Spaceman: Tu soledad es autoinducida

Siempre me he considerado defensor de Adam Sandler como actor. No hay nadie más en Hollywood que parezca disfrutar de lo que hace mientras demuestra una humildad que no muchos tienen en la meca del cine. ¿Y es que quién no quisiera hacer películas con sus mejores amigos sólo para divertirse al mismo tiempo que elige roles más experimentales para probar su calidad como actor? Sin embargo, así como hay que admitir que Sandler tiene comedias que valen la pena, también hay que aceptar que no todos los dramas en los que ha participado han sido sobresalientes (la soporífera “The Cobbler” y la sermonera Men, Women and Children” prueban este hecho). Y lamentablemente, “Spaceman” se acerca más a estas obras que a otros de sus trabajos serios más conocidos y destacables.

Y por ahí hay que empezar: la calidad de Sandler en el género dramático permanece incuestionable e intacta. Él da una introspección hacia varios sentimientos relacionados al aislamiento, el matrimonio y el recuerdo de aquellos momentos con esa persona especial que escogiste para pasar tu vida a su lado, denotando ciertos atisbos de romance y melancolía. Así mismo, las interacciones entre el astronauta y la araña extraterrestre Hanuš (la voz de Paul Dano es muy relajada y permite una mayor calma para que el astronauta vaya abriéndose, como si fuera una terapia) incurren en algunas conversaciones filosóficas acerca de la sanación del alma, la exploración del pasado y valorar la conciencia sobre el ego. Por desgracia, todo esto es lo más rescatable, porque el resto no tiene de donde agarrarse.

El guion está lleno de esbozos de buenas ideas, pero por la dirección de Johan Renck es redundante, dando vueltas alrededor de los mismos temas una y otra vez. La historia es bastante predecible, plana, expositiva y nunca desarrolla del todo como debería sus analogías a la soledad y al aislamiento, sobre todo porque a diferencia de otros casos, aquí queda claro que es el protagonista quien lo hace. Esto debería ser suficiente para tener material de sobra y destacarse por sobre otras producciones similares, pero no las aprovecha como debería.

El otro problema parte desde su misma premisa. ¿Cuántas veces se ha visto una historia sobre una persona que va al espacio para reconciliar una relación, donde el cosmos sirve más como una metáfora hacia un examen de conciencia sobre las decisiones que se hicieron en el pasado? “Contact”, “Ad Astra”, “Gravity”, “Interstellar”, “First Man” (los más clavados en la materia incluso podrán decir que toma mucho de “Solaris”). Aquí no hay nada nuevo que explorar más allá de la araña extraterrestre. Aunado a su ritmo lentísimo, da la sensación de que este proyecto no daba para ser algo más que un mediometraje o un videoclip muy largo.

Del resto del reparto no hay mucho que comentar, tanto Carey Mulligan como Isabella Rossellini están desperdiciadas (es una lástima, porque Mulligan no sólo interpreta un rol diferente a la perra malvada que suele hacer, sino que sus escenas con Sandler llegan a ser un poco tiernas). A lo mucho puede añadirse la ambientación estética como un complemento que fortalece un primer acto bastante sólido, pero como siempre, los visuales deben ser un aditamento que mejore el producto, no un salvavidas de último recurso.

Spaceman intenta con todas sus fuerzas ser poderosa y profunda, pero se esfuerza tanto que su atmósfera contemplativa vuelve pretenciosa y superficial una reflexión sobre la soledad, la depresión y el duelo. En vez de volar hacia el cosmos e investigar que hay en Júpiter y más allá del Infinito, prefiere quedarse a orbitar la atmósfera terrestre. Incluso una obra tan divisiva como “Perfect Days” aborda mucho mejor estas temáticas sin necesidad de llamar la atención a todos lados. Es otro caso donde la actuación se come al guion, pues en su intento de lucir más de lo que realmente tiene, el resultado final se asemeja más a un libro de autoayuda. Mejor suerte para la próxima, Adam.

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Acerca del autor

Uriel Salvador     twitter.com/UrielSalvadorGS

Escritor, analista, crítico, gamer, investigador, actor (especializado en doblaje), fotógrafo. Pero ante todo, soy un amante del cine.


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