You Won’t Be Alone: El Bello y Siniestro retrato de una bruja adolescente
Que yo recuerde, nadie se había atrevido a apropiarse del estilo narrativo de Terrence Malick (hasta hace poco aún exclusivo), para exponer una historia ajena a los estándares impuestos por Hollywood. Un lenguaje de introspección, contemplativo hacía con su naturaleza y entorno, y desarrollado a manera de retazos visuales conectados por una narración “off” de sus personajes, el estilo visto en cintas como The Thin Red Line, Hidden Life y que llegó a su clímax como The Tree of Life, toma la forma ahora del terror para que su director, un novato y arriesgado Goran Stolevski, encause una historia sobre brujas que profundiza no solo en el folclor del sureste de Europa, sino también en tópicos como lo son el crecimiento, el despertar sexual, la búsqueda de identidad y la maternidad.
Estrenada en el Festival de Sundance y ganador del mejor debut directivo en Palm Springs, Stolevski también sorprende no solo al agregar capas a su relato y someterlo a un objetivo emocional, sino también al diferenciarse de Malick haciendo a su relato estrictamente cronológico, evitando la complejidad narrativa del veterano filósofo director, y por ende haciendo a su cinta “más amigable” hacía con todo tipo de audiencias.
La historia es siniestra. Para salvar a su bebé de ser devorado por una bruja, una madre le promete a esta criatura entregarle a su hija a los 16 años como sirviente, no sin antes tratar de evitar dicho trato y destino al enclaustrar a su hija dentro de una cueva sin contacto alguno con el mundo exterior. Los esfuerzos serán en vano, pues la bruja hará de esta niña su discípula, convirtiéndola y enseñándole los oscuros poderes de ahora su nuevo ser, siendo el principal, la capacidad de apropiarse del cuerpo y vida de una persona asesinada.
Lo que pudiera parecer en un principio una historia enfocada estrictamente en el horror y el folclor de las brujas, con la salida de la cueva de una ahora adolescente, Stolevski lleva a su relato a transformarse en una especie de “coming of age”, donde la nueva bruja, maravillada por su primer contacto con el entorno y la humanidad, buscará sin ningún escrúpulo, orden o valor, el experimentar distintas vidas hasta encontrar su identidad, placer y paz interior; todo esto mediante la manifestación de un horror gráfico que sirve como ese simbolismo hacía con el cambio de objetivos, crecimiento y su mismo desarrollo como “mujer”.
A destacar que en cada elemento predomina una excelente lógica interna, como por ejemplo la propia narración en voz “off”, que abarca el 90% del metraje y sus diálogos, y que nace del hecho que la protagonista es incapaz de hablar debido a que de bebé le fue infringida una herida en sus cuerdas vocales por la que ahora es su guía – bruja – maestra. Así mismo, el director no repara en imprimir un halo de misterio hacía la propia sexualidad del su personaje, incluso propositiva y por momentos visualmente, proyectándola como “andrógino”, para que esto pueda encausar una conexión orgánica hacía con las distintas vidas de las cuales se apropiará, hombres y mujeres, a lo largo del relato.
Por otro lado, el folclor y las costumbres de aquella sociedad se incrustan de manera soberbia a lo largo del relato; desde aspectos relacionales, familiares, matrimoniales y espirituales, hasta las labores separadas del hombre, la mujer y sus deberes hacía su comunidad. Dichos elementos aportan no solo al desarrollo de la protagonista, sino también al del segundo personaje con más relevancia en la historia: el entorno, en el cual Stolevski pone especial cuidado narrativo y técnico, con un juego de planos y luces que contrastan con la siniestra misión, haciéndola parecer por momentos una fábula, o un cuento de hadas sobre brujas devoradoras de entrañas.
La astucia narrativa del film es que la estructura depende de una misma “cambia formas”, por lo que los personajes secundarios son simples afiches, víctimas del “hechizo” o de su mismo entorno social. Todos(as) menos una, la guía bruja, que funge como un antagónico lo demasiado tétrico para surtir la tensión y el horror en cada una de sus apariciones, terror que la audiencia comparte con la adolescente que parece “solo querer vivir”. Dicho personaje, lejos de carecer de una estructura, es provista de un trasfondo soberbiamente espeluznante y a manera de leyenda, donde se revela su trágico pasado y el “por qué” de su búsqueda de venganza, retribución y deseo por la sangre de los recién nacidos. Este aspecto será relevante hacía su clímax y final, donde el elemento “maternal” (recurrente en este 2022), se volverá el protagonista y nexo entre alumna y maestra.
Otra cuestión a resaltar son los diálogos y el guion del propio Stolevski, que no se engolosina en su narración y que por el contrario, nutre de cuestionamientos filosóficos, espirituales y humanos a su protagonista, la cual se encuentra confrontada no solo por su mismo origen y naturaleza “malévola”, sino también por una humanidad que al principio le es ajena, y de la que después será parte en su propia elección de vida.
El protagonismo principal recae en Sara Klimoska, una actriz macedonia con buena experiencia a pesar de su edad (28 años). Por ahí aparece la reconocida internacionalmente, Noomi Rapace, que será una de las varias caras y vidas tomada por esta bruja.
Una de las mejores películas de terror de los últimos años y en general de lo que llevamos del 2022. Tan ingeniosa como siniestra, a pesar de apropiarse de un estilo “casi único”, Stolevski escapa de la patente al trasladar a esta hacía un relato de horror que se muestra equilibrado en cada uno de sus elementos, simbolismos y tópicos.