Star Wars The Last Jedi: Aceptar la muerte o el renacer
La Primera Orden se ha vuelto más poderosa y tiene contra las cuerdas a la Resistencia liderada por Leia Organa (Carrie Fisher). El piloto Poe Dameron (Oscar Isaac) lidera una misión para destruir un acorazado de la Primera Orden. Mientras tanto, Rey (Daisy Ridley) tendrá que definir su futuro y su vocación, y Luke (Mark Hamill) revaluar el significado de su vida.
¿A quién se le ocurrió dar, al casi novato, Rian Johnson (Looper) la responsabilidad de esta entrega? Pues mira ¡sabe! Lo cierto es que todos estos giros que le dio (justificados o no) le dieron un nuevo “aire” a la saga. He de confesar, como es mi costumbre, que esos aires de repente tienen un olor putrefacto, pero al final la frescura prevalece, tal vez no para los acérrimos seguidores, quienes se han mostrado sumamente indignados, pero parece que a los fans más jóvenes les pareció maravillosa.
No es mi costumbre rasgarme las vestiduras por una cinta de este tipo, cuya única función es entretener. Y no se me ofendan, que no es esa la intención, pero aceptemos que así es. Los que crecimos con esta historia demandamos más y más, y lo cierto es que parece que la historia en su concepto original ya no da para producir más millones, ahora hay que crear personajes nuevos sacados de quién sabe dónde, mientras alargamos la vida (más allá de la vida) a los personajes originales.
The Last Jedi trajo para mí sentimientos encontrados, literal la viví en la bipolaridad, fui del: “voy a llorar”, al “ay no inventes” (la verdad es que dije más feo, pero trataré de mantener la cordura). Me ofendí, después me dio un ataque de risa, me volví a ofender, quedé de nuevo al borde de la lagrimita y así sucesivamente en este “loop” interminable, pero una vez finalizada la función y comentando con mi joven padawan, llegué a la conclusión de que la disfruté, me divertí y pasé un buen momento. La cosa es que, ¿desde cuándo una película de Star Wars se considera divertida?
El sentido del humor, la desmitificación de nuestras figuras de culto, de nuestros héroes vaya, ha venido a rescatar las producciones del 2017. Tal parece que a nadie le importó ver convertido al Dios del Trueno en un bufón, todos aplaudieron la personalidad del nuevo Spider-man mientras se revolcaban de la risa; hasta perdonaron a Ben Affleck por apoderarse del Caballero de la Noche al convertirse en el blanco de los chistes en Justice League, pero en Star Wars el humor puede resultar ofensivo para algunos seguidores.
Mi acompañante, un adolescente de 15 años que heredó su gusto por los personajes de George Lucas de su padre, me hizo un comentario muy acertado al final de la cinta: “Cada vez hacen más para niños las películas de Star Wars”. ¡Y es cierto! Aunque muchos de nosotros las vimos siendo niños, nos hicimos adultos con ellas y las convertimos en algo muy serio, pero estas historias en realidad nunca fueron para niños… hasta ahora.
The Last Jedi mantiene sus buenas escenas de acción, tiene un duelo de sables maravilloso (que nunca superará a los primeros, eso ya lo sabemos), la guerra entre el bien y el mal continua y la esperanza no muere. Más que glorificar una victoria, se apegan a la supervivencia y a la posibilidad de renacer, a mantener esa “chispa” rebelde. Los actores veteranos se aprovechan de la veneración que les tenemos y los pobres novatos, nada más no dan una.
Poe Dameron (Oscar Isaac) nunca le llegará a los talones a Han Solo (Harrison Ford), ni Rey (Daisy Ridley) podrá dar significado a su inexplicable fuerza. Finn (John Boyega) sigue sin justificar su presencia, es más, parece solo un requisito para no tener problemas con el sindicado de actores afroamericanos. Serkis se convierte una vez más en un personaje creado por computadora, del que al menos yo, no tenía conocimiento ni de su existencia, ni de la existencia de la Primera Orden. Hay una larga lista de actores que sacrificaron su cara por dar voz o por portar el casco de Stormtrooper, con tal de ser parte de esta saga, y estoy hablando de actores como Joseph Gordon-Levitt y Tom Hardy.
Carrie Fisher y Mark Hamill cuentan con nuestro cariño para hacer y deshacer como les de su gana. Esta cinta fue dedicada a ellos, a Carrie por su recuerdo y a Mark por esa deuda de protagonismo que por fin quedó saldada. Son ellos y la música de John Williams los únicos que nos mantienen unidos a la nostalgia de la trilogía original, y eso duele.
Para los ofendidos no hay un blanco a dónde apuntar su ira, ya que culpar al creador no aparece en las opciones. Los directores nuevos traen a cuestas a George Lucas y jamás serán como él, pero no hay que olvidar que en primer lugar fue él quien vendió su alma al diablo por muchos millones de dólares y la entregó junto con el corazón de todos sus seguidores. Lucas sigue teniendo millonarios ingresos por esa razón y por su coparticipación en las cintas, aunado a que da opiniones del tamaño de: “hermosamente realizada”, para alentar a los seguidores a seguir abarrotando las salas. No sé usted que opine de esto, pero eso para mí es alta traición.
Star Wars no va regresar a ser lo que era, porque la esencia original murió hace mucho tiempo. Sobrevivir como fans de Star Wars requiere de aceptar ese hecho y seguir adelante, tomar la nueva versión que otros nos ofrecen, o no hacerlo y desistir; dejar morir la saga en la tercera película y no pedir por más. Yo todavía no estoy lista para hacerlo.
4 Comments
Como escribí en el post del amigo Fett, aun no vi la película pero fui advertido por varios, así que voy con reservas. No obstante, me gusta tu perspectiva; la saga pretende renovarse y eso demanda, de forma obligada, desacoplarse de los cimientos que fueron parte de la vieja saga. Podemos, entonces, disfrutar de esta nueva propuesta como un producto independiente o pasar de largo y quedarnos con el recuerdo de lo que fuera, de aquella saga que es “más” por que la vimos cuando niños e hizo un hueco en nuestro imaginario que por otra cosa. Mañana iré a verla para tener mis propias impresiones.
Muchas gracias por su comentario. Ojalá la película sea de su agrado y nos comparta su opinión. Saludos!
“Tanto universo expandido de donde robar buenas ideas…”
La verdad no pienso ver la pelicula, solo pienso en lo que me hizo convertirme en fan de Star Wars:
1. la mini serie de Guerras Clónicas que salio en Cartoon Network para unir el episodio 2 y 3 hace tantos años.
2. Los juegos de Caballeros de la Vieja Republica, sobretodo el segundo con toda su descontruccion y su ambigua moral.
Rogue One fue excelente, solo espero que los spin off sigan siendo buenos y simplemente llenar los huecos de la historia principal o leer alguna version novelezca.
Buena reseña, saludos!
Los spin off tienen esa ventaja, son buenos porque llenan esos huecos que menciona. Como fanático de Star Wars es una decisión muy valiente (y difícil claro) no ver las nuevas películas y mantener su amor intacto por la saga. Ojalá yo tuviera esa valentía. Saludos!