Los Días Francos: Una grata sorpresa dicho con franqueza

Después de 4 años de haber sido realizada y tras su paso por algunos festivales, la ópera prima de Ulises Pérez Mancilla por fin verá su corrida comercial en México a partir de este 7 de marzo. Melodrama protagonizado por Stephanie Salas; sí, la mamá de Michelle, la nieta de doña Silvia, la hija de la Pasquel, dicho sea con todo respeto, quien se gana a pulso sea destacada su interpretación -primer estelar en la pantalla grande- de una madre soltera madura quien, como sucede con gran parte de la población – agravándose por ser mujer- , se ve agobiada por las preocupaciones derivadas de la falta de empleo que a su vez traen como consecuencia una precaria situación económica. Ya sabe a qué me refiero querido lector, a cubrir todos los gastos de la casa, la renta, la colegiatura y manutención del infante de apenas siete años quien, además, no solo necesita lo material sino también la compañía de una madre que está ausente en la que quizá sea la etapa más importante de su vida.

Pues resulta que, mientras el chaval asiste al kinder con el disfraz improvisado hecho por la maestra para no desentonar en el festival escolar, la mamá ya entrada en años y actriz frustrada que vive de grabar infomerciales ve empeorar su situación al ser despedida. Lo peor es que, este hecho lejos de hacerla reconsiderar buscar otro tipo de empleo para salir adelante, provoca que se aferre en su empeño por vivir de lo que le gusta que es la actuación, aunque eso signifique que el niño se acostumbre a alimentarse “sanamente” con sopas maruchan y en vez de la compañía de la madre, le agarre el gusto a ser cuidado por el cuate de la tiendita, alma buena y noble quien ofrece su ayuda incondicional a la guapa señora que ni chista cuando le ofrece llevarse el abarrote fiado.

La cinta se deja ver como una serie de viñetas presentadas en un orden cronológico bien estructurado dando cuenta de los diferentes estados de ánimo y situaciones por los que pasa la protagonista quien se percibe como una persona cien por ciento real, alguien que por momentos evade su realidad frente al televisor, compartiendo el sufrimiento de los personajes en pantalla para dejar a un lado momentáneamente sus propios problemas. Una mujer convencida de que la única forma de conseguir el éxito es por medio de la “artisteada” llegando al grado de tratar de convencer al hijo para que siga sus pasos.

Amanda, nombre al que responde Stephanie Salas en el filme, es un fiel retrato de las personas, tanto mujeres como hombres (aunque haya quien se empeñe en ver el asunto como algo exclusivo del género femenino) que viven con la legítima esperanza de realizarse a través de lo que consideran es lo que hacen mejor en la vida. Y aquí es donde su servidor se preguntaba mientras la veía ¿Qué hacer cuando te encuentras en una situación a todas luces insostenible como la que se plantea en Los días francos? ¿Insistes en perseguir ese sueño que asocias con el éxito o renuncias a él para lograr la subsistencia quedándote con una sensación de fracaso? En el caso de Amanda recordemos que hay otro ser de por medio, el hijo.

A decir del director, la cinta está inspirada en los melodramas de la época de oro del cine nacional, no obstante,  también cuenta  con una crítica social muy al estilo del cine setentero que apunta en específico a la problemática laboral actual caracterizada por el desempleo, los bajos sueldos, la excesiva competividad, los reclutadores oportunistas y/o de dudosa reputación, y otros males que aquejan sobre todo a las grandes urbes como la Ciudad de México, aunque parafraseando a uno de los personajes “A veces es más cuestión de suerte”. Pero hago referencia a la CDMX de la clase media baja, la mostrada atinadamente aquí, la de los edificios con departamentos de rentas congeladas, alejados de todo el glamour del multiverso de Martita Higareda donde se empeñan en hacernos creer que solo existen la Condesa y Las  Lomas.

Es de agradecerse que evite traspasar la delgada línea que  separa el melodrama conmovedor del telenovelero. Si bien el deselance puede resultar demasiado complaciente tomando en cuenta la verosimilitud de la trama que, de seguir en ese tenor, debía quizás tener un final más apegado a la realidad, se entiende que la intención del director fue que el espectador se quedara con la sensación de tranquilidad. Después de todo, para ser francos, porqué no pensar que pese a todas las dificultades hay historias que tienen un final feliz.

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Acerca del autor

Flaco Cachubi     blogcinefantastico.blogspot.mx/

Amante del séptimo arte desde que tiene memoria o lo que es lo mismo desde que vio Superman. Sus géneros favoritos son el horror, la fantasía y la ciencia ficción. Ferviente admirador de Hitchcock y asiduo lector de Stephen King. El cine de luchadores, su máximo placer culposo. Se describe a sí mismo como un ser viviente que cultiva su mente, para ser un cadáver muy culto.


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