La Habitación: Inquilinos del México Moderno
Casi una década después de iniciarse el proyecto que reúne el trabajo de ocho directores mexicanos y tras inaugurar las actividades de la edición 12 del Shorts México, Festival Internacional de Cortometrajes de México el pasado mes de septiembre, por fin llega a la cartelera comercial la película La habitación.
El largometraje de Machete Producciones es una antología integrada por ocho historias que tienen lugar en la misma casa en distintos periodos del México moderno, dando inicio con el porfiriato para finalizar con las desapariciones de personas a principios del siglo XXI.
Las desventuras de los personajes –hechos trágicos y violentos- retratan los conflictos ideológicos, sociales, políticos y morales de distintos sectores de la sociedad que, transcurren en forma simultánea con momentos clave de la vida nacional aunque no en todos los casos guardan una relación estrecha con estos. Se la barajeo más despacio querido lector, por ejemplo en La vigilia de Alejandro Valle, presenciamos un caso de violencia contra la mujer previo al terremoto de 1985; de igual forma en La muerte de Iván Ávila Dueñas, niños de la calle sumidos en la pobreza protagonizan un episodio violento horas posteriores al asesinato de Luis Donaldo Colosio.
Si bien se trata de un ejercicio fílmico aceptable, al cual no hay nada que reprochar y por el contrario mucho que elogiar en lo que a diseño de producción se refiere, La habitación como cualquier cinta compuesta por cortos independientes dirigidos cada uno bajo la perspectiva de un director con distintas inquietudes, estilos narrativos y un menor o mayor oficio cinematográfico, resulta en su totalidad un producto disparejo.
Mientras los relatos revolucionarios El sueño de Carlos Carrera sobre la lucha de clases y La pesadilla de Daniel Giménez Cacho acerca de la venganza, ofrecen un inicio prometedor, La duermevela de Carlos Bolado que aborda el tema de la xenofobia a la que se enfrenta una familia china en México, parece irónicamente no tener vela en el entierro provocando la sensación de haber sido metida con calzador.
El erotismo de Ernesto Contreras brinda un respiro/suspiro ante tanta violencia; provoca, seduce, quizá en el tono que permea la mayor parte de la cinta uno esperaría menos sutileza por no decir cursilería y más atrevimiento, como suelen decir “nada más prenden el boiler y no se meten a bañar”, de cualquier forma es uno de los relatos más logrados y una de las mejores metáforas del periodo presidencial alemanista.
La soledad de Alfonso Pineda-Ulloa, es a mi parecer otro de los cortos más flojos, pese a sus buenas intenciones trayendo a la memoria la matanza del 68. Lo que merece rescatarse es el histrionismo del bebé, no es broma.
Completa el filme La evocación de Natalia Beristain, título que cierra con los lamentables acontecimientos actuales relacionados con el crimen organizado y la esperanza de restaurar un país en pleno deterioro.
La habitación es una obra irregular en su conjunto pero con una evidente intención de crear conciencia. Vale la pena su visionado. Al fin y al cabo, nos guste o no, en ésta habitación vivimos todos.