100 Años de Nosferatu, la obra cumbre del Terror

El fin de semana (para ser precisos, el cuatro de marzo) se cumplieron 100 años de la que aún es la mejor obra del terror en toda la historia del cine. No, esto no es ningún fan service, y es que a un siglo de su estreno “Nosferatu” funciona y sigue vigente, aterrando desde tiempos inmemoriales con la presencia siniestra por antonomasia: el vampiro Max Schrek, el cual de la mano del Maestro F.W. Murnau es enmarcado de una única e irrepetible atmósfera, haciendo suya la oscuridad, la niebla, las sombras.

Con un poco de malicia, Grau, Muranu  y Galeen (productor, director y escritor) tomaron sin pedir prestado elementos del relato clásico de Bram Stoker para llevar a cabo el origen fílmico del Conde Drácula, rebautizado como el Conde Orlok y apodado siniestramente como “El Nosferatu”. Magistral en forma y contexto, el manejo de la luz es trascendental para la aparición del vampiro cinematográfico en la piel de Max Schrek, actor de origen teatral que según las leyendas era en realidad un ente oscuro al servicio de un joven cineasta aturdido por terminar lo que si fue una accidentada producción (un obvio mito que sumaría a su tétricoestatus).

Una obra de horror fundamental, podríamos posicionar a Nosferatu no solo como la oscura cúspide del expresionismo alemán, sino también como la del género, también iniciadora de aquellas “maldiciones” y leyendas negras, costándole al mismo Murnau su propia cabeza cuando los cultos satánicos profanaran su tumba en nombre del Nosferatu.

Alfa y omega del género, esta pieza inmortal todavía es capaz de erizarte los vellos y causarte pesadillas gracias a sus poderosas y siniestras imágenes. Pero más allá del terror de su imaginería, Nosferatu posee una calidad narrativa que como toda la obra del gran Murnau, fue adelantada a su tiempo.

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El ocultista productor

El verdadero creador y genio detrás de Nosferatu fue Albin Grau, productor, guionista, director de arte y publicista de la maquinaría de cine alemán. Si bien la obra de Stoker fue la “copiada”, Grau ideó su película de vampiros gracias una experiencia vivida en una trinchera mientras este luchaba en la Primera Guerra Mundial, y donde una noche varios soldados contaron historias de terror, entre ellas la de un pastor serbio que relató haber enterrado a su padre para después verlo convertirse en un “vampiro” que asolaba y asesinaba personas en su región. Grau quedó tan impresionado por ese cuento que mientras laboraba como diseñador de carteles de varias de las cintas del expresionismo alemán, echó a andar sus influencias (Grau era un conocido ocultista y maestro esotérico, fundador de la logia mística Hermanos de Saturno) para contarle su idea al guionista, Henrik Galeen, y después acudir con el libreto en mano con F.W. Murnau .

Grau se desempeñó no solo como productor, sino también como el director de arte y de vestuario. Se dice que muchos de los escenarios están repletos de una simbología esotérica que alude al ocultismo de sus logias.

La tumba profanada

Estamos hablando de F.W. Murnau, sin duda uno de los mejores cineastas de toda la historia, fundamental para la comprensión del lenguaje y géneros como el horror, el suspenso, el romance y la fantasía (incluso para muchos, Murnau filma la mejor película muda de toda la historia: Sunrise). Siendo aviador durante la Primera Guerra, Murnau sobrevive a ocho accidentes antes de dedicar su vida al cine y al expresionismo alemán. Tras ser un revolucionario de este arte, Murnau  muere en un choque fortuito en 1931 en la costa de California. Su funeral es en Alemania, donde Fritz Lang, Greta Garbo, Emil Jannings, conceden algunas palabras.

Sin embargo su historia no termina ahí, pues su tumba fue profanada en dos ocasiones. La primera a mediados de los 70; la segunda muy reciente, el 15 de julio de 2015, cuando se descubrió que la entrada al mausoleo había sido forzada y de entre los restos había sido sustraído el cráneo, siendo también la tumba víctima de unos rituales satánicos dados las evidencias y materiales encontrados en el suelo.

El actor vampiro

Max Schreck (Schreck en alemán significa “terror”), fue un actor de teatro más identificado por su vena paródica – cómica que también lo llevó a convertirse en un “maestro del disfraz”. Aunque participaría en más obras a lado de Murnau entre sus más de 45 créditos, su temprana muerte en 1936 ayuda a construir el mito de que el Nosferatu era real, un vampiro salido de la ultratumba para estelarizar una ficción sobre su propia realidad. Nada más falso, aunque la creencia es honestamente hipnótica.

