La Odisea: Dos horas de aburrimiento bajo el agua

El gran Jacques Cousteau fue, por decirlo de alguna manera, el padre del buceo como deporte. Creó el “acuapulmon”, pionero y promotor de la exploración marítima por buceo . El y su primera esposa Simone, compraron y adecuaron un barco usado al cual llamaron Calypso y en el iniciaron la aventura de su vida recorriendo por mas de 30 años los mares del mundo. Dejaron a sus dos pequeños hijos Philippe y Jean-Michel en un internado mientras se educaban y crecían para poder acompañarlos en sus travesías.

El conflicto que se creó con los hijos y en especial con Phillippe, el mayor, y los inicios del famoso explorador es el tema de esta película biográfica.

La vida de Cousteau es muy rica en contenidos; el oceanógrafo vivió 87 años en lo cuales no paró de  viajar, sin embargo en La Odisea el director Jerome Salle se pierde un poco en la relación entre padre e hijo cuando se acuerda que también había que presentar las exploraciones, y con unas tomas marítimas maravillosas, nos muestra esa parte de su vida.

Desgraciadamente cuando ya estamos entrados en los viajes,  después se vuelve a acordar que dejó al chiquillo en el internado y como era su triste vida, para después de nuevo regresar a como se formó la tripulación del Calypso y volverse a sumergir en el mar. La cosa es que, como dicen por ahí, se le hace bolas el engrudo y queda una película entre biográfica, documental y “Buscando a Nemo

Hay que reconocer que las actuaciones son muy buenas,  Lambert Wilson interpreta a Jacques Cousteu, Audrey Tautou a Simone, Pierre Niney a Philippe, entre otros.

La ambientación es muy buena, repito, las tomas marítimas son maravillosas, tal vez lo que más se disfrute en especial para aquellos que sientan fascinación por el mar y su vida interna, como su servidora. La fotografía al igual es soberbia.

Aquí el problema es la trama, que se les cae a cada rato y  hay momentos es que se torna lenta o con diálogos aburridos que no llegan a mucho. No se alcanza a apreciar el conflicto entre padre e hijo, y solo al final, en un enfrentamiento, se entiende cual es el problema, sin embargo le falta pasión,  verdad… ¡Garra, pues!

En los créditos finales explican, casi en tono de disculpa, que la película no es patrocinada ni hecha en conjunto con la asociación de Cousteau, ni tienen nada que ver con la familia del mismo,  complementando que solo se basaron en entrevistas y de la primera familia de Cousteau, razón por la cual se anduvieron con mucho cuidado por aquello de las demandas o malos entendidos, ya que se ve a leguas que mi Cousteau era un señor muy enamorado y con el ojo muy alegre…. Eso si me gustaría ver en una película, pero ya es morbo mío.

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