Entramos a la recta final de la 74a edición de La Biennale y por fin los locales han atinado quizá no entrar a los gustos del jurado, pero si en los del público con el peculiar musical Ammore e malavitta de de los hermanos Marco y Antonio Manetti, obra que a manera de comedia y thriller nos sitúa en el ambiente de la Camorra y de dos familias muy al estilo de Romeo y Julieta, divididas por el conflicto y unidas por el amor. Sicarios, jefes haciéndose pasar por muertos y situaciones que rayan en lo absurdo, la crítica y el público han recibido con mucho humor y aplausos a la propuesta italiana salida totalmente de este molde cinematográfico que representa la dramática selección oficial. Muy seguramente no la veremos en los premios, pero a menos ha dejado una sonrisa y un muy buen sabor de boca entre todos.
Parar cerrar la octava jornada se presentó la otra extrañeza de esta selección Sweet Country del australiano Warwick Thornton, un western ambientado en la década de los años veinte del siglo pasado en Australia que tiene la peculiaridad de contar con una nómina de actores aborígenes sin previa experiencia, a los que apadrina un Sam Neill, histrión que en los últimos años ha estado muy metido en producciones de su continente. La historia sigue a un aborigen que es acusado de haber cometido un asesinato y de cómo este debe huir de la justicia junto a su esposa. Ha tenido una notable acogida por parte de la crítica, elogiando su narrativa y mensaje anti racista y su fuerza estética. En una de esas la podremos ver dentro de las premiadas
Mañana se presentan Angels Wear White de Vivian Qu y Mektoub, My Love: Canto Uno de Abdellatif Kechiche.
El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB)
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