Las 10 Mejores Películas de Cantinflas
Celebrar a Cantinflas, es más que festejar la vida y obra de un personaje que se comió a Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes. Hablar de Cantinflas, implica englobar en una sola palabra, la transición y transformación del México del siglo XX; el que entre los frescos de Rivera y Tamayo, la pluma de Salvador Novo y la voz de Carlos Mosiváis, enlazaban a la cultura aristocrática con el pasmoso contraste de azulejos llenos de pobreza, ignorancia y analfabetismo que pese al yugo del autoritarismo gubernamental, asomaban la cabeza para dejarse ver y paradojicamente, formar parte del esplendor de la Ciudad de los Palacios.
Sustantivo, verbo, lengua astuta y escurridiza imposible de traducir, Cantinflas reescribió y aderezó un idioma, el del Quijote de Cervantes con todo y su Real Academia. Puso su estrella en el Hollywood de los Marlon Brandon, los Sinatras y Judys Garlands y se hizo portavoz del pueblo vestido de cuanto oficio se le atravesara; representando así, la asombrosa capacidad de adaptación e improvisación de toda una nación, una que orgullosa, lo vio nacer en sus carpas, le dio paso a los teatros y finalmente, lo nombró embajador mundial de su gran pantalla.
Hoy, el eterno admirador de Chaplin, torero del compromiso, boxeador de la burocracia y patrullero de los desprotegidos, cumpliría años y en Cinescopia lo celebramos con este top con sus 10 mejores películas.
Bonus. Conserje en Condominio (1974)
Mario Moreno, hombre de negocios ocupado y amigo de los poderosos, ponía de vez en cuando al teléfono a Cantinflas, para que llamara y los invitara lo mismo a echar tacos o a participar en una película. Eso pasó un día que el periodista Jacobo Zabludovsky, recibió la invitación de su amigo Mario y su cuatacho Cantinflas: “Quiero que trabajes en mi próxima película… no vas a actuar, vas a ser periodista y hacer lo que haces cada noche en la televisión.” Conserje en Condominio cuenta la trama de Úrsulo, un conserje en cuya humildad radica la inteligencia y cuyo trabajo consiste en resolver la vida de los habitantes de un edificio de lo más colorido; hippies, señoras copetonas, modelos y espiritistas que sacan lo mejor y lo peor de su incansable verborrea.
10 – El Patrullero 777 (1978)
Todavía recuerdo aquel 20 de abril del 93, cuando la noticia de que Cantinflas había muerto, se daba a conocer en la televisión. Aquello fue vivir historia. Ahí, a través de la pantalla de la Phillips que reinaba en la sala de mi infancia, las sirenas del escuadrón de policías del hoy extinto Distrito Federal, se encendían y lloraban la muerte del Patrullero 777. Fue estremecedor. Quizá, su comedia más cruda y moralizante en donde proyecta el reflejo de lo que se vivía en tiempos de López Portillo; una policía sobornable que atemorizaba por su abuso de poder, por un lado, y por otro, el despertar de una juventud entre arrancones, chavos banda y la búsqueda de su identidad. Dirigida por su fiel amigo Miguel M. Delgado y actuaciones de Fernando Luján, Norma Herrera, y Pompín Iglesias.
9 – El analfabeto (1960)
Para 1960 y de acuerdo a las cifras del INEGI, un 34% de la población en México mayor de 15 años, no sabía ni leer ni escribir. Había que hacer algo, levantar la voz y decirle a papá gobierno que sus hijos estaban en total oscurantismo y para ello, nadie como Cantinflas para hacer la denuncia. Matando dos pájaros de un tiro y logrando hacer del estudio, una cuestión motivacional. Cantinflas da vida a Inocencio, un analfabeto que tendrá que superar sus vergüenzas, miedos y carencias mediante el estudio, el mismo que le descubrirá el milagro del abecedario y una fortuna en forma de una carta que lo nombra heredero millonario. Exquisita metáfora del valor del saber.
