Anne of Green Gables, una historia que no envejece.

El año pasado reseñé la serie Anne de Green Gables que Netflix fué tan amable de regalarnos en su streaming. Y les contaba de lo mucho que esta historia es de mis favoritas a pesar de no haber leído la novela en las que se basa, pues soy fan de la mini serie canadiense de 1985 y la muy buena adaptación de Netflix.

Pues bien, cual historia de Janen Austen, ésta es de esas que son de época pero  que pasan los años y la historia sigue ahí fresca, linda, romántica, como si siempre se tratase de la primera vez que la vemos.

En esta ocasión no es distinto. Hoy le hablaré sobre la película ´L. M. Montgomery´s Anne of Green Gables´ de 2016, sí… 2016 y yo apenas me enteré de su existencia. Es una película para la televisión canadiense que tuvo además dos secuelas que se estrenaron en 2017 (Anne of Green Gables: The Good Starts y Anne of Green Gables: Fire and Dew).

La historia es la misma de siempre, Anne Shirley –Ella Ballentine – (que quisiera llamarse Cordelia porque suena más romántico) es una chica  que ha pasado las de Caín en su corta vida. Es enviada con los hermanos Cuthbert quienes esperan en su lugar a un chico al que adoptarían para que ayudara en las labores de la granja al ya muy anciano Matthew Cuthbert – Martin Sheen – .

La aparición de Anne no le es muy grata a Marilla Cuthbert – Sara Botsford –  quien pretende regresarla al día siguiente pues es un error que no pretende dejar pasar. Y la incesante charla de Anne no hace más que convencerla de que devolverla es lo mejor. Sin embargo, termina postergando la devolución más y más hasta que acaba acostumbrándose a tenerla en casa.

La llegada de Anne causa revuelo en el pueblo y las aventuras comienzan muy pronto y pareciera que todo le sale mal, sin embargo, su tenacidad y resilencia la ayudan a granjearse amigos y a sobreponerse a las tragedias que ocurren solo en su cabecita, como la tragedia que implica tener el cabello rojo y la cara llena de pecas, o no llamarse Cordelia.

La historia, para ser la primera de 3 partes avanza a ritmo rápido, lo que impide que los personajes sean desarrollados como uno quisiera. Y es que en hora y media no logramos conectar mucho con los personajes secundarios, pero como en la vida de Anne solo hay dos personajes que nos importan, aparte de Matthew y Marilla, son de estos de los que sentí tantita penita, sobre todo por el personaje de Gilbert Blythe – Drew Haytaoglu – porque no sé de quién fue la idea de un Gilbert Blythe con peinado de tonto siendo que se supone que es el chico rebelde que a todas les parece guapo. Más guapo se me Alfalfa de ´Little Rascals´ con eso le digo todo. Y lo peor del caso es que siendo un personaje tan importante, resulta decepcionante que no haya más interacción entre él y Anne. Pero con ese peinado de tonto y su metro y medio, nadie se cree que sea el chico guapo y rebelde, de verdad que un personaje de los más desperdiciados y mal elaborados que he visto.

Sin embargo Diana Barry – Julia Lalonde – tiene el mismo desarrollo que en otras versiones que he visto. Aunque he de decir que me gustó más en esta película la escena donde Diana se emborracha. Y es que se siente como cuando una de niña jugaba a vestirse con la ropa de su mamá y a tomar el té de la tarde. En esa escena el vestuario de ambas es como si estuvieran jugando a tomar el té y funciona muy bien con la posterior borrachera de Diana.

Sin embargo es la primera vez que veo el personaje de Marilla mostrando emociones y la vdd que no me agradó demasiado. Estaba acostumbrada a la Marilla seria, estricta, que no muestra señales de ablandamiento pero sin embargo no puede dejar de querer a Anne. En esta película, Marilla tiene demasiados momentos en que incluso hasta la vemos reir. Probablemente le quisieron dar una renovada al personaje pero a mi en lo personal me gusta mas cuando es seca, me recuerda a muchas madres mexicanas con vidas difíciles  que deben mostrarse serias por fuera pero por dentro son un amor. En fin, será cuestión de gustos.

Oiga y Martin Sheen, tenía rato que no veía actuando al señor. Se ve tierno. Y es que la verdad el personaje de Matthew Cuthbert en todas sus versiones es un amor. Uno no puede más que querer a ese buen hombre que a pesar de ser de pocas palabras termina siempre ganándose los corazones de los espectadores al consentir a escondidas a Anne o incluso atreviéndose a expresar su opinión frente a su estricta hermana . Martin Sheen nos entrega a un Matthew que a pesar de ser corto de palabras, tiene un corazón enorme y desde el primer momento se encariña de la niña parlanchina que resulta ser Anne. Su personaje se ve un poco más suavizado que los que me ha tocado ver antes y me gusta, es como el abuelito consentidor que todos queremos y a pesar de que su actuación no es tan sobresaliente, como quiera termina por robarnos el corazón.

Ahora bien, Ella Ballentine, en su papel de Anne Shirley está muy bien. No es excelente como en su tiempo lo fue Megan Follows, pero se desenvuelve muy bien. Además se nota más joven  que las demás actrices que han desempeñado este mismo papel, lo que nos lleva a que en esta película el personaje tiene 11 años y si los aparenta, está chaparrita y se ve más infantil que las antecesoras, ya que la Anne de Megan tenía 13 años al igual que la de Amybeth McNulty. Su Anne es muy buena, pero le falta un poco de chispa. No me malentienda, el personaje es bueno, pero en ratos se siente como un poquito forzado, pero no por ello deja de ser entretenido, pero le faltan los ojos soñadores con esa chispa de picardía.

Algo que siempre se agradece en esta historia es que sea filmada en la Isla Principe Eduardo en Canadá, donde la novela se desarrolla y que la cantidad de paisajes bellísimos, de esos que se usan de fondeo de pantalla, que te roban el aliento en cada toma, ese es un detallazo que va de la mano con la historia. Con esto le quiero decir que como en todas las versiones de esta historia, la fotografía es simplemente hermosa, Sea la temporada que sea.

 

 

De modo que si se llega a topar esta película por ahí, dele una oportunidad, déjese llevar por el encanto de esta bella isla, la charla soñadora de esta niña parlanchina y la ternura que despierta esta bella historia.  Créame que sigo esperando a ver si de pura casualidad a Netflix se le ocurre darnos otra temporada de AnnE with an E.

 

Hasta Pronto.

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