Una Película de Policías: El rostro humano de los oficiales

La actualidad de la seguridad nacional ha sido una temática constante en el cine nacional; tenemos desde películas que hablan acerca del narcotráfico, la corrupción, pandillas, pero el cine mexicano pocas veces decidió adentrarse en las entrañas en las instituciones cuya labor es proteger  y salvaguardar la estabilidad social desde el ámbito local hasta el federal. Ruizpalacios pone de una forma original y peculiar el tema de la policía como una parte de la explicación del enigma de la inestabilidad que vivimos tanto en Latinoamérica como en México.

Montoya y Teresa

El autor de películas como “Güeros”, tiene un objetivo central claro: dotar de un rostro humano al policía, pues detrás del uniforme, chaleco y placa, existe también un ciudadano que ha renunciado a su estatus de civil incorporándose a un cuerpo de seguridad para poder, como dicen coloquialmente, “ganarse la papa”. Al final del día no son robots los que ejecuten esta labor, son personas comunes que podrían ser un amigo, conocido, hermano, padre, etc.

En este caso el rostro humano tiene dos nombres: Montoya y Maria Teresa, dos policiales que han encontrado en su trabajo no solamente el sustento diario, sino una familia, un estilo de vida y sobre todo el amor. Es aquí donde la ficción entra de manera ágil, pues a través de la interpretación de estos personajes ejecutados por Raúl Briones y Mónica del Carmen, llegamos a conocer las personalidades de estos simpáticos sujetos, sus razones por las que terminaron por formar parte de este cuerpo de seguridad, su pasado, temores, emociones y pasiones, teniendo desde la radiografía de relaciones familiares intensas (daddy issues), hasta objetivos de superación personales. Es una de las partes más brillantes de la cinta, pues aquí el director sabe que si quiere pintarle benignidad y empatía a la policía, tiene que empezar por lo más básico lo cual es desarrollar a sus personajes en su escritura; esto lo hace con uno de los recursos más elementales ,pero efectivos: diálogo, diálogo, diálogo, pero no lo plasma a través de conversaciones largas y redundantes ,sino en una mezcla de documental ficción donde los personajes rompen la cuarta pared e interactúan con el público contando su historia, siendo este el hilo conductor narrativo. Por otro lado, visualmente la película apuesta por una imagen menos estática y le agrega un poco de dinamismo, añadiendo de manera precisa, de vez en cuando, algunas escenas que ejemplifican la anécdota o vivencia que nos cuentan (recordando un poco a Taxi de Panahi). Esto es mezcla de guion, fotografía estilística en estado completamente creativa.

La interacción de estos personajes tiene un contexto tan sólido y justificado, pero a la vez tan natural, que por momento creemos que verdaderamente estamos en un documental; sus diálogos nunca aburren y al contrario, entre más nos van contando estas figuras, queremos conocerlos más. Es como si nos sentaremos a comer unos tacos de suadero con una chelas con dos personas que acabamos de conocer, pero cuya conversación es tan amena que desde el primer momento nos caen bien. Esta escritura es tan eficiente que quizás el filme tenga a una de las mejores parejas dentro de la pantalla mexicana, pues sus personalidades están tan bien moldeadas que llegan directo al corazón y la empatía del espectador.

Mensajes que pegan como pistola de toques

A partir de estos elementos se muestran varios aspectos de la percepción del policía ante la sociedad;

  • Desde la mala fama al punto de que el rechazo a estos cuerpos de seguridad no es propio de alguna clase social, sino que en general tanto ricos como pobres de diferentes maneras los desprecian por igual.
  • Mostrar que gran parte de la inseguridad nacional se debe a la falta de apoyo a los cuerpos policiales.
  • Que esta falta de ayuda genera que algunos policías tengan que acudir a la corrupción como una manera de supervivencia. (la película no lo justifica, únicamente exhibe)
  • Que aquellos policías que aun intentan hacer su trabajo de manera ética sean los más perjudicados pues se ven limitados y aparte tiene que pagar en percepción pública la mala imagen de sus camaradas que ceden ante la corrupción.