8 – Un día con el diablo (1945)
La Segunda Guerra Mundial contó con la presencia de México en el lado de sus Aliados, el tinglado de Hitler y su locura acabaron en septiembre de 1945. Aunque aquello parecía el fin del conflicto que tuvo al mundo entero angustiado, aquello sólo significó el principio de un choque más, La Guerra Fría. A principios de ese 1945, Cantinflas dio vida a una de sus películas más controvertidas, en donde el patriotismo, la propaganda militar, una clara burla a Hitler y varios guiños a Chaplin, se ven representados en el personaje de Juan Pérez, nombre genérico que da vida a un borracho que por “error” se enlista en el ejército, muere en la batalla y logra tocar las puertas del cielo y una charla por demás interesante con Satanás.
7 – El 7 machos (1950)
En el mercado de la santería, los remedios infalibles y amarres, existe una potente loción que asegura atraer la buena suerte, cuyo nombre representa por un lado, al número 7 cabalístico y de la buena suerte y por otro, los 7 machos cabríos que simbolizan la fuerza y perseverancia. Uno de los productos esotéricos más importantes y afamados de nuestro país. En esta cinta, el reto para Cantinflas implica hacer un papel doble, el del criado Margarito y el de su gemelo, ni más ni menos que “El 7 Machos” un peligroso asaltante que amenaza con la paz y la tranquilidad de la haciendo de “Los Sauces.” Una comedia tipo western que resultó todo un éxito en la taquilla y un reconocimiento especial entre el público del sur de los Estados Unidos.
6 – La vuelta al mundo en 80 días (1956)
El director Michael Anderson tenía un proyecto sumamente ambicioso, incluir en su cinta (basada en la novela de Julio Verne) a toda clase de actores y actrices del Hollywood dorado, además de figuras emblemáticas de la época; por ahí, alguien le habló de que en el vecino patio trasero, había un actor que era la delicia de millones, un Chaplin mexicano. Él no lo dudó y lo incluyó en su película. Y aunque Mario Moreno se rehusó al principio, aceptó. Ganó un Globo de Oro y la película 5 premios de la Academia. Puede que la historia no sea la mejor, pero es de las pocas apariciones donde podemos ver al “peladito” haciendo algo un tanto distinto a lo que acostumbraba. Además, gracias a su participación, la cinta se pudo ver en México.
5 – El bombero atómico (1950)
Haciendo gala de su asombrosa capacidad de improvisación, ésta parece ser una secuela directa de “El gendarme desconocido” de 1941, además de convertirse en una de las películas que marcan un antes y un después en su filmografía; pues es a partir de ésta, que los oficios comienzan a cobrar fuerza, convirtiéndose en los personajes principales para sus películas. Cantinflas dará vida a Silverio, un hombre cuya responsabilidad le llega en forma de bocado de niña, su ahijada a quien tendrá que mantener por culpa del destino caprichoso, lo hará convertirse de forma totalmente azarosa, en bombero. La secuencia del baile es simplemente de antología, y quizá la mejor dentro de su repertorio
4 – El Padrecito (1964)
Sí, como fue empezando a ser costumbre hasta su última película, El padrecito tiene ese tono moralizante y educativo que a veces, ni todo el humor, ni todas las ocurrencias de Cantinflas, lograban evadir. Sin embargo y a su favor, resulta fascinante cómo se toca el tema religioso y se hace no sólo una crítica a las altas esferas de la sociedad “cristiana” sino que también, arremete con uno que otro chascarrillo a la iglesia. El padre Sebastián es una figura con la que, cualquier latinoamericano católico, hubiera querido confesarse. Cantinflas da vida a un sacerdote que lucha contra la opresión del rico y defiende al pobre. Una clara exposición del poder, el mismo al que él llegó a pertenecer.