La terrorífica censura

Dos factores influenciaron la censura y la pérdida (por un largo período de tiempo) del material original; el primero fue la demanda de la viuda de Bram Stoker, la cual al ganar en los tribunales, envió a enlatar la cinta. Grau y Murnau escondieron los negativos originales, los cuáles serían proyectados clandestinamente por la misma industria alemana tras el fallecimiento del director en 1931.

Aunque su distribución internacional solo alcanzaría a algunos vecinos del país alemán, de nuevo la censura en muchos de ellos (Suecia prohibiría la cinta debido al terror que causaba en sus proyecciones) y posteriormente la Segunda Guerra, darían por perdidos los negativos originales.

La restauración

En 1977, Luciano Berriatúa, director, guionista, restaurador y crítico de cine español, descubre algunos archivos y secuencias en la Filmoteca Española. Pronto “Nosferatu” se convierte en su obsesión, y emprende una campaña para recomponer al film en base a muchos archivos perdidos y dispersos por toda Europa, pero los resultados nunca son satisfactorios, dejando el film incompleto y sin coherencia. Berriatúa persistiría en su misión hasta encontrar en el Cineteca de París una copia de la cinta original en perfectas condiciones. El español escribiría el libro “Nosferatu: un film erótico-ocultista-espiritista-metafísico”, y se dedicaría a restaurar el film durante varios y largos años. Finalmente en 2006 se lograría la restauración actual y definitiva.

La ficción

Existe una excelente versión ficticia sobre el rodaje de Nosferatu llamada The Shadow of the Vampire, la cual relata el mito detrás del cuestionamiento: ¿Max era en realidad un vampiro? Con un impresionante Willem Dafoe como Schrek y John Malkovich como Murnau, la cinta lograría una nominación al Oscar para Dafoe.

Vampiros a la luz

Como el presupuesto de la cinta era bajísimo, Murnau decidió rodar de día muchas de las escenas “nocturnas” de la película, confiado de que el tintado azul en la post producción sería suficiente para hacer lucir al Nosferatu en su hábitat natural. Sin embargo tras la censura y la victoria de Stoker en los tribunales, muchas de las copias quedarían sin este entintado, por lo que el vampiro se pasearía por las calles en plena luz del sol. La copia restaurada de la actualidad, corrigió de una vez por todas el error de producción.

El remake

Werner Herzog declaró que “Nosferatu” era la mejor película alemana jamás realizada. Posteriormente Herzog, por más admiración que otra cosa, dirigiría un remake en 1979, el cual es lo bastante decente como para considerarse también dentro de las mejores cintas basadas en la obra de Stoker.

No fue la primera

Pese a los que muchos piensan, Nosferatu no fue la primera película sobre Drácula. En 1921 en Hungría se estrenaría  “La muerte de Drácula”, dirigida por Karoly Latjay y basada en los textos de Stoker. Dos curiosidades en torno a esta cinta; la primera es que presentaba a Drácula como un músico loco recluido en un manicomio; la segunda es que el guion corre a cargo de Michael Curtiz, el afamado director que años más tardes dirigiría uno de los mayores clásicos de la historia: Casablanca

“Prana”

El nombre de la productora era una fachada para esconder el verdadero objetivo ocultista de Grau. Y es que al final parece que Nosferatu no solo era un film, sino un vehículo esotérico para los ejecutivos e inversores inmiscuidos. La palabra por si misma (Prana) es un término del sánscrito para referirse al “fluido vital”, es decir, la sangre. Para las logias de Grau el sacrificio de la sangre era el único modo de que la luz triunfe sobre la oscuridad y el mal, y es por eso que el vampirismo era tan importante para estos círculos. El símbolo de la productora es un yin encima de un yang, la luz venciendo a la oscuridad.

Prana llegaría a su fin con la demanda de la viuda de Stoker. Irónico.

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


2 Comments

  • ¿Pero de qué está hablando? La mejor película de terror de la historia es esa donde salen gatos antropomórficos que bailan. Es como una de esas cosas que le pondrían a Alex DeLarge para quemarle el cerebro.

    Ya hablando en serio, la vi hace un par de días, y aunque discrepo en eso de llamarla la mejor película del género (Kubrick, Hitchcock, Polanski y Friedkin todavía conservan ese puesto), puedo ver el porqué de esa postura: ¡todavía da miedo! Algo que casi todas las películas de terror no pueden decir (bueno, esta también comparte esos problemas porque mi generación ubica al personaje por esa broma de Bob Esponja donde el vampiro está jugando con las luces).

    Por cierto, en Internet circulan 2 versiones: una de 1:21 y otra de 1:34. Vi la segunda, ¿pero cuál es la versión oficial?

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    • Así es estimado, aún da terror alguns planos.
      Existen dos restauraciones y ambas son oficiales. La más adecuada o más cercana a lo que se quiso filmar es la de 1:34

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