es básico en esta historia. Por un lado tenemos el conflicto racial entre los distintos bandos de la prisión: árabes, franceses y corsos tienen marcadas diferencias y solo el intercambio de favores y mercancías como la droga logran saldar por momentos el odio incubado mas allá de los límites de la cárcel. Vale la pena echar un vistazo a la historia del conflicto corso, que se ha tornado desde hace años en situaciones graves como el terrorismo. También destaca la variedad de lenguajes presentados y las referencias a los aspectos religiosos  que muestran la multiculturalidad de la nación francesa.

No hay que dejar de mencionar a la música que acompaña a la película, por un lado Alexandre Desplat (quién ha puesto su trabajo de composición en filmes como The curious case of Benjamin Button y la reciente The ghost writer) y por otro  temas como Goobbledigook de Sigur rós, que hacen disfrutables ciertas secuencias.

Parece que los géneros no siempre tienen una fórmula rígida y siempre hay quien se atreve a darles su toque, Un prophète lo deja claro y hay que dar la bienvenida por que los cambios nunca estan de más.

Enlace: Un prophète (página oficial)

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