3 – Si yo fuera diputado (1952)
Quizá, estemos ante la película que marca el clímax en la carrera de Cantinflas. Para entonces, Mario Moreno ya había hecho quince películas, contaba con el respaldo de un equipo sólido y la aprobación total de un público que hacía filas interminables en las puertas de los cines que estrenaban sus películas. Su buen momento se entiende y admira en algunas de sus escenas más divertidas al lado del gran Andrés Soler, con quien siempre tuvo una química genial. Cantinflas interpreta a un barbero que intercambia cortes de pelo y afeitadas por lecciones de abogacía. Su carisma y buena relación con el barrio, lo harán postularse como diputado local y ser el temor de Don Próculo, su competencia y viva representación del mal político. Una joya de cine mexicano
2 – El Bolero de Raquel (1956)
Una de sus actuaciones más memorables (la escena del baile) que años más tarde, un tremendo Jaenada imitaría casi a la perfección en la no tan célebre biopic de Cantinflas. El bolero representa también una enorme propaganda para Acapulco y entonces uno comienza a creerse eso de que Cantinflas, era por un lado, el personaje cercano al pueblo, pero que Mario Moreno era todo lo contrario. Una especie de Dr. Jackle y Mr. Hyde. En la cinta, Cantinflas la hace de bolero y saca como puede a su ahijado Chavita, en un absurdo, deciden irse a probar suerte a Acapulco, donde luego de ser rechazado como salvavidas, Cantinflas hará un baile con la mítica canción de “Bolero” de Maurice Ravel.
1 – Ahí está el detalle (1940)
Frase célebre del humorista y todo un lema que redondea en gran parte, la idiosincrasia mexicana. Ahí está el detalle fue el boom que catapultó a la figura de Cantinflas más allá de donde él mismo pudo haber pensado. La importancia de esta cinta va más allá de la actuación por demás brillante, cómica e hilarante del peladito; estamos ante un guion por demás sublime y un toque de improvisación que juntos definieron lo que sería el género cómico en el cine de la época dorada mexicana. 10° lugar en el ranking de las mejores películas del cine mexicano, cuenta la historia de una divertidísima confusión entre un gangster llamado Boby y un perro con el mismo nombre que desatarán una serie de enredos geniales salidos de la pluma de Juan Bustillo Oro. En donde todo tiene cabida; un celoso marido, su nerviosa esposa, una pícara criada, una esposa abandonada con ocho hijos y Leonardo del Paso, Cantinflas.
10 Comments
A mi siempre me ha gustado mucho la del señor Profesor y esa dnd es doctor. Como dice, siempre sacando lo mejor de los oficios, dándoles la dignidad que se merecen. Muy bueno su post doña Cat.
Gracias Chikilla. Sacó lo mejor de los oficios y a muchos les dio la dignidad que merecen, eso hay que rescatarlo indudablemente.
Así como Mario Moreno y Cantinflas tomaron vidas independientes siendo cada uno un ser distinto al otro, Cantinflas como personaje también se dividió en dos: El primero, “el peladito” de sus primeras películas, un personaje con maravillosas dosis de picaresca, que en pos de su propia supervivencia y a través de su ingenio, rozaba ciertos limites éticos y se saltaba ciertas normas, causando las mas hilarantes situaciones; El segundo, “el moralista”, ese personaje regordete y a colores, con roles sociales definidos (cura, medico, abogado, profesor, extra de cine, funcionario publico, etc) y que si bien busca mantener su esencia popular, trae consigo un empalagoso discurso sobre la moralidad y el deber ser, sobre pobres buenos y felices y ricos malos e infelices, sobre como ser “un ciudadano de bien” pero cuidándose siempre de no irrespetar al statu quo y al sistema imperante en sus cintas.
Tal cual mi querido Alejoxxx. Saludos y gracias por su comentario.
El Bolero de Raquel se volveria el modelo perfecto de la cinta comun de Cantinflas de ahi en adelante, una comedia con tonos semitrágicos que siempre nos hacían notar la triste realidad del status quo, especialmente con el final tan triste que tiene y, que de alguna manera, Cantinflas sabe regresarnos la sonrisa, literalmente, de una patada. Fue el paso casi blasfemo del blanco y negro al color en sus cintas mexicanas y de ahi pasamos de ver al peladito, al hombre que intentaba tomar la tragica labor de ser el antiheroe comico del pueblo
Así fue estimado Travsam. Hay un Cantinflas muy diferente a partir de las películas a color. Yo me quedo con las primeras. Saludos.
Son obras meastras sus peliculas a mi el que más me gusta es a volar preferidas.
En adelante, el Bolero de Raquel se conviertiría en el ideal de la cinta comun de Cantinflas, una comedia con tonos semitrágicos que siempre nos permitían observar la triste realidad del estatus quo, en particular con el final tan triste que tiene y que
Cantinflas Movies is big source of entertainment. Cantinflas shines as Passepartout, providing much of the film’s comic relief.