A través de este discurso es donde la ficción camina, pero el director quiere ser contundente con su mensaje, quiere golpear al espectador y sacudirlo, así que de un momento a otro corta esa línea delgada entre ficción y realidad, trasladándonos a la última, mostrándonos las caras de quienes están encarnando a estos personajes, así como el material y la fuente de donde se toma inspiración, así como la preparación de los actores para encarar sus papeles a través del famoso “Método”. El mago revela su truco, pero no como una manera de sabotaje, sino para demostrarle al espectador que la realidad supera a la ficción; quizás esta es la parte más fuerte de la cinta pues aquí se plasman proclamas igual de duras que las del primer acto:

  • La necesidad del Estado por la oferta de policías al punto de que termina por hacer capacitaciones express que terminar por afectar la calidad de su formación.
  • La forma en como la corrupción en las altas esferas del poder termina por afectar también a los oficiales y que por desgracia muchos terminan por aceptarla para evitarse problemas o castigos que los perjudiquen en el trabajo.
  • Y sobre todo en esta última parte es donde se desentraña la esencia del oficial: una persona que vive con adrenalina, sin miedo a nada al punto de hacer las acciones más arriesgadas actuando en automático por instinto, guardando en el cajón de la guantera de su unidad cada una de sus emociones, únicamente sacando aquellas que le servirán de arma para tener la fuerza y el atrevimiento de sobrevivir en las calles de las grandes y pequeñas urbes.

Diferentes estilos visuales

La mezcla de estilos de la docu-ficción traducidos al lenguaje visual, desde una fotografía impecable que puede mostrar encuadres de diferente índole sin que la variedad de sustancias descuadre en la película; desde la perspectiva en primera persona del parabrisas de una unidad policial, hasta la grabación de un Iphone, le dan a la cinta una dinámica visual que genera una  sustancia de documental intimista, replicado muchas veces, pero ejecutado contadas de manera excelente, acompañada de una edición vertiginosa; Ruizpalacios luce su maestría técnica y la sabe explotar aun más enriqueciendo una narrativa ya de por si tan deliciosa en su contenido.

Guion: 3.5 – Trabaja en lo más primordial; sus personajes, siendo tan sólidos y bien desarrollados en sus características que hace demasiado sentido con la historia que nos cuentan

Dirección: 3.2 – La mezcla de estilos, el ritmo y la fotografía hacen de este un trabajo tan completo

Actuaciones: 1.9 – “El llamado método” es una de las técnicas histriónicas más difíciles de ejecutar, Raúl y Mónica, encarnan a la perfección sus papeles.

Extras: 0.4 – La mezcla de sonido es un detalle que por desgracia aparece en mucha de la filmografía mexicana

Calificación: 9.0

Combinando un lenguaje visual rico y creativo con un discurso empático y humanista de lo que significa ser un policía en el Siglo XXI, Ruizpalacios hace un trabajo sumamente original que lo coloca en lo alto del olimpo de los directores mexicanos.

Aun faltando unos cuantos meses para terminar el año cinematográfico, estamos quizás ante una de las mejores películas mexicana realizadas en los últimos años y la mejor cinta (para este servidor) del año.

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Acerca del autor

El Cine Actuario   @maxpower_ar?s=09   facebook.com/dvclocblog

Actuario/Economista, Amante del Cine, Devoto de Dios, Intuitivo, Curioso, Rockero de corazón, Fanático de los Libros y del deporte de las tacleadas, quesero, colchonero, diablo rojo. "Las estadísticas son la forma en que las matemáticas cuentan las historias" "El arte es una ciencia y el trabajo del critico al igual que el del investigador es exponer sus axiomas y teoremas al mundo" "Estar de acuerdo, en no estar en desacuerdo es saludable"


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